Mission Impossible – Dead Reckoning, Part I

Séptima entrega de las misiones imposibles de Ethan Hunt (Tom Cruise) y su grupo de espías (Rebecca Ferguson, Ving Rhames y Simon Pegg), quienes en esta ocasión, tienen que ir en búsqueda de una llave que, de caer en manos de un peligrosísimo enemigo (una inteligencia artificial) pondría en peligro al mundo entero. El juego de traiciones -en el que continúa el personaje de Vanessa Kirby, pero al que se suman Hayley Atwell y Esai Morales, como el villano que hace física la amenaza de la inteligencia artificial- posee un elevado nivel, aunque la estrella de la función continúa siendo un incombustible Tom Cruise, quien de la mano de Christopher McQuarrie, parece empeñado en que el público vuelva a las salas de cine. Y en ese sentido, el film es absolutamente exitoso, pues ofrece una espectacularidad que es imposible de recrear en un entorno doméstico con múltiples escenas de acción, que en esta ocasión incluyen una persecución en Roma, una pelea (o varias) en Venecia y una espectacular secuencia en un tren a través de los Alpes, que incluye el tan publicitado salto de Tom Cruise, en moto, desde la ladera de una montaña. Los resultados continúan siendo tan buenos como en las últimas entregas de la saga y el abrupto final de la historia (que continuará con una octava parte, pendiente de estreno y aún no finalizada), deja con ganas de mucho más. Henry Czerny retoma su personaje del primer «Mission Impossible» de 1996, en un film que en cierto modo es una continuación del mismo. 

El director de fotografía es el británico Fraser Taggart, quien no es un debutante a la hora de firmar largometrajes como tal, pero casi: únicamente posee dos títulos previos, absolutamente desconocidos, antes de encargarse del presente título y de su continuación. Parece ser que Taggart, que es un veterano que debe de rondar los 60 años de edad, conoció a Cruise en “Edge of Tomorrow” (2014), como director de fotografía de segunda unidad, lo que seguramente hizo que después fuera contratado para rodar secuencias de acción para Robert Elswit y para Rob Hardy en “M:I Rogue Nation” (2015) y “M:I Fallout” (2018), en la que parece ser que se encargó de la famosa secuencia final con el helicóptero. Antes de rodar como director de fotografía segunda unidad, Taggart fue foquista de Adrian Biddle en “1492” (1992), “Judge Dredd” (1995) y “101 Dalmatians” (1996), y ya como director de fotografía de segunda unidad, ha rodado títulos muy populares como “Vertical Limit”, “Troy”, “The Da Vinci Code”, “Stardust”, “National Treasure: Book of Secrets”, “Maleficent”, “Kingsman: The Secret Service”, el remake de “Ben-Hur”, “Doctor Strange”, “Rogue One”, “Ready Player One” o “Dolittle”. Puesto que la segunda y esta primera parte parece que se han rodado a la vez, al menos de manera parcial, Fraser Taggart también se ha encargado de la fotografía de dicha segunda (u octava) parte de la saga.

A falta de que las publicaciones especializadas se hagan eco de las especificaciones técnicas de “Dead Reckoning, Part I”, existen datos contradictorios por el momento en lo relativo a los soportes de rodaje del film. De un lado, está claro que es el primer film de “Mission Impossible” que no está rodado en 35mm, sino que, en esta ocasión, los cineastas han optado por un soporte digital. En alguna entrevista, Fraser Taggart ha comentado que han rodado con la Sony Venice, pero algunas fotos de rodaje de la persecución en Roma muestran claramente a la Arri Alexa Mini LF en acción. Por otro lado, Panavision ha publicado que el film está rodado con su clásica serie “C” de lentes anamórficas, pero también, en fotos de rodaje, se puede ver perfectamente a la serie “G” en acción, mientras que algunas fuentes añaden también al grupo de ópticas a la serie “E” (que suele acompañar a la “C”, ya que el 135mm y el 180mm “E” poseen un foco mínimo mucho más cercano que los teleobjetivos de la serie “C”) e incluso la serie “H”, que son ópticas esféricas Full Frame antiguas. Y para determinados momentos de las persecuciones, o probablemente incluso como “crash cams”, los cineastas también han empleado la Z Cam E2-F6 junto con los Zeiss Compact Primes, que además de ser una opción más barata, también es mucho más pequeña y ligera, lo que por ejemplo ha permitido a Taggart y McQuarrie montar varias cámaras en los coches durante las persecuciones.

Desgraciadamente para la fotografía de “Mission Impossible: Dead Reckoning, Part I”, desde los primeros momentos se aprecia claramente, por su luz, que Fraser Taggart no tiene el nivel de los anteriores directores de fotografía de la saga. Y lo que parece es que los cineastas han prescindido del oficio de Elswit y del talento de Rob Hardy (quien hizo cosas muy interesantes en “Fallout”, pero quizá demasiado artísticas) por alguien como Taggart, con mucha menos experiencia rodando a los actores pero con mucha más solvencia a la hora de sacar adelante situaciones y planos complicados. Por ello, todo el film es una oda a una puesta en escena barroca, llena de planos «imposibles», pero también, de muchos muy inspirados incluso durante las secuencias de diálogos, pero la luz de la película está lejísimos de la clásica sobriedad de Stephen Burum en la primera película, de la estilización de Jeff Kimball en la segunda (de largo, lo mejor del film), o del atractivo que Dan Mindel consiguió para la tercera, antes que Elswit y Hardy entrasen, nunca mejor dicho, en acción (link a la cuarta). Por eso, sorprende ya desde el comienzo lo vulgar que es la luz en el submarino ruso que abre el film, o en la secuencia en el cuartel general de la CIA, y las pocas dudas sobre el trabajo (funcional) de Fraser Taggart se disipan en la escena del aeropuerto, con los primeros planos de Tom Cruise y Hayley Atwell: los resuelve de manera correcta, pero nada más.


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Hay por lo tanto, muy poco de inspiración o talento en el trabajo de iluminación de “Mission Impossible: Dead Reckoning, Part I”, pues quizá con la excepción de las escenas de la fiesta en Venecia (y del plano de apertura de esa sección, con Cruise y Ferguson llegando en la barcaza, iluminados con los farolillos, de lejos el mejor plano, por luz, del film), toda la luz del film es muy mundana y, lo peor, demasiado plana y muy poco interesante. Se salva la luz robotizada de la fiesta, que es muy interesante con sus tonos azules muy saturados, pero simplemente para comprobar el escaso interés que tiene la luz de Fraser Taggart basta con comparar el aspecto de Cruise, Kirby o, especialmente sangrante, de Rebecca Ferguson en los dos films anteriores y en el presente. Ni siquiera los cinco años transcurridos de uno a otro, pues los actores envejecen, son excusa: este film fue rodado principalmente en 2020, pero la producción se vio afectada por la pandemia y hubo cortes y cambios en el rodaje. Simplemente, la diferencia es que Taggart ni es Robert Elswit ni es Rob Hardy. Es simplemente un especialista en acción que cumple, y poco más, con las escenas dramáticas, mientras que en algunas de acción como en los exteriores noche en Venecia, le echa mucho morro y pone casi siempre luces de cine como contraluz en cada eje, y ¡las deja visibles en cuadro! Quizá con tanto “flare” anamórfico Taggart confiaba en que nadie se de cuenta, pero al menos para quien suscribe estas líneas el efecto despista muchísimo, y está lejos de grandes logros vistos en esos mismos canales en otros films.

Lo bueno es que las escenas de acción son por lo menos igual de intensas que en las entregas anteriores, algo que, de por sí ya es meritorio porque con el mismo equipo repitiendo en los últimos tres films, “Mission Impossible: Dead Reckoning, Part I” podría dar unas muestras de hartazgo que no aparecen por ningún lado. La acción frenética está tan bien resuelta como siempre y, los cineastas, Cruise y la producción en general está tan sobrada que todo se ve con una sonrisa de satisfacción, como aquél que presencia al mejor deportista o mejor equipo del mundo jugando al más alto nivel en su especialidad. La distancia por ejemplo con respecto a las dos últimas entregas de la serie Bond es tan sideral que lo de Tom Cruise y su equipo parece, directamente, otro deporte. Muchos comentarios se han hecho eco de que este film es una continuación directa de la primera película, dirigida por Brian de Palma en 1996 y, si bien hay algún detalle argumental y actoral (como Henry Czerny) que así lo delata, sobre todo se aprecia que hay en la puesta en escena de Christopher McQuarrie un claro intento de dotar a sus escenas de diálogo y exposición de la tensión del film de De Palma: hay muchas composiciones ingenisosas, planos torcidos o “dutch-angles” y, sobre todo, movimientos muy fluidos (incluso algún movimiento de Steadicam “en S” alrededor de los personajes en el aeropuerto) que prácticamente quitan el hipo. Y por supuesto, en un rodaje de estas características y con un presupuesto, elevado por el COVID hasta los 300 millones de dólares, siempre hay muchos efectos visuales digitales, pero se aprecia claramente no solo un rodaje absolutamente físico, sino la pretensión por parte de los cineastas de que así lo sea, recurriendo al truco en post-producción prácticamente solo cuando no es posible hacer el truco en el rodaje.

Los resultados, por consiguiente, quizá están lejos de la luz de Rob Hardy en “Fallout”, pero seguramente Fraser Taggart les haya permitido rodar más rápido por ser menos “artístico”. Ello despista mucho al comienzo porque el film no posee el aspecto pulido y elaborado al que la saga nos tenía acostumbrados, y carece además del tratamiento embellecedor sobre los actores que suelen requerir este tipo de productos. El salto al digital no le ha ido nada mal en cambio al film, porque bien esté rodado con la Sony Venice o con la Arri Alexa Mini LF (o seguramente, con ambas), el hecho de emplear lentes antiguas de Panavision como la serie “C” hace que la apariencia sea suave, sin caer en el aspecto “vintage” que tenía la anterior entrega por usar esas mismas lentes y un celuloide algo maltratado por parte de Rob Hardy. Y lo bueno, lo mejor de hecho, es que Christopher McQuarrie y Tom Cruise siguen en plena forma y siguen conspirando para seguir obligando a los espectadores a ir a la mejor sala de cine posible para ir a ver el film, debido a lo espectacular que sigue resultando su planteando no solo de las escenas dramáticas, sino sobre todo, de varias de sus secuencias de acción, tan intensas, tan bien planificadas, filmadas, interpretadas y editadas que, literalmente, se ven con la boca abierta.

Título en España: Misión Imposible: Sentencia Mortal, Parte I
Año de Producción: 2023
Director: Christopher McQuarrie
Director de Fotografía: Fraser Taggart
Ópticas: Panavision “C Series”
Formato y Relación de Aspecto: Sony Venice (X-OCN XT), 2.4:1
Otros: 4K Digital Intermediate

Vista en DCP 2K

© Ignacio Aguilar, 2023.