Midnight Express

Adaptación de la novela autobiográfica que William Hayes escribió junto a William Hoffer, en la que relataba su detención en 1970 en Estambul –acusado de posesión de drogas- y su posterior estancia y fuga de la prisión turca de Sagmacilar, tras haber sido condenado a treinta años cuando ya había cumplido cuatro. Con producción de los británicos Alan Marshall y David Puttnam y del norteamericano Peter Guber, este fue el segundo largometraje de Alan Parker y partió de un polémico guión de Oliver Stone –galardonado con el Oscar-, que alteraba significativamente la realidad de la estancia de Hayes en la prisión y añadía una clara repulsa hacia el pueblo turco y el propio país, por lo que por mucho que la película esté muy bien interpretada por Brad Davis, John Hurt o Randy Quaid, su descripción es muy poco realista y tan maniquea como manipuladora.

El director de fotografía fue el neozelandés afincado en Gran Bretaña Michael Seresin [BSC], que aparece acreditado mediante el clásico crédito inglés de “Lighting Cameraman”. Llegado a Europa en la segunda mitad de los años 60 como ayudante de cámara, muy pronto destacó como un excelente director de fotografía y realizador de anuncios publicitarios, en una época en la que los británicos fueron muy influyentes gracias a la generación de directores formada por Alan Parker, Adrian Lyne y los hermanos Ridley y Tony Scott. Seresin nunca pareció demasiado interesado en desarrollar una carrera cinematográfica, ya que sus títulos prácticamente se circunscriben a los que ha rodado con Alan Parker (“Bugsy Malone”, “Fame”, “Birdy”, “Angel Heart” o “Angela’s Ashes”), con el que ha alternado el puesto de operador junto a Peter Biziou, o junto a Harold Becker (“Mercury Rising”, “Domestic Disturbance”). La clara excepción es su puntual colaboración con el cineasta Alfonso Cuarón en “Harry Potter and The Prisioner of Azhkaban” (2003), que Seresin rodó ante la indisponibilidad del habitual del mexicano, Emmanuel Lubezki, experiencia que debió de resultar lo suficientemente grata para el realizador como para convocarle una vez más cuando Lubezki tuvo que dejar inacabado –por compromisos previos- el rodaje de la celebrada “Gravity” (2013), en la que Seresin tiene un prominente crédito como director de fotografía adicional.

La fotografía de “Midnight Express” es una clara muestra del estilo no sólo de Seresin, sino de la citada generación británica de los 70 y de sus operadores predilectos: Derek Vanlint (“Alien”), Frank Tidy (“The Duellists”), Peter Biziou (“Mississippi Burning”) o Howard Atherton (“Bad Boys”); aquélla que tomó los conceptos de una imagen naturalista de la Nouvelle Vague francesa, de Gianni Di Venanzo en Italia y, filtrados a través de David Watkin (“The Devils”, “Out of Africa”) o John Alcott (“A Clockwork Orange”, “Barry Lyndon”), se especializó en un estilo que podríamos denominar como naturalismo esteticista, puesto que no sólo pretendía recrear la luz natural, sino mostrar ésta siempre en el momento en el que ésta más bella y produce impactantes efectos estéticos (esta corriente, posteriormente, sobre todo a través del cine de Tony Scott junto al norteamericano Jeffrey Kimball, también tomaría parte de los efectos de color que caracterizaban al italiano Vittorio Storaro).

Por ello, la fotografía de “Midnight Express”, aunque las líneas que vienen a continuación podrían aplicarse casi por completo, por ejemplo, a “The Duellists”, está basada en un principio realista o naturalista, en el que los cineastas tratan de recrear los lugares en los que transcurre la historia de una manera veraz como punto de partida. Por ello, la película utiliza con mucha frecuencia las luces integradas en los decorados, o recrea de forma fiel cómo habría sido la luz en los interiores de la prisión turca (en realidad, el Fuerte St. Elmo en Malta, con las calles de La Valetta doblando a Estambul), especialmente en los interiores nocturnos. Pero los interiores diurnos son los verdaderamente llamativos, puesto que están rodados con un estilo muy moderno, utilizando exclusivamente una enorme fuente de luz lateral suave que crea un evidente efecto “single source”, el mismo de las pinturas de Vermeer o Rembrandt, iluminando las estancias por las que se mueven los actores pero nunca a éstos, que se mueven entre luz y sombras sin que la luz atienda a su posición exacta.

Sin embargo, esta luz siempre es absolutamente perfecta, con un aspecto maravilloso, de modo que, tras encadenar una escena y otra de la proyección, el efecto que crea evidencia que lo que busca es impresionar al espectador con un efecto estético, similar al que utiliza un atardecer eterno, solo que mediante “luz del norte”. Sin embargo, en el caso de “Midnight Express”, con su elevadísimo contraste de luz, Seresin poco a poco va introduciendo efectos que evidencian mucho más su marcado carácter esteticista, como pueden ser los haces de luz con humo que aparecen durante el famoso “Love Theme” de Giorgio Moroder, hasta que se convierte en un pilar de la película en su tercio final, en las salas de la prisión destinadas a los enfermos mentales, llenas de humo y luces cenitales que convierten un infierno en la tierra en algo muy estético, aunque no por ello menos atmosférico.

Seresin entre tanto nunca renuncia al riesgo, ni a las sombras –compartiendo la tendencia de Watkin, Alcott e incluso Gordon Willis de fotografiar a menudo a los sujetos contra la fuente de luz, de modo que se convierten en siluetas con sus rasgos apenas visibles- y, aunque renuncia a la iluminación artificial en exteriores y la sustituye por filtros de bajo contraste, por lo general nunca quiere hacer un trabajo feista, sino que busca impactar al espectador con unas imágenes muy modernas, a veces amenazantes, pero casi siempre, en el fondo, bellas, independientemente de que se usen para retratar lugares muy poco acogedores. Como decíamos, la posición de sus luces y aparatos en las tomas generales nunca parece influenciada por lo que hacen los actores en pantalla, aunque sí que es cierto que, de cuando en cuando, nos regala primeros planos muy estéticos en los que sí que es evidente que todo ha sido alterado para esas tomas en concreto.

La puesta en escena de Parker, eso sí, es muy deudora de su época y, aunque muestra una evidente pericia técnica y narrativa para obtener el máximo partido del guión de Stone, ante los ojos contemporáneos puede parecer desfasada por elementos como el excesivo uso del zoom, a veces bien empleado, pero por lo general como elemento sustitutivo de los travelling, circunstancia que nunca se haría en la actualidad. Por lo tanto, “Midnight Express” es un conjunto dudoso, pero muy representativo del cine de su época, con una elevada pericia técnica y sobre todo, muy interesante en la forma en que Seresin fotografía un lugar deplorable con la evidente intención de convertirlo en algo estético. Hugh Hudson y el operador Bernard Lutic rodaron las tomas de atardeceres de Estambul en la hora mágica a modo de segunda unidad.

Título en España: El Expreso de Medianoche
Año de Producción: 1978
Director: Alan Parker
Director de Fotografía: Michael Seresin, BSC
Ópticas: Zeiss 1.4, Cooke 25-250mm
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.