Hardcore

Segunda película de Paul Schrader como director, en la que el guionista de “Taxi Driver” (Martin Scorsese, 1976) o “Rolling Thunder” (John Flynn, 1977) cuenta la historia de un hombre (George C. Scott), empresario del estado de Michigan de profundas convicciones religiosas, que descrubre que su hija, aprovechando un viaje escolar, se ha fugado de casa. Después de contratar a un detective privado (Peter Boyle), el padre descubre que su hija está realizando películas pornográficas en California, por lo que decide viajar allí para encontrarla por sí mismo, con la ayuda de una chica del mundillo (Season Hubley). Esta provocativa premisa para la época –después se han realizado varias películas de una temática parecida- no es del todo aprovechada por Schrader como director: la parte de la descripción del entorno familiar y de la vida del protagonista en Grand Rapids tiene mucho de autobiográfico (el propio Schrader fue educado en un Calvinismo muy extricto, que incluso le prohibía ir al cine) pero la segunda parte de la proyección requiere mucho esfuerzo del espectador para creer los hechos que aparecen en pantalla. Con todo, el retrato de ambientes sórdidos y la interpretación de Scott en el papel principal hacen de “Hardcore” un film interesante a pesar de ser fallido.

El director de fotografía fue el norteamericano Michael Chapman [ASC], una elección lógica, ya que había sido también el director de fotografía de “Taxi Driver”, con la que “Hardcore” mantiene ciertos paralelismos temáticos muy evidentes. Chapman llegó a la dirección de fotografía en 1973 con la película “The Last Detail” de Hal Ashby, un proyecto que originalmente iba a ser rodado por Haskell Wexler pero que el operador de “Bound for Glory” no pudo llevar a cabo por problemas sindicales. Chapman, que hasta entonces estaba trabajando como operador de cámara de Gordon Willis en películas como “Klute” y la primera parte de “The Godfather”, asumió el reto recomendado por Wexler. Después, Chapman volvió a trabajar como segundo operador, en este caso para Bill Butler, en “Jaws” (Steven Spielberg, 1975), siendo responsable del estupendo trabajo al hombro con la Panaflex en la segunda parte del film, pasando desde allí a trabajar con Scorsese en las emblemáticas “Taxi Driver” y “Raging Bull” (1980), por la que obtuvo su primera candidatura al Oscar por su trabajo en blanco y negro. Antes de “Hardcore”, tuvo tiempo para ponerse al frente de otro clásico moderno como “The Invasion of the Body Snatchers” (Philip Kaufman, 1978). De su posterior carrera destaca “The Fugitive” (Andrew Davis, 1993), por la que obtuvo su segunda candidatura al Oscar.

“Hardcore” lógicamente sigue los pasos estéticos del cine norteamericano de los años 70 en general –en los que se impuso el rodaje en localizaciones y la huida del estilo recargado del cine clásico tradicional rodado en estudio- y de “Taxi Driver” en particular. La dirección artística recayó en Paul Sylbert, quien según Chapman, llevó a cabo una selección de lugares de rodaje que, por muy apropiados que fueran para la trama, resultó en un rodaje de lo más deprimente y en una mala atmósfera de rodaje, ya que la sordidez que se traslada a la pantalla también fue sufrida por los miembros del equipo durante la filmación. La luz y la técnica de Chapman es algo más refinada que en sus anteriores trabajos; el comienzo en los paisajes nevados de Grand Rapids utiliza la luz disponible en los exteriores y una adecuada imitación de la luz del norte en los interiores, aunque quizá podría haber mejorado esta con una textura algo más suave que puede que estuviera fuera del alcance del director de fotografía con los medios de la producción.

Pero una vez que se traslada la acción a California y aparecen clubes y otros ambientes degradados, aparece el Chapman de “Taxi Driver”, empleando bajos niveles de iluminación, lentes a máxima apertura de diafragma y un extensivo uso de iluminación con gelatinas de fuertes colores (rojos, azules, verdes) para sugerir esos ambientes. Sin embargo, la técnica de Chapman, como decíamos, parece más pulida, por lo que las fuertes subexposiciones de sus obras anteriores (incluyendo “Body Snatchers”) están más controladas y la película posee un aspecto más limpio y menos granulado que esos títulos anteriores. Puede que la emulsión 5247 de Kodak jugase a su favor en este apartado (teniendo una estructura de grano menos visible que la anterior 5254, también de 100 ASA, que dejó de utilizarse en 1976), pero también es seguro que Chapman expuso para obtener un negativo más denso, lo cual repercute en una imagen de mayor calidad, limpieza y negros más puros. El final de “Hardcore”, con algún exterior en las calles de San Francisco, también recuerda por luz a algunas secciones de “Body Snatchers”, rodada en la misma ciudad el año anterior por Chapman con idéntica configuración de emulsión y lentes.

Por desgracia, Paul Schrader demuestra que, detrás de la cámara, está o estaba muy lejos de un talento como Scorsese, por lo que su puesta en escena es muy convencional y, por lo general, está basada en planos medios y cortos que no aportan nada desde el punto de vista de la estética cinematográfica. Por ello, el buen trabajo de Chapman –que luce muy bien en Blu-ray, con una apariencia fotoquímica fabulosa- nunca llega a despegar, ya que se encuentra limitado por la labor de un director que no está demasiado interesado en la imagen cinematográfica. Fue su único trabajo juntos, ya que después de “Hardcore”, Schrader, que tiene una reputación de ser una persona muy dificil, comenzaría la relación profesional más larga de su carrera con un director de fotografía, con John Bailey, que duraría cuatro películas a partir de “American Gigoló” (1980), su siguiente film.

Título en España: Hardcore, un mundo oculto
Año de Producción: 1979
Director: Paul Schrader
Director de Fotografía: Michael Chapman, ASC
Ópticas: Zeiss T1.4 High Speed, Cooke Varotal 20-100mm
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

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