Rogue One

Primera de las películas ambientadas en el mismo universo que “Star Wars” pero no protagonizadas ni por la familia Skywalker ni por Jedis y que se sitúa, en una línea temporal, algo después de los sucesos narrados por George Lucas en “Revenge of the Sith” (el Episodio III, 2005) y que termina justo antes del comienzo del film original de 1977, el renombrado “Episodio IV: Una Nueva Esperanza”. Sobre la base de un argumento ideado por John Knoll, el reputado supervisor de efectos visuales de Industrial Light and Magic (ILM), “Rogue One” sigue las peripecias de un grupo de rebeldes liderados por Jyn Erso (Felicity Jones), cuyo padre Galen Erso (Mads Mikkelsen) es el científico que ha diseñado la Estrella de la Muerte para el malvado imperio galáctico. Con la ayuda de Cassian Andor (Diego Luna), Chirrut Imwe (Donnie Yen) y Baze Malbus (Wen Jiang), este grupo tratará de robar los planos de la Estrella de la Muerte, ubicados en una base en el planeta Scarif, aunque para ello deberán superar la oposición de Krennic (Ben Mendelsohn). Parece ser que Gareth Edwards fue apartado de la fase final de la producción, siendo sustituido por Tony Gilroy -co-autor del guión junto a Chris Weitz- en el rodaje de nuevas escenas, pero ello no impide que “Rogue One” sea un gran entretenimiento y que funcione mejor como precuela de la trilogía clásica de “Star Wars” que la propia trilogía de películas dirigidas por George Lucas entre 1999 y 2005.

El director de fotografía es el australiano Greig Fraser [ASC, ACS], uno de los talentos al alza de la fotografía cinematográfica. Nacido en 1975, Fraser pertenece ya decididamente a la generación que conoció “Star Wars” a través del vídeo o la televisión, lo cual quizá le haya permitido asumir este encargo desde una perspectiva diferente a la de los anteriores directores de fotografía de la saga. Fraser comenzó a destacar internacionalmente en el año 2009, de la mano de Jane Campion en “Bright Star”. Al año siguiente ya estaba en Hollywood, rodando para Matt Reeves “Let Me In”, el remake de la película danesa “Let The Right One In” (2008). Desde entonces ha rodado, consecutivamente, “Snow White And The Huntsman” (2012), “Zero Dark Thirty” (2012), por la que rozó candidaturas a los premios del año, “Killing The Softly” (2012), “Foxcatcher” (2014), “The Gambler” (2014) y “Lion” (2016), por la que ha obtenido recientemente el premio a la mejor fotografía en el festival Cameraimage celebrado en Polonia.

A pesar que “Star Wars: The Force Awakens” (2015) fue rodada inmediatamente antes que “Rogue One” haciendo uso del formato 35mm anamórfico –e IMAX para escenas específicas- así como que, al parecer, Rian Johnson y Steve Yedlin han repetido el mismo esquema para el próximo film, pendiente de estreno, Gareth Edwards y Greig Fraser han preferido acudir a la adquisición digital para esta entrega, empleando la novedosa Arri Alexa 65, que emplea un sensor de un tamaño (aprox) tres veces más grande que una Alexa convencional, asimilándose por lo tanto al clásico formato de celuloide 5-perf 65mm. Pero en lugar de acudir a las lentes Hasselblad preparadas por Arri para su nueva cámara, o incluso a los Panavision Primo 70 u otros juegos esféricos del fabricante californiano, Fraser ha decidido repetir la misma jugada de Quentin Tarantino y Robert Richardson en “The Hateful Eight” (2015), utilizando el mismo juego de lentes APO Panatar de Panavision, solo que sustituyendo el celuloide por el sensor de gran tamaño de Arri. Hay que recordar que este juego, único en el mundo (consta de algunas lentes originales del formato Ultra Panavision 70 empleado en “Ben-Hur”, “Mutiny on the Bounty”, “The Fall of the Roman Empire”, etc. así como nuevas creaciones de Dan Sasaki que mantienen el look original) cubre el formato 65mm y utiliza una tasa de compresión 1,25×1. Ello hace que en celuloide la relación de aspecto se convierta en un extraordinariamente amplio 2.76:1, aunque para este film los extremos del fotograma digital han sido descartados y se ha optado por un ratio convencional como lo es el 2.4:1, evitando incompatibilidades de proyección.

La combinación del sensor 65mm y las lentes anamórficas APO Panatar no podría resultar mejor. Curiosamente, a pesar que la resolución es muy superior a la que se obtiene de una Alexa convencional, al utilizar estas lentes tan antiguas (de los años 50 del siglo pasado) la imagen, siendo muy detallada, se suaviza de forma extraordinaria, mientras que la moderada compresión anamórfica estira un poco los fondos e introduce –en su justa medida- algunas de las características de los formatos anamórficos, como la distorsión de barril o la aparición de destellos, reflejos o flares en la imagen. Sin embargo, el anamórfico está utilizado para darle algo de personalidad a la imagen y obtener ese aspecto tan personal que ofrecen estas lentes; no es ni mucho menos “Rogue One” el tipo de film que busca constantemente el destello o la entrada de luz sobre la óptica para captar líneas azules horizontales prácticamente en cualquier corte de montaje. En cierto modo, las APO Panatar son utilizadas por Fraser casi como si de un filtro se tratase, modificando lo suficiente la imagen que capta el sensor de la Alexa 65 para darle una vida propia, suave, algo surreal y mucho más cinematográfica. Esto último se debe, sobre todo, a que el contraste de las lentes es mucho más reducido que el de diseños posteriores (como los Hasselblad de “Sully”), de modo que todo el film tiene una suave y delicada apariencia en el que los negros jamás son negros puros, sino “sólo casi” negros en los que Fraser aprovecha para mostrarnos información. Esta sutileza de las lentes, por fortuna, no ha sido eliminada durante el Digital Intermediate y hace que el film, en ocasiones, parezca rodado en 65mm pero con una emulsión fotoquímica de bajo contraste y baja saturación.

Si bien el aspecto que ofrece la combinación de la Alexa 65mm y las lentes del formato Ultra Panavision ya es inusual, más lo es aún el estilo buscado por Gareth Edwards y Greig Fraser en cuanto a la iluminación. Quizá a aquéllos a los que el look de “Let Me In”, “Killing Them Softly” o “Zero Dark Thirty” les resulte familiar no se vean tan sorprendidos, pero lo cierto es que la forma en que luce “Rogue One” no tiene precedente en la serie. Puesto que la amplia cobertura anunciada en medios como “American Cinematographer” aún no se ha hecho pública, sólo nos queda aventurar qué es lo que buscaban los cineastas. La trilogía clásica, a la que “Rogue One” precede en una línea temporal del universo “Star Wars”, posee colores mucho más vivos y saturados, e incluso un aspecto de luz en clave alta domina largos segmentos de “Star Wars” y “The Return of the Jedi”. “The Empire Strikes Back” quizá si está más identificada por el aspecto suave y con mucha más clave baja de gran parte de su proyección, pero es un film que mantiene un elevado nivel de saturación e incluso hace un uso extensivo de filtros de bajo contraste. “Rogue One” no tiene nada que ver con eso, más allá, como indicábamos, que en este caso las lentes APO Panatar son el filtro “de aspecto cinematográfico” que usa Greig Fraser.

Lo que hay en “Rogue One”, sin embargo, es una utilización de la luz y el color que pretende buscar un efecto mucho más naturalista y veraz. No renuncia al cien por cien a ser una fotografía que acepte momentos de preciosismo o a la creación de imágenes de pura estética, pero en gran medida Fraser deja que sea Industrial Light and Magic la que deje boquiabierto al espectador con espectaculares integraciones y modificaciones de escenarios naturales para crear nuevos planetas en el universo “Star Wars” (haciendo uso de Jordania y las Maldivas). Lo que hace Fraser, como decíamos, es adoptar un perfil asombrosamente bajo y, curiosamente, buscar una estética poco llamativa pero sí muy realista, que curiosamente emparenta más a “Rogue One” con la herrumbrosa estética “Alien” que con sus secuelas, precuelas o lo que sean el resto de películas de la saga con respecto a la misma. Fraser, por tanto, utiliza muy pocas fuentes de luz pero siempre muy definidas, lo que hace que gran parte de la película posea un aspecto magnífico, como si estuviera realmente iluminada desde una única fuente de luz, o cuando menos, desde una única dirección de luz. Esta luz por lo general es lateral y hace que el punto donde incide sea el más luminoso de cada fotograma, dejando que los puntos del encuadre, a medida se alejan de este, vayan cayendo paulatinamente en penumbra (para ello, el aspecto de suave contraste descrito anteriormente es fundamental). Mención especial en este aspecto merecen las escenas de la sala de control de los rebeldes, en las que Fraser sugiere mucho más que muestra a través de luces integradas.

En los interiores de las naves, o especialmente en los interiores de las naves imperiales, los niveles de luz son realmente bajos. En estas secuencias, la luz de Fraser también está claramente integrada en las propias naves y es muy curioso ver cómo el director de fotografía está mucho más interesado en quitar luz de los personajes que en ponerla. En este aspecto, puesto que el vestuario de los hombres del imperio o incluso del propio Darth Vader es de un color negro brillante, Fraser utiliza mucho los reflejos de luces o aparatos de luz fuera de campo para crear brillos y destellos sobre los mismos, pero evita en gran medida la luz directa sobre los actores. El aspecto es de una clave muy baja y muy, muy diferente de lo que se acostumbra a ver en este tipo de producciones de alto presupuesto. También, Fraser pone una vez más de manifiesto su gusto por la subexposición a cada oportunidad que se le presenta, ya que como si se tratara de Gordon Willis, cada vez que un personaje se sitúa delante de una ventana o una gran fuente de luz, el australiano deja su rostro prácticamente en penumbra o silueta, empleando solo un poquito de suave luz lateral sobre los actores, pero siempre exponiendo para el exterior y nunca para el interior. En este aspecto, en concreto la escena de Krennic en la sala de control del Planeta Scarif recuerda mucho a alguno de los interiores de la Aguja Espacial de “The Parallax View” (Alan J. Pakula, 1974), por muy sorprendente que ello pueda parecer.

Fraser se toma tan en serio el encargo que hay largos segmentos de “Rogue One” que parecen mucho más una película bélica clásica que un film de ciencia-ficción perteneciente a una saga tan popular como “Star Wars”. Quizá algunos momentos posean incluso un perfil demasiado bajo y que su fotografía llame tan poco la atención que pase desapercibida para el gran público, u otros en que la distinción cromática entre los tonos cálidos que caracterizan el diseño de las escenas “rebeldes” y los fríos de las “imperiales” termina por hacer las primeras algo aburridas, pero el conjunto está tan sumamente bien realizado y ejecutado desde el punto de vista lumínico que cuesta mucho creer que la producción y el director hayan dejado a Fraser ejercitar un estilo tan personal en una película de este tipo. Ignorando por completo la naturaliza del problema que hizo que se tuvieran que rodar nuevas escenas a toda prisa, o cuáles son estas, desde luego sí que podemos afirmar que el producto definitivo no evidencia problemas de coherencia estilística o cambios de tono; es una fotografía muy realista, de clave baja y luz justificada, de aspecto sencillo y muy sugerente en cuanto a que muestra poco y deja que gran parte de cada fotograma esté dominado por la oscuridad. Es, en definitiva, un gran trabajo de Greig Fraser, que puede que pase desapercibido de cara a la temporada de premios por estar al servicio de la enésima película de “Star Wars”, circunstancia que desde luego no sería justa, ya que desde el punto de vista estético, se trata de una película con personalidad y en la que además el trabajo de efectos visuales está integrado en la historia y en la fotografía de manera inusualmente satisfactoria.

Título en España: Rogue One, Una Historia de Star Wars
Año de Producción: 2016
Director: Gareth Edwards
Director de Fotografía: Greig Fraser, ASC, ACS
Ópticas: Panavision APO Panatar
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa 65 (ArriRaw 6.5K), 2.4:1
Otros: 4K Digital Intermediate

Vista en DCP

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© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.