Mission: Impossible II

Primera de las secuelas de la película de Brian de Palma, en la que el realizador norteamericano fue sustituido por John Woo, quien venía de realizar algunas exitosas películas de acción tanto en Hong Kong como ya en Hollywood desde comienzos de la década de los 90. El argumento, con guión del prestigioso Robert Towne (“Chinatown”), lleva a Ethan Hunt a tierras australianas, a la búsqueda de otro agente (Dougray Scott) que ahora ejerce el mal y se ha hecho con un peligroso virus que ha de ser neutralizado por el bien de la humanidad. Plagada con problemas de producción, “M:I2” funcionó muy bien en taquilla, pero resulta todo un desastre en términos cinematográficos, tanto por lo endeble del guión de Towne y del desarrollo argumental que propone, como especialmente por las ridículas y fantasiosas escenas de acción, las más pobres de la saga, muy lejanas de los espectáculos físicos de la cuarta, quinta y sexta entregas, del suspense de la primera, o incluso de la ruidosa planificación de la tercera parte.


Rodada principalmente en Australia, el director de fotografía original fue Andrew Lesnie, quien por aquél entonces era conocido principalmente por su labor en “Babe” (Chris Noonan, 1995) y su secuela “Babe, Pig in the City” (George Miller, 1998). Sin embargo, como decíamos, “Mission Impossible 2” tuvo un rodaje muy complicado y entre los problemas del mismo se encontró el despido de Lesnie, quien sin embargo encontró acomodo junto a Peter Jackson en “Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring” (2001) y sus dos consecutivas secuelas, obteniendo el Oscar por el primero de los tres títulos. Parece ser que el motivo giraría en torno a los problemas de foco (y los consiguientes retrasos) que estaba sufriendo el film, el primero que rodaba Lesnie en formato panorámico anamórfico. En cualquier caso fue sustituido por el norteamericano Jeffrey L. Kimball [ASC], una elección absolutamente lógica, pues gozaba de un notable prestigio en el cine de acción, con títulos como “Beverly Hills Cop II”, “Revenge” o “The Specialist” a sus espaldas, además de “Top Gun” junto al propio Tom Cruise, experiencia directa que seguramente le dio el trabajo.

En comparación con la primera entrega de “Mission: Impossible” (1996), que fue fotografiada por Stephen H. Burum [ASC], el estilo de la segunda es más moderno, dejando de lado el clasicismo (en el mejor sentido de la palabra) que abanderaba el colaborador más habitual de Brian de Palma en este apartado. Kimball, que rodó cuatro títulos con Tony Scott, siendo casi igual de veterano que Burum, poseía un estilo mucho más moderno y europeo, que el menor de los Scott aprovechó muy bien con una fuerte tendencia al empleo de humo en interiores, iluminación desde una única fuente, sin relleno, así como haces de luz poderosos, a veces entrando por las ventanas o simulando efectos solares muy estéticos, un poco en la línea de Vittorio Storaro. El aspecto de “Mission Impossible 2” es mucho más convencional, pero sigue un poco esa línea, muy contrastado y saturado, abrazando efectos de atardecer o contraluces cuando le es posible en los exteriores, así como mezclas de colores que a veces crean un aspecto tecnológico y moderno, en la línea de lo que pretende ser el film, aunque Kimball no renuncia a las grandes fuentes de luz HMI a contraluz para los exteriores nocturnos, suerte en la que se muestra mucho menos inspirado que Burum, en la que seguramente era su mejor virtud como director de fotografía.

Por los problemas de foco, parece ser que Kimball, que es un director de fotografía que, a tenor de su filmografía, prefería los formatos esféricos en lugar de los anamórficos, utilizó más luz de la que seguramente hubiera empleado en otra película, iluminando generalmente para un diafragma tan generoso como T5.6, a fin de no caer de nuevo en el mismo error que hizo que Lesnie tuviera que dejar el film. Además, el hecho de rodar en anamórfico a T5.6 permite a John Woo –que después rodó al menos otros dos films con Kimball- emplear el zoom con asiduidad, a veces como focal variable, pero sobre todo para realizar zooms de acercamiento y alejamiento sobre la acción y los actores. Uno de los aspectos llamativos de la proyección es el elevado número de planos a cámara lenta, otra circunstancia más que complica la vida del director de fotografía, ya que cada vez que se duplica el “frame rate”, hay que duplicar también los niveles de luz. Aunque Kimball, manejando un gran presupuesto, sale airoso del problema, lo cierto es que la forma en que Woo filma la acción es muy pobre si es comparada con la modélica planificación de Brian de Palma, la de Brad Bird en la cuarta entrega, o incluso con la fisicidad que alcanza Christopher McQuarrie en la quinta y la sexta. En esta segunda, hay numerosas elipsis durante las escenas de acción, ralentizados de montaje, multicámaras con planos cortos y cerrados y, en general, una ausencia de coreografía real de dichas secuencias que obligan al montador a usar pequeños trozos y estirar otros a fin de crear en post-producción la secuencia, en lugar de usar una cámara y ubicarla en el mejor sitio para captar la acción o narrar la historia.

Los resultados, por lo tanto, son buenos a nivel estético, aunque no brillantes, ya que aunque Kimball es muy buen director de fotografía para proyectos tan comerciales y tan necesitados de imágenes vistosas como el presente, es probable que se viese constreñido (por haber llegado a la producción con el rodaje en marcha) a hacer suyas elecciones del operador al que sustituía, así como a hacer frente a decisiones del propio director de la película (multicámaras, zooms, cámaras lentas) que casi siempre son difíciles de acomodar. En ese sentido, lo cierto es que a pesar del fracaso “artístico” del film, Kimball tiene éxito en su apartado, aunque desgraciadamente poco pudiera hacer por mejorar la planificación y el estilo de Woo, e incluso por dotar de cierta verosimilitud a las acciones que realizan los personajes durante los tiroteos, saltos, persecuciones, etc. que incluso dentro de los estándares de la serie, son ridículas por lo fantasiosas que son. Incluso hay que mencionar que quizá sea la entrega que más y peor recurre a los CGI, supervisados por un gran especialista en la materia en la época fotoquímica como Richard Yuricich [ASC], pero que han quedado muy desfasados en menos de veinte años desde el rodaje y el estreno del film.

Título en España: Misión Imposible II
Año de Producción: 2000
Director: John Woo
Director de Fotografía: Jeffrey Kimball, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5248 (100T) & 5279 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en HDTV

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