The Lost World: Jurassic Park
Continuación del film de 1993, con el que Steven Spielberg inició una nueva era de los efectos visuales digital, que en esta ocasión apuesta decididamente por el espectáculo y por mostrar a los dinosaurios yendo mucho más allá que el film original. El argumento no podría ser más simple: John Hammond (Richard Attenborough) vuelve a organizar una expedición a otra de sus islas, en la que tras el desastre de su fallido parque temático, liberó a unas cuantas especies que ahora viven en absoluta libertad. Sin embargo, al grupo de cuatro científicos (Jeff Goldblum, Julianne Moore, Vince Vaughn y Richard Schiff) pronto se les une un grupo cargado de armamento que no tiene la menor intención de estudiar a los animales. A pesar que el guionista fue el reputado David Koepp, lo cierto es que hay muy poco argumento y muy poco texto en un film que, más allá de sus adelantos técnicos (que resisten el paso del tiempo a pesar de haber sido superados) es uno de los peores, más disparatados y menos personales y desde luego, menos interesantes de la carrera de Steven Spielberg. Peter Stormare, Pete Postlethwaite o Arliss Howard, entre otros, completan del reparto del film.
El director de fotografía fue el polaco Janusz Kaminski, en la segunda de sus múltiples colaboraciones con Spielberg, que fue su descubridor al encargarle la fotografía de «Schindler’s List» en 1993, por la que el director de fotografía obtuvo el premio Oscar entre otras múltiples menciones. A pesar que había estudiado en EEUU, la carrera de Kaminski no había despegado cuando Spielberg se fijó en él a través de un telefilm dirigido por Diane Keaton. Posteriormente, Kaminski, que obtuvo un segundo Oscar por «Saving Private Ryan» en 1998, ha fotografiado todas las películas del director de «Jaws» hasta la fecha, entre las que se incluyen títulos como «Amistad» (1998), «Minority Report» (2002), «Munich» (2006), «WarHorse» (2011) o «Bridge of Spies» (2015). Muy irregular, tanto a lo largo de su filmografía como incluso dentro de las propias películas de las que se hace cargo, es capaz de lo mejor (como en «Schindler», globalmente, fuera de toda duda, su trabajo más conseguido) y de lo peor (como su penosa imitación de Douglas Slocombe en «Indiana Jones and the Kingdom of Crystal Skull»). Desde su encuentro con Spielberg su filmografía prácticamente se circunscribe a la del director de «Close Encounters of the Third Kind«, con esporádicos trabajos fuera de su órbita como «Jerry Maguire» (1996), «La Scaphandre et le Papillon» (2007) o «How Do You Know» (2010).
«Jurassic Park» fue el segundo de los dos títulos que fotografió Dean Cundey para Steven Spielberg. No fue desde luego uno de los trabajos más inspirados del director de fotografía de «Halloween», con un aspecto excesivamente plano y podría decirse que hasta televisivo, al que desde luego no ayudó tampoco la decisión de Spielberg de rodar el film en formato esférico convencional, en lugar del panorámico anamórfico, por entender que los dinosaurios son un elemento vertical y que su presencia en pantalla sería más efectiva en un formato más cuadrado. Quizá, en parte, el aspecto pobre del film era consecuencia de las necesidades del equipo de efectos visuales, que en aquél momento estaba trabajando con técnicas aún no consolidadas. Cuatro años después lo cierto es que las mismas habían evolucionado lo suficiente como para permitir a Kaminski utilizar una imagen con una estética mucho más atractiva, aunque en muchas ocasiones la misma se ve perjudicada por los habituales «tics» de este director de fotografía.
El film comienza con una serie de escenas que pretenden resultar naturales y de un contraste muy alto, como por ejemplo el interior en el que se desarrolla la escena entre los personajes de Richard Attenborough y Jeff Goldblum. Sin embargo, lo que Kaminski ilumina muy bien, Kaminski también se encarga de estropearlo con la utilización de filtros difusores (tipo Pro-Mist o Classic Soft) que crean halos muy visibles en torno a las altas luces y que resultan muy fuera de lugar dentro de la estética del film y de la propia «historia» que está contando. También en esta primera parte de la película, Kaminski se desmarca con algunos exagerados contraluces en las escenas de laboratorios, incluso con algún momento en el que sus propias luces Fresnel se meten en cuadro, sin que ello parezca molestar ni a Spielberg ni a su montador, Michael Kahn. Una vez la acción se traslada a la isla en la que se desarrolla el grueso del metraje, Kaminski muestra un estilo opuesto al de Nestor Almendros, ya que en lugar de tratar de obtener el máximo partido de la luz natural de las bellas localizaciones, el operador polaco introduce una vez más sus grandes fuentes de iluminación y con ello, ilumina fuertemente a los actores y crea haces de luz que, combinados con humo, esporádicamente crean bonitos efectos estéticos y, en la mayoría de ocasiones, resultan muy artificiales.
Curiosamente, lo que mejor funciona es el aproximamiento a las escenas nocturnas en la jungla: Kaminski opta por el modo Hollywoodense sin reparo alguno, empleando enormes fuentes de luz HMI a contraluz y desde lo más arriba que puede, dejando que el aspecto de los fondos se vuelva azulado. Para los actores, cuando encuentra justificación en las luces presentes en el cuadro, emplea temperaturas de color mucho más cálidas, que lleva a interesantes mezclas de color entre distintos tonos en los mismos planos. El aspecto es absolutamente artificial y puramente cinematográfico, con múltiples momentos en los que la cantidad de luz en pantalla es absolutamente exagerada, pero funciona bien dentro del estilo en que se mueve esta parte de la película. Lo cierto es que la fotografía de Kaminski, como decíamos, supera a la de Dean Cundey en el primer film porque es más contrastada y más agresiva, e incluso al polaco le importa entre muy poco y nada la continuidad de la luz o que las imágenes resulten creíbles. En la particularmente delirante recta final del film en San Diego esto último se pone absolutamente de manifiesto, ya que el tratamiento de los exteriores de la jungla, con las múltiples unidades de HMI a contraluz, lo lleva Kaminski también a ambientes urbanos sin el menor reparo (cabría argumentar que podría haber hecho algo parecido pero con luz de sodio, más naranja-amarillento, por aquéllo del ambiente urbano iluminado por farolas, pero el polaco pasa absolutamente del tema).
Steven Spielberg siempre ha sido un director con un extraordinario talento para la puesta en escena, pero en esta ocasión -con la excepción de alguna «set-piece» en la que parece pasárselo en grande- la película muestra una enorme dejadez o falta de interés por su parte, como si hubiera hecho que otro director hubiera rodado el grueso del film mientras él lo hubiera supervisado desde una gran distancia (algo que no es el caso, aunque sí es cierto que tuvo muchas dudas acerca de si debía dirigirlo o no, siendo más que posible que se arrepintiera de hacerlo). Unido a que el guión es una mera excusa o pretexto para mostrar dinosaurios, efectos visuales y muertes de «malos» en pantalla, sin ningún género de dudas «The Lost World: Jurassic Park» es uno de los peores títulos de su filmografía, por más que sea la primera vez en que pudimos ver a Kaminski asumiendo el mando de una de las superproducciones del tipo de las que hicieron famoso a su director.
Título en España: El Mundo Perdido: Jurassic Park
Año de Producción: 1997
Director: Steven Spielberg
Director de Fotografía: Janusz Kaminski
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak EXR 5293 (200T) & Vision 5279 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: efectos visuales rodados en VistaVision
Vista en 35mm & Blu-ray
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