Snow White and the Huntsman

Adaptación de alto presupuesto del cuento clásico, en el que en esta ocasión, Blancanieves (Kristen Stewart) escapa del castillo en el que es retenida por su malvada madrastra (Charlize Theron) y ésta envía a un cazador (Chris Hemsworth) para que consiga traerla de vuelta, pues la joven es la única persona capaz de destruirla. La cinta, que bebe sin disimulo de películas como la trilogía de “Lord of the Rings” o del estilo de “Braveheart” o “Gladiator”, incluso con un nivel de violencia no apto para todos los públicos, pierde interés de manera sustancial tras un más que aceptable arranque, aunando errores de casting (no es posible que el espejito hablase de mujer más bella que Theron, al menos dentro del reparto del film) o numerosas secuencias de acción excesivamente confusa que no aportan nada con respecto al tipo de cine que siguen sin disimulo alguno. Por todo ello, más allá de algunos instantes de gran belleza estética (como la secuencia de apertura o el amanecer junto a los enanos) se trata de una cinta excesivamente ruidosa y alargada, además de no particularmente entretenida. 

El director de fotografía es el australiano Greig Fraser quien, tras su salto al cine EEUU con “Let Me In” de la mano de Matt Reeves, confirma su asentamiento en territorio americano con esta película en la que trata de imponer su estilo a pesar de las enormes dificultades técnicas y logísticas que plantea un proyecto de dimensiones tan grandes, numerosos efectos digitales y la presencia de una estrella femenina (Theron) cuyo aspecto en pantalla, además de por su propia condición de estrella, requiere ser excepcional por motivos narrativos.

Fraser, como en sus obras anteriores (“Bright Star, “The Boys Are Back”), parece que acude a la cita con la idea de realizar una fotografía lo más natural y orgánica posible, dentro de los citados condicionantes expuestos anteriormente. Por ello, no resulta sorprendente su decisión de rodar no sólo en celuloide, hecho en extinción en una obra de estas características, sino que además lo hace en formato panorámico anamórfico, que posiblemente sea la manera más clásica posible de afrontar un proyecto como éste y que en cierto modo resulta sorprendente en un operador de enorme juventud y recientemente aterrizado en la lista A Hollywoodense.

Sin embargo, a pesar de la aparente naturalidad del conjunto, que en sus mejores momentos (los iniciales) podría recordar a la forma en que afrontan sus interiores día operadores de la tala de Emmanuel Lubezki (cuyo “Sleepy Hollow” viene a la mente en más de una ocasión debido al aspecto de este “Snowhite”) o Wally Pfister, Fraser está demasiado condicionado por la necesidad de mostrar a Theron en absoluto esplendor, lo cual implica siempre una luz frontal muy suave sobre la actriz, o por la presencia de numerosos instantes en que las extensiones de decorados o imágenes digitales estropean su concepto visual, generalmente porque le obligan a huir del mismo y a introducir fuentes o niveles de luz que a menudo resultan excesivos.

Además, en una época en la que para bien o para mal la HD parece que se ha asentado de forma definitiva, incluso ni la proyección digital ni el formato anamórfico pueden evitar el aspecto algo granulado de las imágenes (parece que la reciente emulsión Kodak 5230 posee una textura más prominente que la 5219, por ejemplo), aunque podría argumentarse que el grano no sólo va en línea con el tratamiento más orgánico pretendido por Fraser, sino que también con el aspecto más rudo y violento de la historia. De hecho, ni siquiera la presencia de algo de material rodado en 65mm (parece ser que para las tomas amplias generales, posiblemente de segunda unidad) destaca especialmente proyectado a 2K, aunque la imagen sí es mucho más limpia en determinadas secuencias en 35mm anamórfico (como las dos mencionadas en el primer párrafo del presente texto), lo cual parece indicar que el grano sí está relacionado con la nueva emulsión.

Por ello, más allá de la brillantez y de lo bonitos que resultan los primeros planos de Theron en formato anamórfico, como el concepto natural no puede mantenerse y la película carece de un estilo excesivamente unitario en este aspecto, “Snowhite and the Huntsman” no es desde luego la mejor obra de Fraser, que muestra valentía y un interés muy claro en sus elecciones técnicas, pero desgraciadamente es incapaz de imponerse con las mismas en una superproducción en la que muestra su oficio pero ni siquiera la mitad del talento que posee.

Título en España: Blancanieves y la Leyenda del Cazador
Año de Producción: 2012
Director: Rupert Sanders
Director de Fotografía: Greig Fraser
Emulsión: Kodak 5201 (50T), 5207 (250D) y 5230 (500T)
Ópticas: System 65 & anamórficas Primo, zoom ATZ, E-Series y G-Series de Panavision
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: Digital Intermediate, 65mm (parcial), Super 35 (efectos visuales), Red Epic (Efectos Visuales)

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.