Exodus: Gods And Kings

Nueva versión cinematográfica de los mismos hechos narrados por Cecil B. De Mille en su emblemática “The Ten Commandments”. El argumento, por lo tanto, sigue la historia de Moisés (Christian Bale) y el faraón Ramsés (Joel Edgerton, amigos desde niños, que se enemistan tras el descubrimiento de los orígenes hebreos del primero de ellos, que le llevan primero al destierro y, posteriormente, a su vuelta a Egipto para comandar la revuelta del pueblo judío, que sufre allí el yugo de la esclavitud. En manos de un Ridley Scott en horas muy bajas, “Exodus: Gods And Kings” es una superproducción muy fallida, con serios problemas narrativos (los 150 minutos de proyección son insuficientes para las ambiciones de la historia) e interpretativos, entre otros muchos, que hacen que la versión protagonizada por Charlton Heston y Yul Brynner continúe siendo mucho más interesante que ésta, a pesar de que los avances tecnológicos, a priori, deberían haber facilitado la recreación de época. Ben Kingsley, Sigourney Weaver, John Turturro y la española María Valverde tienen fugaces apariciones en papeles secundarios.

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Rodada en localizaciones en España (Almería y Fuerteventura), así como en los estudios Pinewood, Ridley Scott ha vuelto a contar en “Exodus: Gods And Kings” con el que viene siendo su equipo habitual en cuanto a diseño de producción (Arthur Max) y dirección de fotografía, con el polaco Dariusz Wolski [ASC] a los mandos de este apartado. Wolski, que ha desarrollado toda su carrera en los EEUU desde sus inicios en la publicidad y el videoclip, tiene una carrera en cine muy asociada al cine comercial. En los 90 se dio a conocer gracias a “The Crow” (1994) y sobre todo, de la mano de Tony Scott, quien le contrató consecutivamente para “Crimson Tide” (1995) –con nominación de la American Society of Cinematographers– y “The Fan” (1996). Pero sobre todo es su colaboración con Gore Verbinski (“The Mexican”, 2001) y las tres primeras entregas de “Pirates of the Caribbean” (2003) las que le consolidan como uno de los operadores más demandados, capaz de aunar imágenes de un gran acabado visual y efectos visuales muy complicados. Con “Sweeney Todd” (2007) y “Alice In Wonderland” (2010) colabora con Tim Burton, pero no es hasta el 2012 cuando inicia su relación con el mayor de los Scott, enlazando consecutivamente “Prometheus”, “The Counselor” (2013), “Exodus” (2014) e incluso “The Martian” (2015), que en el momento de escribir estas líneas se encuentra en pleno rodaje.

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Como las dos anteriores películas de su colaboración con Ridley Scott, “Exodus: Gods And Kings” está rodada en formato digital, haciendo uso de la cámara Red Epic. Puesto que el sensor Dragon todavía no estaba plenamente disponible en el momento de la filmación, parece ser que la fotografía principal utilizó la Epic Mysterium-X, mientras que la Epic Dragon se empleó para algunos planos muy concretos de exteriores. A falta de información oficial, parece que la primera unidad de la película ha sido rodada en formato 3D nativo, al igual que “Prometheus”, aunque también habría rodaje en formato 2D que se ha post-convertido, según parece desprenderse de los créditos de la película. Casi en su totalidad está rodada haciendo uso de lentes zoom Angenieux (15-40mm, 28-76mm y 45-120mm), dejando el juego de ópticas fijas Zeiss Ultra Prime para la Steadicam o quizá, para las secuencias con bajos niveles de luz.

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La imagen global de “Exodus: Gods And Kings”, por el motivo que sea, es muy fallida. De un lado, quizá porque posiblemente sea la película de Ridley Scott que posea un trabajo de efectos visuales generados por ordenador más extensivo. A pesar de su rodaje en Almería, es muy complicado identificar las localizaciones exactas, debido a que en la mayoría de los paisajes exteriores, los fondos reales han sido sustituidos por fondos creados para la ocasión y que se supone que evocan el Egipto de los Faraones. Y por supuesto, secuencias como la de las siete plagas, o el paso del Mar Rojo, incluyen muchísimas imágenes retocadas o directamente creadas digitalmente. Todos estos efectos poseen una resolución muy grande y lucen muy nítidos, algo que ya ocurría también, por ejemplo, en “Gladiator” (2000), en la que lo más flojo del trabajo de John Mathieson era su integración con los efectos, que en comparación con el metraje real, lucían muchísimo más nítidos. Ello nos lleva a pensar que en la imagen real de “Exodus” se ha aplicado algún tipo de filtro de post-producción para incrementar la apariencia de resolución, nitidez y definición de la misma. La primera impresión es que la película tiene una nitidez bestial, comparable a la que se experimenta al visionar material rodado en 65mm en una proyección en 70mm. Pero sin embargo, pronto se evidencia que el detalle fino de la imagen no es comparable al de estas proyecciones, y la presencia de lo que parece un molesto realce de contornos y ese exceso de nitidez parecen confirmar que existe cierto reenfoque en post-producción. Todo ello hace que la imagen posea un exceso de dureza, que desde luego no tendría que aparecer como consecuencia del empleo de la Epic, de las lentes Angenieux o de los Ultra Prime, ya que películas recientes como “El Niño” emplean los mismos medios con resultados mucho más agradables.

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La corrección de color es otro de los elementos críticos de la fotografía de Dariusz Wolski, quién sabe si también como consecuencia de la necesidad de integrar los efectos o no. En cualquier caso, parece obvio que el polaco, otrora usuario habitual de los filtros de correción de color en exteriores, parece haberlos abandonado con su paso a los formatos de adquisición digital. En este caso, la corrección de color apuesta por tonos muy poco naturales, a veces excesivamente terrosos, o a veces excesivamente azules, como muestran las muchas noches americanas que contiene la película en los parajes exteriores desérticos de Almería. El aspecto de estas secuencias, excesivamente monocromáticas, es el de un material al que le falta información de color, circunstancia ya observada recientemente en películas como “Jersey Boys” o “La Isla Mínima”, y que parece exclusiva de la adquisición digital y de confiar en exceso en crear virajes de color exclusivamente en post-producción.

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Por lo demás, el trabajo del operador polaco no es demasiado reseñable y se encuentra muy lejos del clasicismo del citado John Mathieson para otros trabajos de corte épico del realizador británico (“Gladiator”, “Kingdom of Heaven”, “Robin Hood”). Wolski sirve bien a los propósitos de Scott de poder rodar rápido y con multicámaras gracias a que utiliza luz desde una única fuente siempre que le es posible, o bien el contraluz en exteriores sin apenas relleno, pero el aspecto global está muy lejos de la naturalidad de las mejores obras del director de “Alien”, o incluso del aspecto orgánico de “The Duellists” o “1492”, que incluso con sus muchos defectos, poseía un trabajo de diseño y de trabajo en localizaciones que “Exodus: Gods And Kings” no tiene ni por asomo.

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Así pues, con sus innumerables planos de efectos visuales generados por ordenador, muchos de ellos de forma absolutamente evidente, y con su fotografía de una nitidez extrema y aspecto absolutamente limpio, “Exodus” es uno de los trabajos menos interesantes a nivel visual de toda la filmografía de Ridley Scott, que por primera vez, con un trabajo tan anodino y que aparenta muchas prisas en su rodaje, muy poco trabajo previo y muy pocas ganas de ofrecer un a imagen elaborada, con la riqueza de sus mejoras obras, ofrece un producto que parece rodado directamente para la televisión, en el estilo de esos grandes relatos comprimidos en unas pocas horas de proyección que lucen tan pobres como artificiales como conjunto.

Título en España: Exodus, Dioses y Reyes
Año de Producción: 2014
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Dariusz Wolski, ASC
Ópticas: Angenieux, Zeiss Ultra Prime
Formato y Relación de Aspecto: Red Epic Mysterium-X & Red Epic Dragon, 2.4:1
Otros: fotografía de segunda unidad de Flavio Martínez Labiano

Vista en DCP 2D

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2014.