The African Queen

Adaptación de una novela de C.S. Forester, con producción de Sam Spiegel (“The Bridge on the River Kwai”, “Lawrence of Arabia”), ambientada en África durante la primera guerra mundial. El argumento es muy sencillo: una mujer (Katharine Hepburn) vive junto con su hermano, misionero, en un país del centro del continente. Al explotar la guerra, los alemanes asesinan a su hermano por ser británico, de modo que la mujer, con la ayuda de un hombre (Humphrey Bogart) que posee un pequeño barco de vapor, trata de ir río abajo para escapar de los alemanes y, si puede, cobrarse su venganza contra ellos. Se trata de una película de prestigio exagerado, en la que lo mejor del trabajo de John Huston como director y co-guionista es posibilitar el duelo interpretativo entre Hepburn y Bogart, que ocupa más del ochenta por ciento del metraje, ya que para disfrutarla, lo mejor es no tomar demasiado en serio nada de lo que ocurre en pantalla.

El director de fotografía fue el británico Jack Cardiff [ASC, BSC], en la que fue su única colaboración con John Huston, del que la leyenda dice que, durante este complicado rodaje, estaba más interesado en la caza que en el propio rodaje de la película. Cardiff era un consumado especialista en el formato Technicolor de tres bandas en el que se rodó “The African Queen”, ya que venía de realizar dos de las obras más importantes de este sistema: “Black Narcissus” (1947) y “The Red Shoes” (1948), ambas a las órdenes de Michael Powell y Emeric Pressburger. Cardiff además obtuvo el Oscar, el único de su carrera en competición (ya que recibió uno honorífico una vez retirado) por el primero de estos títulos. Además, para estos cineastas también fotografió “The Life and Death of Colonel Blimp” (1943) y “A Matter of Life and Death” (1946). Desde finales de los años 50, después de títulos como “War and Peace” (King Vidor, 1956) o “The Vikings” (Richard Fleischer, 1958) hasta finales de los 70 se dedicó principalmente a la dirección, volviendo a su antiguo oficio con títulos como “The Prince and the Pauper” (R. Fleischer, 1977) o “Death on the Nile” (John Guillermin, 1978), así como con posteriores producciones de inclinaciones mucho más alimenticias que artísticas, como “Rambo: First Blood Part II” (George P. Cosmatos, 1985).

“The African Queen” tuvo un complicado rodaje en Uganda y el Congo, también en el formato de Technicolor de tres bandas, que requería niveles de intensidad de luz elevadísimos y a buen seguro no facilitó la labor de nadie en el equipo. Por ello tampoco sorprende que casi todo el film, que transcurre en exteriores principalmente, sea casi siempre diurno. Las escenas que no pudieron rodarse en localizaciones, a veces por contener planos potencialmente peligrosos para los actores, se rodaron en estudio, incluyendo algunos planos en los que los fondos fueron sustituidos por placas rodadas en localizaciones siguiendo el procedimiento de la pantalla azul, en lugar de las habituales retroproyecciones de la época. Los resultados de las mismas son desiguales, ya que al contrario que en la retroproyección, en este caso los fondos parecen correctos pero lo que sufre son las imágenes de los propios actores, aunque ello al menos permite que el metraje de segunda unidad de Ted Scaife luzca mejor.

Cardiff, como decíamos, era un maestro del color y ello se pone de manifiesto sobre todo en las escenas iniciales, en las que mezcla temperaturas de color y, a pesar de que se veía obligado a utilizar grandes aparatos y múltiples fuentes para producir cualquier mínimo efecto de luz en pantalla, lo cierto es que incluso consigue crear algún efecto que parece de luz suave, cuando obviamente no lo es. Para Katharine Hepburn, eso sí, sigue la regla de glamour típica del cine de la época y emplea, además de una luz lo más suave posible para su rostro, una fuerte difusión cada vez que la cámara se aproxima al rostro de la intérprete. Ello puede que la beneficie en términos de fotogenia, pero lo cierto es que hace que se produzcan fuertes saltos en la textura y contraste de las imágenes, como no podría ser de otra manera. En los exteriores rodados realmente en localizaciones, se aprecian de forma clara las intensas luces de relleno necesarias para exponer en Technicolor, pero también son las escenas en las que posiblemente el colorido típico del formato sea más vistoso, con las cámaras equipadas con lentes Cooke Speed Panchro.

A pesar de ese rodaje en localizaciones, los cineastas también rodaron un buen número de escenas en estudio, en Inglaterra, incluso simulando los propios exteriores africanos (estas escenas, curiosamente, parecen rodadas con lentes Baltar). También es sorprendente que, gracias a la pericia de Cardiff, el cambio a veces sea más desapercibido de lo que cabría esperar, sobre todo en relacióna muchas otras películas de la época o incluso posteriores, en las que estas situaciones estaban mucho peor resueltas que en “The African Queen”. Sin embargo, esa falta de interés que narra la leyenda respecto a Huston puede que sea la culpable de que el film, más allá de la presencia de Bogart y Hepburn y de sus intercambios de líneas de diálogo, no tenga demasiado interés, al menos en términos narrativos y de la historia que cuenta. Lo que no impide, sin embargo, que el trabajo de Cardiff, aún con sus pequeños problemas, sea muy bueno, sobre todo si se tienen en cuenta las enormes dificultades de toda índole a las que tuvo que hacer frente el director de fotografía. El sudafricano Ted Moore, futuro director de fotografía de las primeras películas de la serie Bond, entre otras, fue el operador de cámara del film.

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Título en España: La Reina de África
Año de Producción: 1951
Director: John Huston
Director de Fotografía: Jack Cardiff, ASC, BSC
Ópticas: Cooke Speed Panchro, Bausch & Lomb Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.37:1
Otros: Segunda unidad de Ted Scaife, BSC. Operador de cámara Ted Moore, BSC.

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