Touch of Evil

Adaptación de una novela de Whit Masterson, cuyo guión, al parecer, fue bastante alterado por Orson Welles cuando la Universal le ofreció la posibilidad de hacerse cargo de la dirección de la película, puesto que inicialmente, solo estaba previsto que participase como actor, en el -a la postre- memorable papel del policía Hank Quinlan. Charlton Heston interpreta a un policía mexicano que, cuando atraviesa la frontera con EEUU de la mano de su prometida americana (Janet Leigh), presencia la explosión de un coche. Quinlan aparece rápidamente en escena, pero sus métodos y carencia de escrúpulos chocan de inmediato con los de su colega, produciendo imprevisibles consecuencias. Dennis Weaver, Marlene Dietrich y hasta Joseph Cotten y Zsa-Zsa Gabor –en breves apariciones- completan el reparto de uno de los mejores films del actor-escritor-realizador, aunque como casi siempre, tuviera problemas de producción y sufriera cortes y alteraciones en la post-producción.

El director de fotografía fue Russell Metty [ASC], el que fuera jefe del departamento de cámara de la Universal y famoso operador por su asociación con el director Douglas Sirk, para el que rodó sus melodramas de los años 50, o por su trabajo en “Spartacus” (1960), con el que consiguió el Oscar a la mejor fotografía después de sus legendarios enfrentamientos con el joven realizador de la cinta, Stanley Kubrick. Metty, que ya había trabajado con Welles en “The Stranger” (1946) –y que incluso había finalizado “The Magnificent Ambersons” a las órdenes de Robert Wise– es un operador que quizá no tenga la fama que su trayectoria merezca, en parte porque la Universal era un estudio de segunda fila en aquélla época, aunque por ejemplo, actores como Heston, que le reclamó para varias de sus producciones (“The War Lord”, “The Omega Man”) siempre hablaron maravillas acerca de él y su gran rapidez en los rodajes.

La fotografía en blanco y negro de “Touch of Evil” destaca, como todos los films de Welles, por su extraordinario dominio de la puesta en escena y la utilización exclusiva de focales gran angular (generalmente una óptica fija Angenieux, un 18,5mm), situando a los personajes muy cerca de la cámara y, en muchas ocasiones, con ángulos bajos, mostrando los techos de los decorados. Pero sobre todo, destaca también por cómo Welles mueve la cámara por sus decorados y calles, especialmente en la brillante toma inicial, un plano secuencia que incluye elaborados movimientos de dolly y grúa y una cuidada coreografía de actores y acciones que tuvo que ser rodada durante una noche completa. A pesar de las dificultades que este estilo de filmación conlleva –y que en ocasiones se traduce en ligeros desenfoques cuando los actores se sitúan muy cercanos a la cámara-, la calidad de las composiciones de imagen es extraordinaria, con tres, cuatro o cinco actores muy bien repartidos no solo a lo ancho del encuadre, sino también en profundidad, otro de los sellos del director.

En comparación, el trabajo de Metty es más convencional y sufre por las limitaciones que el estilo de filmación conllevaba, aunque moviéndose en la estética del cine negro, la utilización de luces directas y dirigidas hacia los actores y las calles de Venice (Los Angeles, California) en donde se rodó el film, quedan plenamente justificadas, a pesar que lo más interesante de su trabajo aparezca precisamente cuando se supone que es de noche en el film, puesto que Metty prescinde en gran medida de la luz de relleno y proporciona imágenes muy contrastadas, bien iluminando a través de las ventanas en los interiores o dejando grandes áreas de penumbra en los exteriores, situaciones en las que la atmósfera de suciedad, decadencia y degeneración de la película se muestra en todo su esplendor.

El conjunto, por lo tanto, es muy notable; quizá no tan perfeccionado como los grandes trabajos de Gregg Toland o Stanley Cortez para el realizador, pero sin lugar a dudas contiene un extraordinario interés. Como curiosidad cabe mencionar que circulan dos versiones de la película con dos relaciones de aspecto diferentes; una en 1.37:1 y la otra en 1.85:1. Ya que “Touch of Evil” es una película rodada en una época de transición, ambas son válidas y, aunque parece obvio que los cineastas tuvieron en cuenta el recorte que conlleva la segunda, lo cierto es que muchos cinéfilos seguirán prefiriendo el 1.37:1 que recuerda a las primeras y emblemáticas obras del realizador.

Título en España: Sed de Mal
Año de Producción: 1958
Director: Orson Welles
Director de Fotografía: Russell Metty, ASC
Ópticas: Angenieux 18,5mm f/2.2
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: el operador de cámara fue Philip Lathrop, ASC

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.