Rapture

Producción de la 20th Century Fox, rodada en espectaculares localizaciones en la Costa de Armor de la Bretaña francesa, que adapta una novela de Phillys Hastings, la cual tiene como protagonista a Agnes (Patricia Gozzi), una problemática joven adolescente que vive junto a su padre (Melvyn Douglas) y su ama de llaves (Gunnel Lindblom) en una casa junto a la costa, a la que el padre se ha marchado a vivir tras retirarse como juez. Tras la boda de la hermana mayor, en un día de tormenta, aparece en la casa un fugitivo (Dean Stockwell), que altera el orden y la convivencia. Cuando menos se sepa de “Rapture” antes de verla, mejor: se trata de una rarísima joya desconocida, cruce del cine de la nueva ola francesa con ecos de Ingmar Bergman, que aunque toca varios géneros, es sobre todo un drama de tremenda vitalidad (con una deslumbrante interpretación de Gozzi en el rol protagonista), no exento de lírica y romanticismo, en una extraña -pero portentosa- incursión del director francobritánico John Guillermin (“The Blue Max”, “The Towering Inferno”, “King Kong”, “Death on the Nile”) en el cine de autor. Georges Delerue proporcionó la melancólica y excelente banda sonora de un film claramente a reivindicar.

La majestuosa fotografía en blanco y negro fue obra del francés Marcel Grignon, un director de fotografía por aquél entonces ya veterano, que al año siguiente alcanzaría el que quizá fuera el mayor éxito de su carrera con “Paris Brûle-t-il?” (René Clement, 1966), una superproducción bélica internacional, con guión de Francis Ford Coppola y un reparto de estrellas, que le hizo ser candidato al Oscar a la mejor fotografía en blanco y negro. Poco después, rodaría “The Fixer” (1968) para un director tan visual como John Frankenheimer, y repetiría con John Guillermin, cuando el director ya estaba instalado el Hollywood, en “Shaft in Africa” (1973), la tercera de las aventuras cinematográficas del personaje interpretado por Richard Roundtree. En Francia trabajó por ejemplo a las órdenes de Jacques Becker en “Rue de L’Estrapade” (1953), con Roger Vadim en “Les Liaisons Dangereuses” (1959), adaptación del clásico de Choderlos de Laclos, con André Hunebelle en “Fantômas” (1964) -quizá la presencia de Louis de Fùnes sería la que propiciaría que después Grignon rodase varias de las aventuras del actor de origen español en sus clásicos papeles de gendarme- o con Walerian Borowczyk en “La Bête” (1975).

Aunque acreditado como CinemaScope en pantalla, quizá por ser el proceso cinematográfico clásico de la Fox, realmente el film se rodó -además de en blanco y negro- con un sistema de lentes anamórficas francés, el Franscope, que era un conjunto de lentes fijas (Kinoptik quizá) y un zoom (el Angenieux 35-140mm f/3.5) a las que se acoplaba un único anamorfizador frontal. Este sistema, empleado por ejemplo otra vez por John Guillermin en “The Blue Max” (1966) o en España en “La Residencia” (Narciso Ibáñez Serrador, 1969), proporcionaba mejor calidad que otras imitaciones del CinemaScope original o de las lentes Panavision de la época, aunque su distorsión en los extremos seguía siendo muy evidente. En cualquier caso, lo curioso es que el trabajo de cámara de “Rapture” no evidencia que rodar en anamórfico es mucho más complicado que rodar en esférico, ni que los equipos son más pesados: desde las secuencias iniciales en la celebración de la boda o en el interior del coche, John Guillermin coreografía complicados movimientos, con una cámara que fluye entre los actores y que, a diferencia de su propio trabajo en “Guns At Batasi” (1964), en este caso parece que no está hecho con vías de travelling, sino sobre una Dolly con ruedas o “chariot, que hace que los movimientos quizá no sean tan estables, pero permite en cambio giros, acercamientos y modificaciones de trayectoria “imposibles” en condiciones normales. A veces, incluso parece que algunos de estos movimientos se operaron “en mano” desde el carro, lo que hace que los planos captados de esa manera (aproximamientos hacia los actores en momentos muy dramáticos, además desde ángulos bajos) resulten apabullantes, por la manera en que están coreografiados con lo que se ve en pantalla a nivel actoral y/o narrativo.

Es una puesta en escena llena de energía y vitalidad la que invade gran parte de “Rapture”, que expresa fenomenalmente bien esos mismos sentimientos de su personaje protagonista adolescente. Pero John Guillermin va incluso más allá, con instantes casi irrepetibles, como con Agnes en el acantilado viendo a las gaviotas, dando vueltas o girando sobre sí misma, y que Guillermin filma ¡en un plano cenital giratorio! O también, cuando su familia la está llevando hacia el sanatorio para enfermos mentales, con una cámara que oscila de un lado al otro, o bien hacia el final, cuando el segmento de la ciudad está plagado de zooms y de planos torcidos u holandeses (“Dutch-Angles”) que describen a la perfección el ruido y bulliciosidad de la ciudad con respecto al campo, así como el malestar de Agnes en este lugar, algo que culmina con el momento en que ésta pierde el dinero con el agua que va a parar a la alcantarilla y en el que Guillermin filma la reacción de la actriz ¡desde dentro de la alcantarilla! Es tal el dominio de la cámara del director, así como de los recursos narrativos y expresivos que la misma ofrece, que el film resulta tremendamente sorprendente, especialmente cuando aparece su marcado carácter artístico y casi experimental, ya que Guillermin siempre fue considerado un director con mucho oficio, un artesano -como definición para negarle un verdadero talento o rasgos autorales- que sin embargo en el presente título se desbordan a raudales desde el primer al último fotograma, incluyendo preciosos planos desde el helicóptero o gloriosas tomas, composiciones y movimientos en el acantilado, que generan un efecto absolutamente cautivador.

Parece que los interiores en la casa de los protagonistas fueron rodados en estudio (aunque la casa fue construida en la localización, o bien al menos su exterior) y en la misma la fotografía de Marcel Grignon se aprovecha muy bien de la decisión del director artístico Jean André de utilizar paredes negras o muy oscuras en casi todos los interiores: eso hace que la luz dura de Grignon, en los cánones del blanco y negro, resulte muy contrastada y poderosa, puesto que crea fuertes claroscuros entre los actores (que reciben la luz) y los fondos (que reciben menos, y como son oscuros, en pantalla aparecen mucho más oscuros aún). La luz de Grignon es muy competente, aunque quizá a veces podría haber sido incluso más lateral y menos frontal, lo que habría hecho que la estética fuera aún más marcada, pero siempre hace que el film luzca muy bien, incluyendo sus estupendos exteriores, en los que todas las imágenes son siempre muy interesantes, aunque hay una clara mezcla de estilos: de un lado, el clásico que le lleva a rellenar a los actores de manera muy intensa (por ejemplo, el plano de Dean Stockwell y Patricia Gozzi junto a la reja del sanatorio) mientras que en otros momentos, deja que los actores queden subexpuestos porque utiliza la luz disponible y expone para los cielos y obtener una óptima reproducción de los mismos.

En cualquier caso, y aunque algunas decisiones de guión pueden resultar cuestionables, “Rapture” es un film tan extraordinario como desgraciadamente desconocido, en el que Patricia Gozzi, John Guillermin y su director de fotografía Marcel Grignon lo dieron absolutamente todo, obteniendo unos resultados que son verdaderamente deslumbrantes y que hacen de esta obra un film mayúsculo, tanto a nivel narrativo, como estético e indudablemente, sensorial. No en vano, su propio autor la consideraba su mejor película, aunque su carácter artístico, algunos giros de guión y lo avanzado de su argumento (incluso escandaloso, para los años 60) la condenaron a apenas ser proyectada y permanecer durante casi cincuenta años en un largo e injusto olvido.


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Título en España: Rapture
Año de Producción: 1965
Director: John Guillermin
Director de Fotografía: Marcel Grignon
Ópticas: Franscope
Emulsión: Kodak Plus-X 5231 (80 ASA) & Double-X (200 ASA)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (CinemaScope), 2.35:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2023.