Tár

Tercera película de Todd Field como guionista y director (más de tres lustros después de “In The Bedroom” y “Little Children”), que tiene como protagonista a una afamada conductora de orquesta, Lydia Tár (Cate Blanchett), que vive junto a su pareja (Nina Hoss) y tiene éxito internacional. Sin embargo, su vida profesional y personal parece que empieza a desmoronarse en paralelo a sus preparativos para la grabación de la sinfonía nº 5 de Mahler, cuando las cosas comienzan a torcerse con determinadas revelaciones y decisiones sobre su trabajo. “Tár” es un retrato muy ambicioso por parte de Field, soberbiamente interpretado además por Cate Blanchett, en uno de esos trabajos en los que el actor (en este caso, la actriz), se convierte literalmente en el personaje, pero más allá de eso, la película peca de ser demasiado elitista y petulante -algo especialmente evidente en su primera media hora de proyección, como si algo del personaje principal se le hubiera pegado a Todd Field, con sus continuas citas autorales que a buen seguro harán las delicias de los entuasiastas del arte y de la música clásica, pero que distancian -mucho- al espectador convencional que simplemente busque un relato cinematográfico del que poder disfrutar. Noémie Merlant, Mark Strong y Julian Glover, entre otros, forman el reparto de secundarios de la película.

El director de fotografía es el alemán Florian Hoffmeister [BSC], que como otro de los nominados al Oscar de esta temporada de premios, el británico James Friend, también procede principalmente de la televisión (curiosamente, ambos han intercambiado roles de alguna manera, ya que Friend se ha hecho cargo de la producción alemana “All Quiet on the Western Front”, mientras Hoffmeister ha hecho lo propio con el presente film, rodado en inglés, aunque principalmente en Alemania). Entre las series en las que ha participado se encuentra “True Detective”, con un único episodio bajo sus mandos, así como “The Terror”, mientras que en su carrera en cine, destacan “Mortdecai” (David Koepp, 2015), “Johnny English Strikes Again” (David Kerr, 2018), “Official Secrets” (Gavin Hood, 2019) o “Antlers” (Scott Cooper, 2019).

Las cámaras empleadas por Florian Hoffmeister han sido la Arri Alexa Mini LF, con algo de Alexa 65 al comienzo del rodaje según “British Cinematographer”, aunque el grueso de la película parece simplemente la LF equipada con los Arri Signature Primes, que se supone que habrían sido modificados para que su imagen no resulte tan perfecta. Aún así, la textura que producen esta cámara con estas ópticas es absolutamente contemporánea y, por supuesto, digital, lo cual es probable que encaje bien con una historia de este tipo ambientada en la actualidad, pero que quizá no la distancie lo suficiente de la televisión, con imágenes de una excepcional nitidez y claridad, pero sin atisbo de imperfecciones ni una textura cinematográfica (entendida ésta en sentido clásico). Es decir, Florian Hoffmeister sigue al dedillo la teoría de Roger Deakins -que en “1917” y en “Empire of Light” emplea la misma combinación de cámara y lentes- y utiliza los mejores y más modernos medios a su alcance para conseguir precisamente eso, una imagen moderna. En este sentido, la luz de Hoffmeister también lo es: desde los múltiples interiores del apartamento o la vivienda de la protagonista, muy bien ambientados bajo una luz tenue, suave, contrastada y de bajo nivel que simula bien el otoño o invierno alemán, hasta las estancias o escenarios musicales en los que el director de fotografía emplea iluminación LED, muchas veces integrada en los planos, para fotografiar sus escenas.

Pero el resultado es quizá, como el de la propia película, una imagen que se distancia mucho del espectador. “Tar” posee una imagen fría, muy cruda, desnuda y que, dentro de su elegancia, se le echa en falta calor y humanidad. Que ello es precisamente lo que buscan los cineastas -es decir, mostrar un personaje que ni es cálido ni es humano- es algo evidente, pero en el caso de esta película, guión, dirección y fotografía causan (o quizá debería decir, me causan) un distanciamiento de tal calibre que afecta mucho a la percepción con la que se reciben las imágenes y se sienten como espectador. De hecho, el concepto, de inicio, es como si de un documental, entrevista o un directo se tratase, con el personaje principal siendo entrevistado en un escenario, y dicho estilo directo y crudo es el que se mantiene a lo largo de las casi dos horas y media de proyección. Esta sensación se ve incrementada además porque las luces utilizadas por lo general son LED, cuya sensación precisamente suele ser cualquier cosa menos orgánica, especialmente cuando son empleadas o utilizadas sobre los personajes. Por supuesto, la película está fotografiada de manera muy competente, en el estilo que escoge y sigue al dedillo desde el inicio hasta el fin de la proyección, pero simplemente, dicho estilo, entre su dureza de imagen (por los medios de captación) y crudeza (por la forma en que el film está iluminado, con una luz que casi desnuda a los personajes), no es (no me resulta) para nada ni cómodo ni disfrutable. Quizá lo mejor en este caso, además que también es a buen seguro lo más llamativo, sea el uso del gran formato para realizar composiciones de imagen muy interesantes, a veces mezclando arquitectura y grandes angulares que, con la Alexa LF o también con la Alexa 65, no tienen ningún tipo de distorsión, como probablemente hubiera ocurrido en el caso de recurrir a una cámara Super 35 y de haber utilizado focales por debajo del 18mm.

También están muy bien rodadas todas las escenas de ensayos, con esos juegos de miradas tan significativos entre los personajes o el plano secuencia de Tár impartiendo clase a sus alumnos, o incluso tienen interés todas las escenas nocturnas en las que el personaje de Cate Blanchett se pasea por su casa buscando esos ruidos que la perturban y que prácticamente son más propios del cine de terror. Pero el grueso de la película, por más que esté siendo muy alabada, produce un distanciamiento tan grande con el espectador (al menos, en opinión de quien suscribe estas líneas) que resulta muy incómoda de ver y entierra sus virtudes, cuando es muy probable que hubiera podido crearse un efecto similar (contrastado, de luz suave, grisácea y monocromática) acudiendo a métodos de adquisición diferentes o bien a ópticas cuya perfección no fuera en contra de la creación de una imagen de apariencia cinematográfica, entendida en sentido «fílmico» (de «film stock» o emulsión o película fotográfica), por su elevadísimo contraste, elevadísima nitidez y su absoluta falta de textura, que las asimila al temido efecto “vídeo”.


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Título en España: Tar
Año de Producción: 2022
Director: Todd Field
Director de Fotografía: Florian Hoffmeister, BSC
Ópticas: Arri Signature Primes
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa Mini + Arri Alexa 65, 2.4:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), British Society of Cinematographers (nom)

Vista en DCP

© Ignacio Aguilar, 2023.