How Green Was My Valley

Adaptación de una nueva de Richard Llewellyn, ambientada en Gales en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX, y más específicamente en un pueblo minero encuadrado en un idílico valle. La historia se centra en, los Morgan, una familia de mineros y en su lucha y esfuerzos por conseguir un presente y un futuro mejor sobre todo para el hijo menor (Roddy McDowall) y para su bella hija (Maureen O’Hara), enamorada del párroco del pueblo (Walter Pidgeon). Se trata ni más ni menos de la película que no solo compitió con “Citizen Kane” por los honores a ser la mejor película de 1942, sino que además, la que salió triunfadora del duelo, llevándose entre otros los Oscar a la mejor película, mejor director, actor secundario (Donald Crisp), mejor fotografía y mejor dirección artística. La decisión, en retrospectiva, lógicamente parece discutible, pero ello no impide que sobre todo la primera mitad de “How Green Was My Valley” sea un estupendo melodrama, muy bien ambientado, narrado e interpretado, aunque la segunda parte del mismo se mueva por terrenos más convencionales y menos interesantes.

El director de fotografía fue Arthur C. Miller [ASC], uno de los directores de fotografía más importantes de la década de los 40, en la que obtuvo nada más y nada menos que tres premios Oscar a la mejor fotografía en blanco y negro: el primero por el título que nos ocupa, el segundo por “The Song of Bernardette” (Henry King, 1943) y el tercero por “Anna and the King of Siam” (John Cromwell, 1946). Nacido en 1895, tuvo que retirarse de forma temprana de la industria del cine, tras el rodaje de “The Prowler” (Joseph Losey, 1951), debido a que se le diagnosticó una tuberculosis que le aseguraron que le llevaría a la tumba de manera prematura si hubiera seguido trabajando (finalmente falleció de dicha enfermedad casi veinte años después, en 1970). Sus últimas películas fueron rodadas por Elia Kazan, John M. Stahl, Joseph L. Mankiewicz y Otto Preminger, además que hubiera rodado “The African Queen” para John Huston de no haber caído enfermo, lo que da una idea de su estatus como director de fotografía.

“How Green Was My Valley” no pudo ser rodada en localizaciones reales debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, de manera que lo que hizo la 20th Century Fox fue rodar el film en las cercanías de Los Ángeles, en lo que posteriormente sería conocido como el “Rancho de la Fox” y actualmente se denomina “Malibu Creek State Park”: es el mismo lugar en el que se rodaron películas y series como “M.A.S.H.” o, sobre todo, las entregas originales de “Planet of the Apes”, incluyendo la primera, e incluso los efectos visuales de películas como “The Poseidon Adventure” (1972) y “The Towering Inferno” (1974), ya que el tanque del estudio se encontraba en lo que ahora es el aparcamiento de esta área recreativa. Para intentar hacer pasar Los Ángeles por Gales, es seguro que el blanco y negro en que está rodado el film favoreció mucho, además de que es probable que el departamento de arte tuviera que aportar gran parte de la vegetación que se ve en pantalla. Por supuesto, también son estupendos decorados todo el poblado minero, junto con la propia mina y el interior de las casas, todos ellos diseñados además para crear imágenes interesantísimas en la relación de aspecto tradicional 1.37:1, demostrando que para componer en cine a veces la altura de los fotogramas es tan o más importante que la anchura de los mismos.

La iluminación de Miller es también muy vistosa, pues aunque hace uso de múltiples fuentes de luz que muchas veces también producen múltiples sombras en los decorados o incluso sobre los actores, el director de fotografía tiene la absoluta pretensión de hacer que la película luzca como si realmente estuviera iluminada a través de las ventanas. Lógicamente, se trata de una luz dura, muy contrastada, que no puede pasar por tanto por una iluminación natural en ningún caso (además que, a veces, Miller proyecta haces de luz muy altos que incluso inciden en el techo), pero el resultado es un film iluminado de manera muy moderna y muy convincente, siendo su luz tan interesante como sus brillantes tomas en el decorado exterior. Incluso cuando tiene que rodar noches en exteriores, a pesar de recurrir a la noche americana en algunas de estas secuencias, el resultado sigue siendo muy interesante porque Miller utiliza el crepúsculo para las mismas e ilumina los primeros términos, dejando que siempre se vea el valle aunque sea de manera testimonial. En exteriores diurnos, además de tratar de rodar a contraluz, hay múltiples ocasiones en que se perciben filtros degradados para controlar las exposiciones y, en los interiores nocturnos, aunque lógicamente no están iluminados por las fuentes integradas, al menos hay una pretensión de justificar la luz con las mismas.

Los resultados son, por consiguiente, tan nítidos y contrastados como modernos y, la fotografía de “How Green Was My Valley” es realmente espléndida. Quizá con Maureen O’Hara es cuando Miller se salta un poco más su propio estilo y, fiel a los cánones de la época, fotografía a la actriz de la manera más plana posible para intentar favorecerla, cosa que consigue con creces, aunque O’Hara a veces parece salida de otra película. Más allá de eso, los resultados son muy buenos y, aunque quizá no tan interesantes como el trabajo de Gregg Toland en “Citizen Kane”, al que Miller privó de la estatuilla dorada con su labor, desde luego prácticamente son igual de icónicos, ya que además se apoyan en la excelente puesta en escena de John Ford, que incluye momentos tan gloriosos a nivel de lenguaje cinematográfico como mostrar a Walter Pidgeon entre las tumbas del cementerio junto a su iglesia cuando la mujer a la que ama se casa con otro hombre.


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Título en España: Qué Verde Era Mi Valle
Año de Producción: 1942
Director: John Ford
Director de Fotografía: Arthur C. Miller, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm Academy, 1.37:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía

Vista en Blu-ray

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