Spartacus

Célebre adaptación de la novela de Howard Fast, escrita para la pantalla por Dalton Trumbo –en su primer crédito cinematográfico con su propio nombre desde que fuera uno de los integrantes de las lista negra del Senador McCarthy- y que originalmente iba a ser dirigida por Anthony Mann, el cual, de hecho, llegó a ponerse detrás de las cámaras antes que Kirk Douglas lo sustituyera por Stanley Kubrick, quién le había dirigido en una de las obras maestras del realizador neoyorquino, “Paths of Glory” (1957). “Spartacus”, además, fue una superproducción de la Universal, con la que el estudio pretendía competir con la Metro-Goldwyn-Mayer y ponerse al nivel de títulos como “Ben-Hur” (1959), por lo que dispuso de un elevado presupuesto para la película y un elenco de secundarios de primer nivel: Laurence Olivier, Charles Laughton, Peter Ustinov, Jean Simmons, Woody Stroode, Herbert Lom o Tony Curtis, entre otros, además de los mejores técnicos a sueldo del estudio en los departamentos de arte, fotografía o sonido, entre otros. Los resultados son notables, aunque irregulares por una excesiva duración –a veces se pierde el enfoque de la historia principal, la rebelión de los esclavos contra Roma, incluyendo una historia de amor algo dilatada- y porque es obvio que Kubrick nunca tuvo el control del film, que es sin duda el menos personal de todos cuantos filmó.

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El director de fotografía fue Russell Metty [ASC], quien venía de rodar “Touch of Evil” (1958) para Orson Welles y estaba considerado como el mejor en su profesión de cuantos estaban a sueldo en la Universal. Veterano ya por aquélla época, con más de cincuenta años (en contraste por los 31 que tenía Kubrick cuando rodaban el film), su carrera se remontaba a los inicios del cine sonoro, primero como ayudante y luego como operador, para posteriormente iniciar su carrera como director de fotografía a finales de la década de los 30, con títulos como “Bringing Up Baby” (Howard Hawks, 1938). Sin embargo, las obras que le hicieron famoso fueron las que realizó para Douglas Sirk en la década de los 50: “Written on the Wind”, “Imitation of Life”, “A Time to Love and a Time to Die” o “All That Heaven Allows”, entre otras. De su carrera posterior a “Spartacus”, por la que ganó el Oscar, destacan “The Misfits” (John Huston, 1961) o dos vehículos protagonizados por Charlton Heston -“The War Lord” (Franklin J. Schaffner, 1965) y “The Omega Man” (Boris Sagal, 1971)- quien habla muy bien de Metty en sus memorias, e incluso le alaba por ser un director de fotografía muy rápido.

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Sin embargo, es dudoso que, de haber tenido un cierto control sobre la producción, Kubrick hubiera trabajado con Metty, no solo por la diferencia de edad, sino porque el estilo del operador californiano era muy diferente del que había buscado ya Kubrick en sus películas anteriores y, sobre todo, radicalmente opuesto al que el realizador buscaría en las posteriores. Metty era, sin duda, un director de fotografía muy del gusto de los estudios, acostumbrado a trabajar sobre las reglas y fórmulas que estos imponían, ofreciendo ante todo una imagen de calidad, pero de corte absolutamente clásico. Así pues, no es de extrañar que muchos autores que han escrito sobre el realizador hayan mencionado la colisión que tuvo este con Metty, por su estilo y por sus métodos (además, el operador estaba acostumbrado a que él se ocupase de la parte visual de sus películas, con poca injerencia del director en este aspecto). En concreto, según John Baxter, Metty quiso renunciar a la película y no pudo hacerlo por estar a sueldo del estudio, por lo que habría permanecido durante todo el rodaje en segundo plano, mientras que el propio Kubrick habría asumido también el mando de la fotografía.

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Esta teoría o afirmación no es demasiado creíble, al menos para el autor de estas líneas. “Spartacus”, filmada además en formato 8-perf 35mm anamórfico (Technirama) para su exhibición en 70mm con seis pistas de sonido, difiere mucho del estilo del realizador del Bronx, mostrando un aspecto clásico muy en la línea de la citada “Ben-Hur” o de la posterior “Cleopatra” (1963), e incluso está más cercana a la teatralidad de “The Ten Commandments” (1956) que a cualquier fotograma de “Barry Lyndon” (1975). Ello se debe, entre otras causas, a su colorido diseño de producción, todavía muy deudor del estilo “Technicolor” de los años 50, o a las múltiples escenas exteriores rodadas en interiores (como por ejemplo, casi todo el material entre Jean Simmons y Kirk Douglas tras la rebelión de los esclavos), que hacen que la película tenga un aspecto muy acartonado en varias secciones de su metraje. Además, por supuesto, Metty, o quien quiera que estuviera al mando, fija su diafragma en interiores y noches al menos a T/5.6 y comienza a poner luz para exponer el negativo de 50 ASA, de modo que sus luces son a menudo muy duras y directas sobre los actores. Y el colofón es la fortísima difusión empleada exclusivamente sobre Jean Simmons, en cualquier plano medio o primer plano en que aparece la actriz británica. Todo muy alejado de la estética de Kubrick, por más que éste forzase a Metty a variar sus métodos.

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Sin embargo, gran parte de estos interiores sí que tienen mucho interés, como por ejemplo todo el material relativo al cautiverio de los esclavos durante su formación como gladiadores en la escuela del personaje de Peter Ustinov, que está iluminado con muchísimo contraste y fuertes claroscuros, o el material en el interior de la tienda en que los personajes de Kirk Douglas y Tony Curtis negocian con el pirata (Herbert Lom), iluminado por una imitación de lámparas de aceite y con la luz de tormenta en el exterior. Aún así, lo mejor, sin ningún género de dudas, son los exteriores diurnos, que son en los que el gran formato luce de forma más clara y en los que los cineastas se muestran más cómodos. Por ejemplo, la secuencia de apertura en las minas (lo único que queda del material de Mann), rodado a contraluz y con muy poco relleno en Death Valley (California) o los exteriores en los estudios Universal o en España (Guadalajara y Colmenar Viejo) lucen espectacularmente bien, especialmente en la restauración digital a 4K del año 2015.

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Así pues, “Spartacus” es un film que ofrece la espectacularidad que cabría esperar de una película de su género y época, ofreciendo un nivel perfectamente equiparable al de los mejores clásicos de este tipo de cine, aunque por desgracia la influencia de Stanley Kubrick –en su única película en formato panorámico junto con “2001”- no es tan grande como hubiera sido deseable. Si bien es cierto que el dirigió a los actores y que gran parte del trabajo de cámara es muy sólido, es muy raro ver en esta película momentos de inspiración propios de su cine y mucho menos de la modernidad de gran parte del mismo. Por lo tanto, es una buena película en muchos aspectos –si se obvia, como en otras películas de similar temática, los grandes conocimientos que de pronto adquieren los esclavos sobre política y tácticas militares- pero ni siquiera la presencia de Kubrick tras las cámaras o los paralelismos del guión de Trumbo (sin mucho interés en nuestros días) la elevan mucho más allá, a pesar de sus elevados valores de producción.

Título en España: Espartaco
Año de Producción: 1960
Director: Stanley Kubrick
Director de Fotografía: Russell Metty, ASC
Ópticas: Delrama
Emulsión: Kodak 5250 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 8-perf 35mm anamórfico (Super Technirama 70), 2.21:1
Otros: fotografía adicional de Clifford Stine, ASC
Premios: Oscar a la mejor fotografía

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.