The Martian

Adaptación de la novela Andy Weir, que tiene como protagonista a un astronauta (Matt Damon) que durante una misión a Marte, es dado por muerto durante una tormenta y queda abandonado a su suerte en el planeta rojo. El film se centra, por lo tanto, en sus intentos de supervivencia, por un lado, mientras que por otro, la NASA se pone en marcha para acudir a su rescate una vez se dan cuenta de que el astronauta sigue con vida. Dirigida con gran solvencia técnica y un inusual sentido del humor por Ridley Scott, “The Martian” es una película muy notable que desarrolla el previsible argumento inicial por caminos muy interesantes, apoyándose en un sólido y coral reparto de secundarios formado por Jessica Chastain, Jeff Daniels, Michael Peña, Chiwetel Ejiofor, Kate Mara, Benedict Wong, Mackenzie Davis y Sean Bean, entre otros, apostando siempre por la espectacularidad y el entretenimiento y rodeando al elenco de algunos de los efectos visuales más elaborados y perfeccionados, que hacen perfectamente creíble la ambientación marciana de la historia, con la inestimable ayuda de Arthur Max (diseñador de producción) y Janty Yates (diseñadora de vestuario), habituales del cine de Scott que junto con el montador Pietro Scalia, rinden a gran nivel en esta película.

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El director de fotografía es el polaco Dariusz Wolski [ASC], formado en los EEUU y afincado en el país desde la década de los años 70. En su ya muy larga carrera, casi siempre asociado a un tipo de cine muy comercial desde su debut a comienzos de la década de los 90, Wolski siempre se ha caracterizado por su habilidad para conseguir imágenes muy vistosas y estéticas, así como por un notable dominio de la luz artificial y la integración de efectos visuales, de modo que sus habilidades le convertían a priori en un operador ideal para este tipo de película. Su relación con los Scott, además, viene de lejos, desde que se encargara de “Crimson Tide” (1995) y “The Fan” (1996) para Tony, y desde hace años parece que ha sustituido a John Mathieson como operador predilecto de Ridley, con trabajos consecutivos en “Prometheus”, “The Counselor”, “Exodus: Gods And Kings” y ahora, “The Martian”. Entre tanto, ha tenido tiempo de dar luz a las cuatro películas de la serie “Pirates of the Caribbean” -tres de ellas junto a Gore Verbinski y la cuarta, con Rob Marshall-, de rodar “The Crow” y “Dark City” para Alex Proyas, “A Perfect Murder” para Andrew Davis, o hacerse cargo de dos películas de Tim Burton, “Sweeney Todd” y “Alice in Wonderland”.

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La imagen de “The Martian” supone un clarísimo avance con respecto a “The Counselor” y especialmente “Exodus: Gods And Kings”, las dos películas inmediatamente anteriores de Scott y Wolski, que sin duda se encontraban entre el material más flojo jamás rodado por el director de “Alien” y “Blade Runner”. Además, en esta ocasión, sin renunciar a un rodaje en su mayor parte en formato 3D nativo, Wolski ha tenido acceso ya por completo a las cámaras Red Epic con el sensor Dragon –utilizado solo esporádicamente en “Exodus”-, con un formato de rodaje en 5K y un ISO de 1280 en interiores según se puede ver varias veces en los “making off”; el sensor Dragon, con una imagen mucho más fílmica, una extraordinaria reproducción de color y una gradación tonal mucho más parecida al de la alabada Arri Alexa, hace que las imágenes de “The Martian” sean muy ricas y muy, muy detalladas, pero sin ofrecer ese perfil de vídeo tan temido como temible. Además, Scott parece haber renunciado a la introducción de filtros de nitidez en post-producción, que habían asolado sus dos anteriores películas, por lo que “The Martian”, en conjunto, luce infinitamente mejor que aquéllas. En total, la producción dispuso de seis Rig 3D, tres de ellos equipados con zoom cortos (15-40mm) y otros tres destinados a zooms medios (28-76mm) y largos (45-120mm); en lugar de cambiar de focal, los cineastas cambiaban de Rig. Los zoom Angenieux, que lucen tan bien como las ópticas fijas, han sido complementados por los Primo esféricos de Panavision. Las composiciones de imagen de Scott no engañan a estas alturas; el film ofrece su tipica cobertura de multicámaras a fin de agilizar el rodaje al máximo (70 días) y repetir tomas lo mínimo posible.

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“The Martian” también recupera la mejor versión de Wolski, vista en algunos segmentos de “Prometheus”, con una película que se divide en tres ambientes muy bien diferenciados: de un lado, los exteriores marcianos, rodados en una mezcla de estudio y vistosísimas localizaciones en Jordania (las mismas utilizadas en “Lawrence of Arabia” y “Red Planet”), que se caracterizan por su tono rojizo y bañado en colores que se asemejan a los filtros de Coral –un efecto creado a buen seguro en post-producción- que lucen espectaculares. También parecen creados o extendidos después del rodaje algunos de los parajes, lo cual no se puede asegurar, pero contribuye a aumentar la escala de la película. De otro, los interiores de las naves: las de Marte, iluminadas generalmente con fuentes de luz LED integradas en el plano, pero casi siempre con un aspecto contrastado y muy orgánico, casi diríamos que acogedor y no tan tecnológico como cabría esperar, mientras que la nave Hermes, en la que los astronautas se van de Marte, está iluminada a lo “2001: A Space Odyssey”, con mucha luz blanca en su interior que sí ofrece ese aspecto súper-tecnológico, así como con un fortísimo haz de luz dura –que además se mueve conforme la nave gravita- que recuerda a los “exteriores” espaciales del film de Kubrick. Las escenas con Damon, aislado en Marte, también utilizan mucho cámaras subjetivas, rodadas con una mezcla de cámaras GoPro para ofrecer ese aspecto de vídeo duro y de mucha resolución, aunque las imágenes de rodaje también muestran cámaras RED rodando este tipo de escenas, por lo que a buen seguro el metraje de las mismas se ha alterado en post-producción para crear ese tipo de aspecto.

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Y finalmente, Wolski también ofrece un nivel altísimo en las escenas rodadas en la Tierra, con un aspecto convenientemente más frío en términos comparativos –siguiendo una tradición en Scott: asignar una temperatura de color diferente a cada escenario-, con imágenes de mucho contraste, a veces haciendo uso de ventanas, o bien de fluorescentes o LEDs en las dependencias de la NASA, pero siempre desde una filosofía de crear una única fuente de iluminación, evitando que los personajes queden “atrapados” entre luces de dos direcciones diferentes, y sin utilizar relleno o contraluz, como es habitual en toda la filmografía de Scott. Además, parece ser que la película utiliza metraje real en el espacio y de lanzamientos de la NASA, al que los efectos visuales, como decíamos, complementan de forma extraordinaria, con un aspecto absolutamente convincente que impide distinguir la realidad de lo creado digitalmente. La mezcla de cámaras RED y GoPro a veces ofrece algunas inconsistencias en las texturas de imagen, que junto con la esporádica aparición de algo de ruido en algunas tomas aisladas (como si se hubieran subexpuesto accidentalmente durante el rodaje, o bien, ampliado de forma consciente en post-producción) suponen los únicos problemas a nivel técnico de una película que está realizada con mucho oficio, buenas dosis de inspiración y con la que Ridley Scott, a sus 78 años de edad, muestra una frescura rara en él, a la vez que recupera el gusto por el detalle y hasta su habilidad visual; un sello de distinción que rara vez había mostrado en los últimos 15 años y que en esta, su mejor película en este período, demuestra que no había perdido.

Título en España: Marte
Año de Producción: 2015
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Dariusz Wolski, ASC
Ópticas: Angenieux Optimo, Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: Red Epic Dragon, 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate.

Vista en DCP 2D

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.