Alien: Covenant

Continuación de “Prometheus”, la variación del mundo de “Alien” iniciada por Ridley Scott con tan flojos resultados en el año 2013. En esta ocasión, los protagonistas son un grupo de colonos espaciales que, en pleno viaje hacia el planeta que planean habitar, encuentran en el espacio una señal desconocida que, como sucedía en la película original de 1979, los hace variar el rumbo para acudir a investigarla a otro planeta desconocido. Una vez allí, como cabe esperar, tendrán el consabido encuentro con la mortífera especie alienígena que protagoniza la saga. Sin embargo, este “Friday The 13th” espacial vuelve a verse muy comprometido por un guión que, como el de “Prometheus”, no parece saber a dónde dirigirse, volviendo a introducir una subtrama existencialista (en esta ocasión con Michael Fassbender interpretando a dos androides antagónicos) con ecos de “Blade Runner”, de la que incluso toma el plano inicial, que desvía de nuevo la línea original. Pero lo peor no es eso, sino que Ridley Scott, a sus 79 años de edad, destroza nuevamente todo aquello que también le funcionó en la primera película: no existe el misterio, no existe el suspense y no existe la mítica en torno a un ser desconocido que aquí no es más que un vulgar depredador creado digitalmente en una película a la que le sobran diálogos y, en cambio, se echa en falta la elaboración y el silencio del original.

El director de fotografía vuelve a ser el polaco Dariusz Wolski [ASC], quien ya se hiciera cargo de “Prometheus” y que, desde entonces, ha rodado todas las películas de Ridley Scott: “The Counselor”, “Exodus: Gods and Kings” y la única producción decente que ha rodado el británico en este período, “The Martian”. Wolski, que ha desarrollado su carrera íntegramente en EEUU, originalmente era un director de fotografía publicitario y de videoclips que alcanzó notoriedad en los años 90 de la mano de Alex Proyas (“The Crow”, 1994) y Tony Scott, para quien fotografió consecutivamente “Crimson Tide” (1995) y “The Fan” (1996), aunque después el malogrado hermano menor de Ridley dejase de contar con él. Con posterioridad, Wolski destacó de la mano de Gore Verbinski, con títulos como “The Mexican” (2001) y “Pirates of the Caribbean” (2003), así como sus tres primeras secuelas (la última ya a cargo de Rob Marshall), para después iniciar una colaboración con Tim Burton con “Sweeney Todd” (2007) y “Alice in Wonderland” (2010). A sus 61 años de edad y después de haber rodado también “The Walk” (2015) para Robert Zemeckis, Wolski es todo un veterano y experto en cine comercial cargado de efectos visuales, capaz de sacar adelante con oficio creaciones que incorporen mucho trabajo de manipulación digital en post-producción, pero desgraciadamente apartándose cada vez más del trabajo orgánico por el que destacó al comienzo de su carrera e incluso en su primera etapa con Verbinski.

A pesar que hasta la fecha, todas las incursiones en la adquisición digital de Dariusz Wolski –incluyendo, por lo tanto, todas sus películas para Ridley Scott- se habían rodado con cámaras RED, tanto en los sensores Mysterium-X como Dragon, en esta ocasión el polaco ha optado por realizar el tránsito hacia la Arri Alexa, rodando por supuesto en formato ArriRaw, aunque ello no suponga un cambio drástico debido a que el film contiene tantísimos efectos digitales que la manipulación de la imagen que conllevan los mismos hace que el soporte de rodaje tenga una influencia menor de lo que cabría esperar. También han prescindido de los rigs 3D con los que se rodó “Prometheus”, pero no, en cambio, del rodaje con tres o cuatro cámaras para cada secuencia, de modo que el film vuelve a tener una puesta en escena de ficción documental, confiando mucho más en rodar mucho material en su calendario de 72 días de rodaje que en una planificación precisa y esmerada, como viene siendo habitual en Ridley Scott, desgraciadamente, desde hace muchos años. A pesar de contar con el gran operador Scott Sakamoto (“The Revenant”) en la cámara “A”, “Alien: Covenant” apenas contiene composiciones que aprovechen la relación de aspecto panorámica o la profundidad para situar a los actores en el decorado; al contrario, la película está caracterizada por los planos medios y cortos captados por las unidades adicionales de cámara presentes en el set al mismo tiempo, todas o casi todas ellas equipadas con lentes zoom esféricas (seguramente Angenieux, aunque el film está firmado por Panavision), e incluso las escenas de acción recurren aún cámara al hombro y a obturaciones cortas y planos muy breves en montaje para crear una sensación de caos.

Teniendo en cuenta la desviación del misterioso y minimalista planteamiento de la película original que supone “Alien: Coventant” respecto de la cinta original de 1979, a estas alturas comparar o intentar comparar su fotografía (el trabajo de Derek Vanlint es, además, un icono) resulta absurdo, más aún con el precedente de “Prometheus”, que ya dejaba entrever por dónde iba a ir este film. Estéticamente, pues, también es una continuación del mismo: Wolski y el diseñador de producción Chris Seagers introducen cientos (cuando no miles) de pequeñas luces LED en el escenario, a fin de que funcionen como iluminación diegética en los interiores de la nave Covenant y naves auxiliares que aparecen en la película. Con las mismas y con la extraordinaria capacidad de registro en bajas luces de la Arri Alexa, Wolski tiene más que suficiente para poder rodar a T2.8 con sus zooms y múltiples cámaras, dejando a buen seguro, eso sí, espacio para utilizar paneles LED fuera de cuadro cuando es preciso o luces puntuales para los ojos de los personajes, como sucede a veces con Fassbender, Katherine Waterston o Billy Cudrup. Pero con este aproximamiento, Wolski convierte a la nave en un lugar que, dentro de los bajos niveles, muestra una excesiva limpieza y pulcritud, sin un verdadero contraste u oscuridad que hagan de la misma un lugar interesante o no digamos ya amenazador.

En las escenas exteriores, rodadas en Nueva Zelanda, Wolski y Scott buscan cielos encapotados para ofrecen un aspecto gris en el planeta en el que se supone que se desarrolla gran parte de la acción, conjugándolos además con un etalonaje que desatura y contrasta estas escenas como si se tratase de una suerte de proceso ENR digital. En el interior del área en el que habita el segundo personaje de Michael Fassbender, Wolski sí intenta crear algo más de atmósfera con sus luces integradas, bajos niveles o escenas en que los exploradores utilizan linternas para abrirse paso y ver qué es lo que se encuentra frente a ellos. Pero todo carece de personalidad y es poco o nada especial; no hay nada sorprendente en todo el aproximamiento del director de fotografía y el director, que dentro de la serie, se aproxima como conjunto sobre todo a “Prometheus”, como cabría esperar, o al fallido trabajo de Darius Khondji en “Alien: Resurrection”, en la que el propio operador de origen iraní reconocía que había utilizado demasiada luz.

Los resultados, por lo tanto, no aportan nada al universo “Alien” y se encuentran lejos de los trabajos de Derek Vanlint, Adrian Biddle e incluso Alex Thomson en las películas originales (ya que incluso el film de James Cameron, que no era muy destacable estéticamente, posee cualidades físicas que están a años luz de “Alien: Covenant”). Muestra además este film a Ridley Scott como un realizador que, a sus casi 80 años de edad, parece que ha perdido ese toque estético que incluso en sus momentos más bajos (como en “1492” o “G.I. Jane”) hacían que su cine fuera fácilmente identificable por sus patrones de imagen. Todo ello porque “Alien: Covenant” luce absolutamente convencional (e impersonal) y además se apoya en efectos visuales muy mediocres, que no solo no colaboran con la experiencia sino que hacen añorar a los disfraces y efectos físicos utilizados en los dos primeros capítulos de la saga. Por todo ello, se trata en su conjunto de un film muy prescindible, en el que Ridley Scott, absolutamente perdido, incluso llegar a echar mano sin pudor de la banda sonora de Jerry Goldsmith para la película original, cuando es bien sabido que tuvo problemas con el compositor debido a que entre el realizador y el montador Terry Rawlings alteraron notablemente la ubicación de las composiciones del músico, para desesperación de éste.

Título en España: Alien: Covenant
Año de Producción: 2017
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Dariusz Wolski, ASC
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw), 2.4:1

Vista en DCP Láser

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