Gladiator

Producción de Dreamworks SKG, escrita por David Franzoni, John Logan y William Nicholson, que supuso la vuelta al éxito del cineasta británico Ridley Scott, quien tras el éxito de “Thelma & Louise” (1991) llevaba encadenando prácticamente una década de fracasos. El argumento, que supone una suerte de mezcla de “The Fall of the Roman Empire” (Anthony Mann, 1964) y “Spartacus” (Stanley Kubrick, 1960), gira en torno a Máximo, un general de las legiones romanas (Russell Crowe) que clama venganza contra el nuevo Emperador Cómodo (Joaquin Phoenix), responsable de la muerte de su padre, Marco Aurelio (Richard Harris) y de la familia de Máximo en Hispania. Éste, con la ayuda de Próximo (Oliver Reed), retorna a Roma convertido en un feroz gladiador, en el que un senador (Derek Jacobi) y la propia hermana del nuevo Emperador (Connie Nielsen) ven a un líder para derrocar a Cómodo. “Gladiator” es una película que funciona razonablemente bien a todos los niveles, en parte por la carismática interpretación de Russell Crowe en el papel principal (ganó el Oscar por el mismo), por la recreación de Roma y sus espectáculos en el Coliseo, así como por la notable banda sonora de Hans Zimmer y Lisa Gerrard, aunque también es cierto que funciona mejor cuanto menos se toman en serio sus piruetas narrativas y de guión y cuanto más énfasis ponen Ridley Scott y sus brillantes colaboradores en el espectáculo.

El director de fotografía fue el británico John Mathieson [BSC], un descubrimiento de Scott para este film, aunque fuera a través de su hijo Jake Scott, con el que Mathieson había rodado ya “Plunkett & McCleane” (1997) y un buen número de vídeos musicales durante la década de los 90. Pero en cualquier caso, “Gladiator” fue su gran oportunidad, que desde luego no desaprovechó -obtuvo una candidatura al Oscar- y que le ha convertido durante dos décadas en uno de los directores de fotografía británicos más prominentes. Con Ridley Scott colaboró además en “Hannibal” (2001), “Matchstick Men” (2003), “Kingdom of Heaven” (2005), “Robin Hood” (2010) e incluso el fallido piloto sobre una serie acerca de “The Vatican” (2013), aunque desde entonces el realizador ha venido prefiriendo a Dariusz Wolski como director de fotografía. A las órdenes de Joel Schumacher obtuvo su segunda nominación al Oscar por “The Phantom of the Opera” (2004) y también ha trabajado a las órdenes de John Landis (“Burke and Hare”, 2010), Guy Ritchie (“The Man from U.N.C.L.E.”, 2015 y “King Arthur: Legend of the Sword”, 2017), Joe Wright (“Pan», 2015) o James Mangold (“Logan”, 2017).

John Mathieson es un director de fotografía de un perfil más sobrio y naturalista que lo fueron Adrian Biddle o Hugh Johnson, que se encargaron de las cuatro películas inmediatamente anteriores de Ridley Scott (“Thelma & Louise”, “1492: Conquest of Paradise” así como “White Squall” y “G.I. Jane”), lo cual en parte, junto con la mayor practicidad que conlleva, hizo que para “Gladiator” los cineastas se decantaran por el formato Super 35 en lugar del anamórfico al que estaba acostumbrado el realizador británico hasta aquél momento. Además de poder aprovechar mejor los primeros y últimos momentos de la luz solar rodando en Inglaterra, el Super 35 permitía a Mathieson rodar más abierto de diafragma -con los fantásticos Panavision Primo– e intentar simular un aspecto en el que las fuentes de luz reales en este período (velas y antorchas por ejemplo) iluminasen más que lo que lo hacían en el cine clásico. Aún así, el film contiene múltiples escenas rodadas con zooms en interiores y exteriores, que conllevaban aperturas de diafragma de aproximadamente T2.8 e incluso, en aras a obtener un negativo más denso, de menos grano y mayor calidad -para contrarrestar tanto el menor área de negativo del Super 35 en relación al anamórfico, así como el posterior hinchado óptico- Mathieson también recurrió en exclusiva a una emulsión de sensibilidad media como la 5274 (200T) y a la 5245 (50D) para gran parte de sus exteriores e interiores día. Ello propició que en proyección, “Gladiator” fuera una de las películas con mejor calidad de las rodadas en Super 35 y finalizadas fotoquímicamente, aunque las versiones actuales seguramente provengan ya todas de un nuevo master digital en 4K creado en 2018, que hace que la imagen sea aún más limpia.

“Gladiator” comienza con una batalla ambientada en Germania -pero rodada en Inglaterra- con la emulsión 5274 sin corregir para la luz día, lo cual provoca automáticamente esos tonos azulados, no del todo corregidos en laboratorio, que identifican esta parte de la película. Las escenas en África, rodadas en Marruecos, son cálidas por el contrario, mientras que la parte de la película que transcurre en Roma, rodada en Malta principalmente, posee un aspecto más neutro aunque con variaciones de escena a escena. En la batalla inicial, así como en diferentes secuencias en el Coliseo, es famoso es uso de velocidades de obturación cortas (generalmente 45 grados, pero también 90) para producir ese movimiento entrecortado, que crea un aspecto más violento e inmediato, siguiendo la estela de Steven Spielberg y Janusz Kaminski, que ya lo habían usado en “Saving Private Ryan” (1998). También rodaron parte de la secuencia, al perder la luz natural del día, a ocho fotogramas e impresionaron sobre seis, de modo que al proyectar de nuevo a veinticuatro, se produce una cadencia de movimiento muy extraña que acentúa la violencia de la secuencia. Todo ello combinado con alguna grúa, Steadicam y mucha cámara en mano.

Como Mathieson es un director de fotografía relativamente naturalista, “Gladiator” no es tan estilizada a nivel visual como otras obras de su director. Las escenas nocturnas tratan claramente de justificar su luz cálida en las fuentes naturales de los decorados, como velas, fuegos y antorchas, aunque lógicamente para exponer únicamente a 200 ASA el director de fotografía tuvo que emplear grandes aparatos de 5 y 10kw debidamente difuminados a través de telas y chimeras. En sus exteriores noche, hay grandes aparatos azulados a contraluz, incluyendo el Wendy Light, con algo de humo en el ambiente para generar atmósfera, pero la utilización de este recurso también está mucho más limitada que en otras obras del director de “Alien” y “Blade Runner”. En los interiores de los palacios, Mathieson empleó globos generalmente para crear la luz de ambiente, así como una mezcla de luz suave o de luz dura según las secuencias para sugerir la noche o bien algunos haces de luz solar. En exteriores rueda casi todo lo que puede con la luz disponible, situando generalmente las multicámaras de Scott -presentes en todo el film- a contraluz, lo cual genera muy buena aspecto sin apenas encontrarse en la necesidad de emplear luz de relleno en exteriores, más allá de para modelar en algunos momentos a los actores. Sí que emplea Mathieson con mucha frecuencia luces de ojos, algo que le funciona especialmente bien con Joaquin Phoenix en sentido inverso, cuando el maquillaje hace que sus ojeras parezcan más prominentes y el director de fotografía precisamente evita iluminarle los ojos.

“Gladiator” funciona bien también porque parece que Ridley Scott se tomó su trabajo mucho más en serio que lo que ha hecho en posteriores películas, especialmente en sus últimos años, en los que ha ejecutado un trabajo de improvisación con varias cámaras en lugar de planificar adecuadamente sus tomas, algo que está mucho más presente en sus mejores obras. Aunque como decimos hay mucho trabajo de multicámaras -nunca rodaban con menos de dos, lo cual resulta absolutamente obvio en muchas secuencias- en esta ocasión sí que hay más puesta en escena, más planificación e incluso un interés mayor en captar recursos que luego le funcionan muy bien en pantalla. Por ello, el film es reconocible dentro de su estilo, con teleobjetivos, zooms incluso haciendo zooms y esa imagen aplanada y de perspectiva comprimida que identifica su cine, pero con cierta elegancia y limpieza en las formas que es aportada por John Mathieson y todavía con un interés por rodar por parte del realizador que, como indicábamos, ha ido perdiendo y perdiendo especialmente desde que trabaja en exclusiva con Dariusz Wolski, que ha venido rodando las películas más dejadas y descafeinadas del director de “The Duellists”.


Los efectos visuales del film, que ganaron el Oscar y que ya lucían muy justos en el momento del estreno al menos en su recreación de Roma, quizá sean la parte que peor ha envejecido de una película que no solo se mantiene vigente en lo estético, sino que además es clara inspiración para shows como “Game of Thrones” en muchos aspectos visuales. Mathieson, en un año de mucha competencia por los premios, perdió el Oscar ante Peter Pau por su trabajo en “Crouching Tiger, Hidden Dragon” (Ang Lee, 2000), que no era superior, mientras que el premio de la American Society of Cinematographers (ASC) fue a parar a manos de Caleb Deschanel por “The Patriot” (2000), de modo que Mathieson tuvo que conformarse con el BAFTA británico.

Título en España: Gladiator
Año de Producción: 2000
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: John Mathieson, BSC
Ópticas: Panavision Primo, Primo Zoom
Emulsión: Kodak 5274 (200T), Kodak 5245 (50D)
Formato y Relación de Aspecto: 4-perf Super 35, 2.4:1.
Otros: segunda unidad dirigida y fotografiada por Alexander Witt, ASC. Efectos visuales rodados en VistaVision.
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), American Society of Cinematographers (nom), BAFTA

Vista en 35mm & HDTV

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