The Duellists

Adaptación de la novela de Joseph Conrad con la que debutó en el mundo del cine el director de publicidad británico Ridley Scott. Con dinero ahorrado por el mismo –aseguraba que en aquél entonces ya había rodado entre 1500 y 2000 anuncios- y bajo la batuta de David Puttnam, Scott filmó una de sus películas más interesantes, en la que ya están presentes todas las virtudes y defectos de su cine; entre los puntos fuertes, por supuesto, el gusto por el detalle y la escenografía, mientras que la película posee los mismos problemas narrativos que el grueso de su cine. Sin embargo, “The Duellists” narra una historia lo suficientemente concisa (el enfrentamiento entre dos oficiales del ejército francés durante las guerras napoleónicas, y sus respectivos duelos por honor) como para que el mayor de los Scott salga lo suficientemente airoso y obtuviera a continuación el encargo de dos de sus mayores logros como realizador, “Alien” (1979) y “Blade Runner” (1982). Keith Carradine y Harvey Keitel protagonizador el film, mientras que Albert Finney, Edward Fox, Tom Conti, Gay Hamilton o Diana Quick formaron el reparto de secundarios.

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El director de fotografía fue el británico Frank Tidy [BSC], que como Scott, debutaba en cine como primer operador con esta película. Sin embargo, como el realizador, Tidy era un hombre de la publicidad y había rodado mucho con Scott. “The Duellists” fue su única película juntos y quizá el título más famoso de Tidy, cuya posterior carrera alternó en los EEUU cine y televisión, siendo lo más destacable de la misma su asociación con el realizador Andrew Davis (“The Package”, “Under Siege”, “Chain Reaction”), aunque únicamente pudiera ocuparse de algunas tomas adicionales de la película más famosa de éste (“The Fugitive”), cuya fotografía principal recayó en Michael Chapman. Tidy también fue el operador original de “Dracula” (John Badham, 1979) antes de ser despedido y sustituido por Gilbert Taylor.

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El estilo de Scott –así como el de la generación publicitaria de Gran Bretaña a la que pertenecía- fue muy influencial en la estética de las décadas venideras a raíz de su irrupción en el cine. El germen de todo ello se encuentra ya aquí, así como en la influencia de la estética del cine de Stanley Kubrick y especialmente de su aclamada “Barry Lyndon”. La fotografía de “The Duellists” destaca por su utilización o recreación de la luz natural, de una forma (con un altísimo contraste, desde una única fuente de luz lateral y sin apenas relleno) desconocida en la época. Ése es el rango distintivo de esta película: la forma en que Tidy y Scott afrontan sus interiores, todos ellos rodados en verdaderas localizaciones, debido a que la escasez de fondos de la producción impedía la construcción de decorados propiamente dichos. En estos interiores, Tidy sitúa enormes fuentes de luz (seguramente arcos voltaicos) a través de difusión, para crear ese gran contraste entre las zonas en que incide su luz suave y las zonas en que no. Para controlar el contraste, como decíamos, Tidy no usa relleno, sino muchas veces humo, el cual permite ver algo más en las sombras, aunque a veces ello no sea suficiente para que éstas caigan en la absoluta penumbra.

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Los exteriores de la película también poseen un planteamiento novedoso para la época, al estar rodados en la medida de lo posible con la luz natural disponible, sobreexposición y un extendido uso de los filtros, especialmente los degradados. Mediante los mismos, como ya hiciera John Alcott en la propia “Barry Lyndon” o en “March Or Die” (1977), Tidy puede sobreexponer su negativo y evitar el uso de luz artificial sobre los personajes (que se encuentran siempre en la parte baja del encuadre) al tiempo que evita que se quemen los cielos. Los cineastas incluso utilizan filtros de color en estas circunstancias, y van un paso más allá utilizándolos con cámara al hombro o cámaras en movimiento, algo que hasta la época se consideraba como un error o algo que no podía hacerse, pero que les permite que los actores se situén en zonas correctamente expuestas a pesar que los cineastas favorecen siempre que pueden el contraluz. Por supuesto, Scott y Tidy también se muestran muy propensos a la utilización de todos los momentos en que la luz es más especial, bien se trate del crepúsculo, de la hora mágica o de esos instantes en que el sol está más bajo e incide a contraluz o lateralmente a los actores, perfilándolos con su calidez.

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Los interiores nocturnos tratan de hacer uso, con mayor o menor éxito, de la luz de las velas. Equipado con lentes esféricas convencionales (y no con los Zeiss f/0.7 de Kubrick), Tidy debe emplear y emplea luz artificial para exponer sus escenas, con resultados novedosos para la época (siempre se esfuerza en que las velas parezcan las fuente de luz principal, y utiliza fuertes transiciones de las zonas de luz a las de sombra), pero aún lejos del logro de “Barry Lyndon” a pesar que en muchas ocasiones el aspecto es muy bueno y creíble. A diferencia de la película de Kubrick, que empleaba filtros de bajo contraste durante gran parte del metraje, Scott reniega por completo de la difusión, si bien sus imágenes poseen un cierto velo debido a la incidencia de fuertes e intensas luces sobre las ópticas e incluso mucha suavidad y falta de contraste –de óptica- fruto de rodar a máxima apertura o a través de zooms (seguramente uno de los Angenieux de la época, el 20-120mm o el 25-250mm, empleado de forma nerviosa en varios momentos de la película) cuyo rendimiento óptico dejaba mucho que desear, si bien su suavidad le venía bien a la historia. También son dignos de admiración muchos de los insertos de la película, que al igual de los de “Alien” o “Midnight Express” –obra de Alan Parker, rival de Scott en publicidad- están tratados como si de “pack-shots” de productos se tratasen.

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Aunque el aspecto general es muy bueno, muy innovador y muy sugerente, aunque tiene un grave problema, fruto sin duda de la procedencia de Scott y Tidy del mundo de la publicidad: la falta de coherencia y consistencia de las imágenes, tanto por su evidente falta de raccord en muchos momentos como por la variedad de texturas que ofrece la película, algunas demasiado exageradas y que llaman la atención en demasía. Entre momentos en que falle el raccord, se encuentra sin duda la escena de la discusión inicial entre los personajes de Carradine y Keitel, que se inicia de día, ambos pasan por un arco con farolillos encendidos al anochecer y después vuelve a ser pleno día; aquélla junto a las tiendas en la que dos personajes enfrentados no es ya que estén a contraluz, sino que ambos tienen al sol en plano a sus espaldas, o los continuos cambios de luz entre planos en exteriores, mientras que la película pasa del bajo contraste a los negros muy densos, o de la imagen natural al filtro esteticista, casi en cada secuencia. Porque como dijo Alex Thomson a propósito de “Legend”, Scott quiere que cada plano sea especial, sin importarle el anterior o el que le sigue, algo que funciona bien en publicidad o puede funcionar en cine si se trata con cuidado, pero aquí a Scott se le fue bastante de las manos.

Título en España: Los Duelistas
Año de Producción: 1977
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Frank Tidy, BSC
Ópticas: Panavision esféricas
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Premios: British Society of Cinematographers (nom), BAFTA (nom)

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.