The Last Duel

Adaptación cinematográfica de un libro de Eric Jager, ambientado en Francia a finales del siglo XIV, que tiene como protagonistas a Jean de Carrouges (Matt Damon), a su esposa (Jodie Comer) y al viejo amigo del primero de ellos, y ahora enemigo, Jacques Le Gris (Adam Driver), cuya rivalidad quedó forjada después que Carrouges contrayera matrimonio con su esposa y Le Gris, por decisión del Conde Pierre (Ben Affleck), adquiriera la propiedad de las tierras que originalmente iban a formar parte de la dote de su mujer. Con guión escrito por Nicole Holofcener (nominada al Oscar por su texto para “Can You Ever Forgive Me?” en 2019) y por los propios actores Matt Damon y Ben Affleck, “The Last Duel” afronta territorios ya conocidos por el cineasta británico Ridley Scott, tanto por la temática sobre los duelos y el honor (“The Duellists”, 1977, su debut en cine) como por la reconstrucción de época, con desiguales resultados en “1492: Conquest of Paradise” (1992), “Gladiator” (2000), “Kingdom of Heaven” (2005) o “Robin Hood” (2010). Afortunadamente, en el presente caso, con una estructura episódica y diferentes puntos de vista que recuerda claramente a “Rashomon” (Akira Kurosawa, 1950), nos encontramos ante una película muy hábil e interesante, bien interpretada y realizada, que sin enamorar supone uno de los mejores trabajos de su director desde hace bastantes años.


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El director de fotografía es el ya habitual del cine de Ridley Scott desde hace muchos años, el polaco afincado en los EEUU Dariusz Wolski [ASC], que apareció en la escena cinematográfica a comienzos de la década de los 90 con películas como “The Crow” (Alex Proyas, 1994) y, precisamente, otro par de títulos de la mano del hermano de Ridley, el fallecido Tony Scott, que lo empleó sucesivamente en “Crimson Tide” (1995) y en “The Fan” (1996). Consolidado en la industria como un director de fotografía especializado en crear imágenes atractivas y preciosistas, con orígenes además en el mundo del videoclip, posteriormente Wolski trabajó en películas como “A Perfect Murder” (Andrew Davis, 1998), “Coyote Ugly” (David McNally, 1999) e inició una relación profesional con el director Gore Verbinski a raíz de “The Mexican” (2001), que fue la que a buen seguro le llevó a trabajar en “Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl” (2003) y sus tres primeras secuelas. También en esa época comenzó una colaboración con Tim Burton, que sin embargo no se extendió más allá de “Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street” (2007) y “Alice in Wonderland” (2010), antes de comenzar su relación con el mayor de los Scott, del que ha rodado todas sus películas desde “Prometheus” (2012), incluyendo la aún más reciente que “The Last Duel”, es decir, “House of Gucci” (2021), y con varios proyectos en conjunto ya anunciados. Entre medias, tuvo tiempo de rodar “The Walk” (2015) junto a Robert Zemeckis, “Sicario: Day of the Soldado” (Stefano Sollima, 2018) y de obtener su de momento primera nominación al Oscar de la mano de Paul Greengrass con “News of the World” (2020).

El rodaje de “The Last Duel” fue únicamente de alrededor de seis semanas y media de duración, en Francia e Irlanda, durante dos períodos separados por la pandemia de marzo de 2020, de manera que es muy probable que una buena pre-producción facilitara la labor del equipo. Ridley Scott pertenece a ese tipo de cineastas que alardean de rodar muy muy rápido, cosa que realmente hace, pero también es cierto que su cine muchas veces muestra una dejadez que evidencia precisamente esas prisas o rapidez a la hora de encarar los proyectos. Afortunadamente, en el caso del presente film, sí se observa una planificación algo más elaborada que en otros de sus films y, aunque continúan apareciendo parte de sus técnicas habituales (como un rodaje con multicámaras para permitir captar varias acciones o diferentes valores de plano en cada una de las actuaciones de los personajes), lo cierto es que lo que se aprecia en pantalla parece algo más elaborado de lo que venía siendo su costumbre, sobre todo después de rodar “The Martian”, posiblemente su última película con buenos resultados, o si se compara con las desastrosas “Alien: Covenant” o incluso “All The Money in the World”, que desde luego no invitaban a confiar en un cineasta que cuenta ya con 84 años de edad. En el caso de “The Last Duel”, no llega a molestar siquiera el uso de una obturación entrecortada con los ya clásicos 90 grados como estándar del británico para las escenas de acción: puede que haya sido el texto, que ha sido acusado de una visión excesivamente feminista (¡) del relato, o bien la presencia de actores importantes como Damon o Affleck, pero el caso es que “The Last Duel” luce bastante mejor que lo previo del realizador en casi todos los apartados.

Y eso que, estéticamente, hay muy poca o prácticamente ninguna novedad visual por parte del realizador. De alguna manera, el aspecto visual de “The Last Duel” es una fusión de “Gladiator”, “Kingdom of Heaven” o “Robin Hood”, pero también tiene mucho por ejemplo de “Game of Thrones”, incluyendo un uso del color y de las fuentes de iluminación para sugerir el ambiente medieval, que podría decirse que es idéntico. En este caso, Dariusz Wolski ha rodado con la Arri Alexa LF, recurriendo a las modernas ópticas Panavision Primo 70, diseñadas más bien para los 5-Perf 65mm, de manera que van más que sobradas en formato Full Frame. Pero además del fantástico aspecto que siempre proporciona el cristal Leitz, una ventaja de las Primo 70 es que su apertura de diafragma es un constante T2.0 en todo el juego, posibilitando el rodaje con bajos niveles de iluminación especialmente en las secuencias interiores nocturnas. Comenzando por estas, las noches de “The Last Duel” lucen muy bien, con muchas velas de triple mecha en pantalla, o chimeneas, proporcionando la fuente de iluminación principal. Es probable que en dichas secuencias Wolski, además de abrir del todo el diafragma, haya subido un poco el ISO de la Alexa LF hasta los 1280 o bien 1600 ISO, para conseguir una adecuada exposición, pero el caso es que esas secuencias, que casi seguro que están complementadas por fuentes de luz fuera de cuadro (probablemente algún tipo de panel LED), lucen espléndidas y aparentan sin duda que están rodadas nada más con la luz del fuego, sin el menor ruido o grano aparente en pantalla, aunque es prácticamente seguro que conlleven mucho trabajo invisible de iluminación.

Las escenas interiores diurnas emplean sobre todo las ventanas para introducir en las estancias grandes cantidades de luz suave, con aspecto generalmente frío y azulado, que suponemos que son el fruto de emplear grandes unidades de iluminación HMI en el exterior y de rebotarlas y difuminarlas hasta crear una luz suave y uniforme. Muchas veces, esta luz día se mezcla con luz de fuego en el interior, dando lugar a bonitas mezclas de color que, eso sí, hacen que el aspecto sea aún más clavado al de “Game of Thrones”. En muchos momentos, lo que hace Wolski, además de poner algo de luz de velas o fuego en el interior y luz suave de bajo nivel desde el exterior, es moldear a sus personajes con algo de luz día para mejorar el aspecto, pero sin ser demasiado evidente. Le queda muy bien, eso sí, el empleo de, o bien un poquito de humo de ambiente en el interior, para marcar la entrada de luz por las ventanas (pero sin crear haces), o bien haber recurrido a algún filtro tipo Tiffen Smoque para dar esa bonita sensación que con unas ópticas como las Primo 70 es dificil que se esté creando de manera natural u orgánica.

Los exteriores poseen el consabido y consistente efecto de luz azulada, de cielos encaptados, ya presente en “The Duellists”, “Gladiator” o “Kingdom of Heaven”, antaño obtenida mediante el uso de una emulsión equilibrada para la luz de tungsteno en exteriores sin el filtro 85B, pero que ahora simplemente ajustando la cámara a 3200K o bien, en etalonaje, se consigue de manera sencilla. En estas escenas, lo que más hace Wolski es huir del sol y de cualquier fuente de luz artificial; suponemos que su labor en las mismas consistió más en pelear contra el tenue sol del invierno francés o irlandes con telas, palios, etc. y, si acaso, rebotar algo de luz sobre los personajes. Lucen tan bien como pueden lucir este tipo de escenas y, desde luego, si lo que se pretendía era mostrar un clima frío y desapacible, el efecto está logrado. Quizá en este aspecto, lo peor sea que, en bastantes ocasiones, el aspecto parece algo forzado en post-producción, como si determinadas inconsistencias climatológicas -o el hecho de rodar fuera de la hora óptima por luz- estuviera compensado en el etalonaje digital, circunstancia que, por muy lograda que esté, siempre es un poco más evidente que si el “look” se obtiene directamente en rodaje.

Ahora bien, además de la poca originalidad, por parecerse estéticamente la película a anteriores del realizador como las mencionadas (que además siempre habían sido rodadas por John Mathieson, un director de fotografía habitualmente más interesante que Dariusz Wolski), o incluso a recientes series de TV que han utilizado este mismo planteamiento, uno de los problemas de “The Last Duel” es que su rodaje en digital produce o provoca, como es habitual, una textura demasiado limpia y demasiado definida que, de alguna manera, no termina de enlazar del todo bien con el período. Puede que de la misma manera que, por ejemplo, el “look” de otro film reciente como “No Time to Die”, con un fuerte aspecto tecnológico, no encaje bien del todo por su rodaje en celuloide, en el caso de “The Last Duel” ocurra probablemente lo contrario; el celuloide hubiera proporcionado un lienzo más sucio, menos detallado, menos definido, que (posiblemente) hubiera retratado mejor un período como la Edad Media tardía.

No es que un film medieval deba lucir forzosamente como “The Name of the Rose” (J.J. Annaud, 1986), pero sí es cierto que los decorados o localizaciones, o incluso el vestuario, o el maquillaje de los intérpretes, lucen correctos pero con una limpieza propia de rodar en Alexa LF con los Panavision Primo 70, que desde luego no es la combinación menos nítida y definida que se pueda llevar a cabo en el cine digital. Es absolutamente lógico que, con los calendarios de rodaje que maneja Scott, o incluso con la pretensión evidente (y absolutamente lícita) por parte de los cineastas de retratar sobre todo las noches a través de la luz del fuego, lo lógico fuera recurrir a un rodaje con una cámara digital tan eficiente en esa suerte como lo es la Alexa, con ópticas luminosas como los Primo. Pero quizá algún tipo de tratamiento de post-producción, encaminado a reforzar un aspecto menos nítido, menos definido y, en definitiva menos limpio de la imagen, hubiera sido beneficioso para un film que, aún así, es bastante loable en casi cada uno de sus aspectos, incluyendo los formales.

Título en España: El Último Duelo
Año de Producción: 2021
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Dariusz Wolski, ASC
Ópticas: Panavision Primo 70
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa LF (ArriRaw 4.5K), 2.4:1

Vista en DCP

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