Belfast

Película semi biográfica de su guionista y director Kenneth Branagh, ambientada en 1969 en la ciudad norirlandesa que le da título. Tiene como protagonista a una familia protestante (padre, madre, hijo mayor e hijo menor, abuelos) que viven en un barrio humilde al tiempo que se desatan los problemas contra los habitantes de religión católica, que ocasionan serios disturbios que ponen en jaque a la ciudad. El padre trabaja en Inglaterra y acumula serias deudas en Belfast, lo que hace que se plantee trasladarse definitivamente fuera de Irlanda del Norte y llevarse a la familia con él. «Belfast» es una agradable película que, sorprendentemente para ser autobiográfica, es ligera y no parece darse demasiada importancia, como tampoco lo son los recuerdos de Branagh de su vida en Belfast antes de que su familia emigrase a Inglaterra. Pero lo importante aquí es la naturalidad con la que transcurren las escenas, casi todas ellas sencillas, sin caer demasiado en el sentimentalismo y, cosa rara en este tipo de cine, tampoco en una duración desmedida, en una película muy bien interpretada por Caitríona Balfe, Jamie Dornan, Ciarán Hinds, Judi Dench y el debutante Jude Hill, que se muestra solvente e inspirado en el papel del hijo menor de la familia, sobre el que está centrado el relato.

El director de fotografía es el chipriota Haris Zambarloukos [BSC], quien además de haber forjado una sólida relación con Kenneth Branagh, con el que ya ha rodado siete películas («Belfast» fue la séptima), parece que va abriendo además su filmografía a otros realizadores, como demuestra el hecho de que ha sido el escogido por Tim Burton para encargarse de la secuela de «Beetlejuice», o que también se haya encargado de un producto estrictamente comercial como «Meg 2: The Trench» (Ben Weathey, 2023). El caso de Zambarloukos es curioso, porque tras llamar la atención por su trabajo en «Venus» (Roger Michell, 2006), rodada en Super 16mm con Peter O’Toole como protagonista, junto a Kenneth Branagh empezó a rodar en formato anamórfico y ambos han vuelto a rodar incluso (como lo hizo el director en «Hamlet» en 1996) en formato 65mm (Panavision Super 70), tanto en «Murder on the Orient Express» (2017) como en «Death on the Nile» (2022). Y lo que es más curioso aún no es que un director de fotografía evolucione y tenga esa posibilidad al alcance de muy pocos, sino que Zambarloukos -que tiene esas cosas de purista- luego también es conocido por recurrir sin disimulo a los CGI y las pantallas verdes, como en esos dos films del propio Branagh, sobre todo el ambientado en Egipto, así como en «Mamma Mia!» (Phyllida Lloyd, 2008), que llamaba mucho la atención por sus fondos digitales.

Así que siguiendo lo curioso que suele ser Haris Zambarloukos con sus elecciones técnicas, en esta ocasión, a pesar de ser un film de época, los cineastas decidieron rodar en formato digital y no en celuloide, empleando la Arri Alexa LF con lentes de formato 65mm de Panavision (las series Sphero y System 65), que son las que el director de fotografía ha empleado en sus rodajes en celuloide en dicho formato. Y no solo «Belfast» es una película digital en Full Frame, sino que además principalmente es una película en blanco y negro, con la excepción de un breve arranque en el actual Belfast en color y de algún segmento de la proyección. También es una película que está compuesta para una relación de aspecto de 1.85:1, en oposición al formato panorámico que han empleado habitualmente Zambarloukos y Kenneth Branagh, con un estilo de puesta en escena que otorga primacía a las imágenes estáticas con composiciones angulares antes que a los movimientos de cámara. Gran parte del film, por consiguiente, está rodado referenciando la fotografía fija de Henri Cartier Bresson, con planos muy amplios en los que los personajes a veces están situados muy en los extremos del fotograma (lo que da pie a que los diálogos son direccionales en la pista de sonido estéreo) o en la parte baja del mismo, con mucho espacio sobrante por arriba. Y gracias a que Zambarloukos rueda a diafragmas «nobles» (en torno a T4), la profundidad de campo es razonable en todo momento. La cámara se mueve aquí y allá, pero sobre todo el movimiento está relegado para las escenas de los incidentes en el barrio, incluyendo momentos con el obturador a 90 grados e incluso un plano circular (sobre travelling) que da varias vueltas sobre Jude Hill.

Zambarloukos es un director de fotografía muy acostumbrado a tener que realizar complejas iluminaciones en interiores de estudio, pero en esta ocasión, sin caer en el documental puesto que la forma en que está rodado el film es muy formal, su estilo es todo lo contrario. Y de alguna manera luce más maduro. Los exteriores son muy contrastados, especialmente en la versión HDR, con el sol sobre las fachadas de las casas situándose muy arriba en la exposición y las sombras, al mismo tiempo, muy densas, o los cielos, oscuros, casi tanto como si los cineastas hubieran rodado con el clásico filtro rojo (al que no han hecho mención ni en «American Cinematographer» ni en «British Cinematographer«). Ese alto contraste, así como la limpieza de la Arri Alexa Mini LF y lentes que no son súper nítidas, hace que las imágenes de «Belfast» resulten muy bonitas y atractivas. Y decíamos que «Belfast» es muy opuesta al trabajo habitual de Zambarloukos, pero sobre todo porque gran parte del film está rodado con la luz disponible, incluso en interiores (de hecho, viendo la película, se aprecia que hay varios momentos en que tiene que ser así salvo que hayan borrado los aparatos con CGI). Lo que sí que utilizó Zambarloukos, al parecer, fueron muchas superficies para rebotar la luz natural, aumentándola a veces, incluso llegando a echar muselina en los suelos para incrementarla. Cuando sí que ilumina, como por ejemplo en los primeros planos para modelar a los actores, Zambarloukos emplea una fuente grande y muy suave, que entra bien dentro del estilo del conjunto.

En algunos momentos concretos del film, como cuando los personajes acuden al cine a ver films de la época como «One Million Years B.C.» o «Chitty Chitty Bang Bang», lo que se ve en pantalla es en color, e incluso el reflejo de la pantalla del cine sobre las gafas de Judi Dench también lo es, como si Branagh nos estuviera diciendo que el cine es un recuerdo grato entre los problemas que vivía su familia en la época. Sea como fuere, «Belfast» es una película interesante desde su punto de vista visual, con un bonito blanco y negro y un buen planteamiento por parte de Haris Zambarloukos, que posiblemente haya conseguido con la misma su mejor obra hasta el momento. Incluso, en determinados momentos, deja que la luz natural varíe durante las tomas (es particularmente evidente en un plano de Ciarán Hinds en el hospital), algo que en cine es muy arriesgado, porque se aprecia bien cómo varía el fondo durante la larga toma. Pero está claro que algo así no se puede hacer sin el apoyo del director, que en este caso, estaba claramente implicado en la estrategia visual. Como nota adicional, cabe mencionar que, en contra del criterio habitual, Zambarloukos no rodó el film en alguna versión monocromo de la Arri Alexa, que seguramente le hubieran personalizado en caso que hubiera sido necesario, sino que empleó una Alexa convencional (en color) porque, según su criterio, rodar en color ofrece mayores posibilidades y flexibilidad en la postproducción de sus imágenes. Sea como fuere, se trata de un trabajo muy bueno, que supuso la primera nominación de su autor al premio de la ASC a la mejor fotografía del año.


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Título en España: Belfast
Año de Producción: 2021
Director: Kenneth Branagh
Director de Fotografía: Haris Zambarloukos, BSC
Ópticas: Panavision Sphero, System 65
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa Mini LF (Arriraw 4.5K), 1.85:1
Otros: Blanco y negro
Premios: American Society of Cinematographers (nom)

Vista en HDTV 4K HDR

© Ignacio Aguilar, 2024.