The Fabelmans

Autobiografía confesa de Steven Spielberg, que se une a la moda de realizadores que evocan en cine su etapa de niñez o juventud. Solo que el emblemático responsable de títulos como “Jaws”, “E.T.” o “Minority Report” lo hace de manera mucho más exitosa que casi todos sus colegas: “The Fabelmans” es la historia de un joven apasionado del cine desde su niñez, que vive con sus padres y sus hermanas, y sufre por su extraña familia y por sus relaciones sociales en colegios e institutos, siendo realmente feliz cuando se coloca tras una cámara y proyecta sus creaciones en público, a veces filmando la realidad, otras, adaptándola a lo que él quiere contar. Y “The Fabelmans”, como película, es un autorretrato muy tierno, pero que no cae ni en el sentimentalismo ni en la nostalgia, a pesar de que la proyección (de 150 minutos de duración) tiene momentos mejores y otros peores. Pero al final, con su conclusión sobre cómo encuadrar paisajes “para que no sean aburridos”, termina tan en lo alto que uno querría ver una segunda parte sobre cómo aquél joven apasionado llegó a romper la puerta en Hollywood. Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Judd Hirsch y el cineasta David Lynch, en una aparición estelar ni más ni menos que como John Ford, completan el reparto.

El director de fotografía es, como siempre con Steven Spielberg desde “Schindler’s List” (1993), el polaco Janusz Kaminski, que por lo tanto ha rodado todos los trabajos del realizador desde entonces, habiendo obtenido en este período dos premios Oscar: uno por su citada y primera colaboración y el otro unos años después por “Saving Private Ryan” (1998). Kaminski es el responsible, por lo tanto, de películas como “The Lost World: Jurassic Park” (1997), “Catch Me if You Can” (2002), “Munich” (2005), “War of the Worlds” (2005), “War Horse» (2011), “Lincoln” (2012) o “The Post” (2017), entre otras. Fuera de su relación con Spielberg, Kaminski se dedica principalmente a rodar publicidad, y ha rodado pocas películas con otros directores. “Jerry Maguire” (Cameron Crowe, 1995), “Le Scaphandre Et Le Papillon” (Julian Schnabel, 2007), “Funny People” (Judd Apatow, 2009) o “The Call of the Wild” (Chris Sanders, 2020), en encuentran entre las muy pocas.

Steven Spielberg sigue siendo uno de esos cineastas que apoyan firmemente el rodaje en celuloide, y de hecho, Janusz Kaminski y él fueron de los últimos cineastas en renunciar incluso a finalizaciones mediante “Digital Intermediate” a mediados de los 2000, como por ejemplo con la citada “Munich”, cuando dicho proceso, que sustituía al fotoquímico, era ya el proceso estándar en Estados Unidos y en muchos otros países. En el caso de “The Fabelmans”, el rodaje se ha llevado a cabo principalmente en 35mm, formato en el que está contada toda la historia “objetiva”, dejando que los vídeos rodados por el joven Spielberg sean los que recurren a formatos inferiores, como puedan ser el Super 16mm y quizá, el Super 8mm. Ello hace que, a nivel técnico y de estilo, exista una clara diferenciación en la película entre las “filmaciones” y la realidad. A lo mejor, Spielberg, que nunca ha rodado en 65mm, podría haberse planteado ofrecer un salto mayor entre unos y otros formatos, pero si bien es cierto que el material en 35mm luce notablemente más limpio y definido que los 16mm, la diferencia tampoco es tan abismal como cabría pensar, porque el 16mm luce muy bien y además no posee, por su rodaje, un aire para nada amateur, sino más bien al contrario. En cualquier caso, ni Kaminski ni Spielberg han buscado en esta ocasión una película de texturas tan fuertes en celuloide -el de 35mm- como en algunas de sus colaboraciones previas.

En lo que sí que continúan es en la línea de “West Side Story”, que era un verdadero festival de flares y de artefactos ópticos, aunque en ese caso en formato panorámico anamórfico con la reciente serie T de objetivos anamórficos de Panavision. En el presente título, Kaminski ha rodado en formato esférico con los tradicionales objetivos Panavision Primo (Close Focus), pero están tan maltratados como la Serie T en la película anterior. Casi todo “The Fabelmans” es una oda a las típicas sobreexposiciones del director de fotografía polaco, que deja que muchas partes de cada fotograma superen por arriba la capacidad de registro de imagen de la emulsión, produciendo dos efectos: por un lado, cuando son simples sobreexposiciones, se producen grandes y fuertes halos en torno a las fuentes de luz porque Kaminski emplea algún tipo de filtraje muy potente en cámara. Desconociendo de qué filtros se trata -aunque Kaminski viene usando últimamente Tiffen Glimmerglass– los halos y cómo se revientan las altas luces son muy parecidos a los antiguos Double Fog de Harrison & Harrison (que en realidad eran una mezcla de filtros Low Contrast y Fog, no filtros Fog de doble efecto). Las altas luces quedan muy afectadas por estos halos, pero quizá los negros quedan demasiado limpios para tratarse de los Double Fog, que Janusz Kaminski ya empleó en la secuencia de la guerra de “War Horse”. Por otro lado, el otro efecto que se produce mucho en “The Fabelmans” es el “flare”, que está absolutamente abrazado por los cineastas y presente en innumerables escenas de la película. Los flares de los Panavision Primo (azules, rojos, verdes, parecidos a los Leica R, ya que su cristal es casi el mismo) siempre han sido de los más espectaculares en cine y aquí cobran una presencia casi inaudita, con el colofón de la escena en que la madre (Michelle Williams) danza delante de los faros del coche y aparece en pantalla un gigantesco círculo de flare.

Además, Kaminski siempre ha sido muy aficionado a utilizar aparatos muy grandes para producir zonas de una luz abrasadora y, desde hace muchos años, ni siquiera le ha importado demasiado que dichas luces (no se vean en cuadro pero) se sientan de manera absoluta ya que apenas quedan escondidas detrás de cortinas, de esquina, de quicios de puertas, etc. de tal manera que es un estilo muy intrusivo, pero siempre cinematográfico y tal vez (aunque esto es muy subjetivo) en una fábula como la presente es menos molesto que en ocasiones anteriores en las que el director de fotografía polaco hacía exactamente lo mismo. En “The Fabelmans” siempre hay ventanas o lámparas que de alguna manera justifican la procedencia de la luz, pero ello no impide ni mucho menos, de hecho, parece que espolea a Kaminski para inventarse nuevas fuentes de luz en los interiores, ajenas a la lógica de la situación, pero que moldean a los personajes y, de esa manera, quizá permitan a su director llegar con cada escena, con cada emoción y con cada recuerdo, al punto que le interesaba de las mismas. El efecto es por supuesto irreal, a veces puede resultar cargante porque además todo está tan lleno de halos y de flares que parece “Close Encounters of the Third Kind”, pero tiene algo de eco del pasado, de imagen extraída del fondo de la memoria, que por eso le sienta bien a esta película cuando en otras ocasiones ha parecido fuera de lugar.


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Por supuesto este estilo recargado, que también se traslada a los exteriores, con abundantes tonos cálidos y cielos azules en Arizona o California, pero también mucha, muchísima luz de relleno artificial, está complementado por un trabajo de cámara que, como siempre en Spielberg, es absolutamente notable, trabajando casi siempre con angulares (Primo 21mm, 24mm, 27mm) en grúas y cabezas calientes, así como, generalmente, en apariencia, dos cámaras, compartiendo renuncia al formato panorámico como en las películas en las que Steven Spielberg ha querido, de alguna manera, dejar una impronta más personal y narrar más con los personajes que con la épica y espectacularidad de algunas de sus películas más famosas. Quizá lo peor del conjunto sean algunos segmentos que poseen un cierto aspecto irreal pero no por la luz o tratamiento de Janusz Kaminski, sino porque parece que se ha ido demasiado lejos con el “Digital Intermediate” y el aspecto a veces parece algo digital, aún siendo 35mm, quizá por el sobreuso de elementos como la difusión en postproducción o quizá, el reemplazo o sustitución de fondos en exteriores para generar el ambiente de época. Pero desde su propia concepción, “The Fabelmans” es un proyecto muy bonito y que termina de la única manera que podría hacerlo: con un horizonte descentrado en el encuadre.

Título en España: Los Fabelmans
Año de Producción: 2022
Director: Steven Spielberg
Director de Fotografía: Janusz Kaminski
Ópticas: Panavision Primo, PVintage
Emulsión: Kodak 5203 (50D), 5207 (250D), 5219 (500T) (en 35mm) y 7207 (250D) y 7219 (500T) (en 8mm y 16mm)
Formato y Relación de Aspecto: 3-perf Super 35 + Super 16 + Super 8, 1.85:1
Otros: 4K Digital Intermediate

Vista en DCP

© Ignacio Aguilar, 2023.