The Last Detail

Adaptación de una novela de Darryl Ponicsan escrita para la pantalla por Robert Towne (“Chinatown”) y dirigida por Hal Ashby en su mejor época como director. Y por si fuera poco, contiene a su vez uno de los mejores y más importantes papeles de Jack Nicholson antes de “One Flew Over The Cuckoo’s Nest” (quizá con el de la propia “Chinatown” y “Five Easy Pieces”). El argumento tiene como protagonistas a tres hombres: dos marinos (Nicholson y Otis Young) que deben escoltar a otro joven marino (Randy Quaid) que ha sido condenado a ocho años de cárcel de manera aparentemente injusta, ya que únicamente había intentado robar cuarenta dólares. En su viaje por la costa este de los Estados Unidos durante el invierno, se producen una serie de encuentros y vaivenes personales entre los tres hombres, con alternancia de episodios cómicos y dramáticos. Se trata de otra muy buena película, muy humana, cerca y realista, del que quizá es un realizador no lo suficientemente reivindicado por sus logros durante esta década de esplendor del cine norteamericano, de la que precisamente junto con Nicholson y Towne fue uno de sus máximos exponentes.

El director de fotografía de “The Last Detail” fue Michael Chapman [ASC], que realizaba su debut como tal únicamente porque el director de fotografía inicialmente previsto (Haskell Wexler) no pudo conseguir el permiso de trabajo correspondiente para filmar en la costa este de los Estados Unidos. De manera que Chapman, inicialmente previsto como operador de cámara, asumió el rol de director de fotografía, parece ser, no obstante, que tras haber sido sopesados tanto Néstor Almendros como Gordon Willis (cuyo debut en cine fue de la mano de Ashby), que no se encontraban disponibles. Chapman, por supuesto, era el operador de cámara de Willis, incluyendo “Klute” (1971) y “The Godfather” (1972) y, posteriormente, desarrolló una interesante carrera como director de fotografía con títulos para Martin Scorsese como “Taxi Driver” (1976) y “Raging Bull” (1980, su primera nominación al Oscar) o Philip Kaufman, como “The Invasion of the Body Snatchers” (1978) o “The Wanderers” (1979). Posteriormente, después de algunas incursiones en la dirección, Chapman se acomodó más en comedias como “Ghostbusters II”, “Kindergarten Cop” o “Six days, Seven Nights” para Ivan Reitman, aunque volvió a ser nominado al Oscar por su trabajo en “The Fugitive” (1993) a las órdenes de Andrew Davis.

Teniendo que cuenta que Ashby quiso rodar con Wexler, Almendros o Willis, no resulta extraño que la fotografía de “The Last Detail”, aún en manos de Chapman (quien además tiene un pequeño cameo con taxista) sea o resulte extremedamente naturalista. En cierto modo, hay quien ha escrito que se trata de un trabajo godardiano por parte de Chapman, ya que de alguna manera parece que el director de fotografía norteamericano sigue o continúa las técnicas que Raoul Coutard aplicase durante los años 60 en Francia. Esto es cierto hasta cierto punto, ya que hay un buen número de escenas de “The Last Detail” que están iluminadas rebotando aparatos de luz de tungsteno contra el techo, consiguiendo así equilibrar las exposiciones con respecto a fondos de luz natural, por lo general. Pero Chapman va más allá, o por lo menos, más lejos que el Coutard de los 60, ya que en este film existen mezclas de temperaturas de color muy diferentes que lo hacen muy interesante. De un lado, esa luz de tungsteno, nunca completamente corregida, luce siempre un poco amarillenta con respecto a la luz diurna que entra por las ventanas de las estancias o del tren. Y de otro, porque también aparece mezclada en muchas ocasiones con tubos fluorescentes, por lo general del tipo “daylight” que lucen cián-azul. En los años previos, casi cualquier operador los hubiera sustituido o bien corregido en cámara o en el laboratorio, pero este film pertenece a esa nueva tendencia de los 70 en la que precisamente se concebían esas mezclas como algo mucho más natural y cercano, comenzando por “The French Connection” (1971).

Por otro lado, Chapman demostró que había aprendido cosas de Willis o incluso que las sabía copiar a la perfección, ya que la célebre “luz de ataud”, “coffin light” o “chicken coop” típica de su maestro está presente en un buen número de secuencias y empleada de idéntica forma: repartiendo un buen número de luces practicables por el encuadre y dejando que las mismas iluminen todo lo posible el mismo. Pero como con las emulsiones (100 ASA) y lentes (T2.3) de la época ello por lo general no era posible, esa luz cenital, algo más fría que las mismas, es la que ilumina realmente las escenas. A veces Chapman incluso muestra alguna bombilla o un gran globo chino como fuente de luz integrada. El aspecto global no es especialmente vistoso, pero sí que es muy realista. No hay nada apenas bello en la fotografía de “The Last Detail”, al menos en cuanto a la creación de imágenes se refiere. Pero la sensación de realidad que desprende es justo la necesaria para que la propia película funcione como tal, ya que el estilo de Chapman no es para nada intrusivo y deja que las cosas y los intérpretes fluyan con absoluta naturalidad, que justo era lo que necesitaba la película.

Eso sí, el aspecto de celuloide forzado, con negros pobres y mucho, muchísimo grano en pantalla, así como el uso de lentes antiguas (o mejor dicho, de las lentes de la época pero a diafragmas grandes) luce espectacular, lo que hace que “The Last Detail” haya envejecido mucho pero que continúe ofreciendo un aspecto y una textura fotoquímica pura que es digna de admiración, como lo es el sencillo trabajo de Michael Chapman. Éste, sin embargo, no tuvo una carrera fácil, porque después de realizar este muy buen trabajo, tuvo que volver a su antiguo oficio de operador de cámara en “Jaws” (1975), poniéndose a las órdenes del director de fotografía Bill Butler y de Steven Spielberg, ya que como él mismo reconocía, se encontraba en una situación económica desesperada en aquél momento. Sin embargo, el rápido éxito de “Taxi Driver” lo encumbró al año siguiente. Y aunque Chapman fue un hombre que, como el mismo reconocía en “Masters of Light”, se cansó pronto de su profesión, dejó por el camino algunos títulos que hacen que su nombre merezca seguir siendo recordado por todos los aficionados a la fotografía cinematográfica en particular y al cine en general.


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Título en España: El Último Deber
Año de Producción: 1973
Director: Hal Ashby
Director de Fotografía: Michael Chapman, ASC
Ópticas: Panavision esféricas
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

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