Das Boot

Adaptación cinematográfica de la novela de Lothar G. Bucheim, originalmente ideada para convertirse en una carísima miniserie de cinco horas de duración para la televisión alemana, con la que el cineasta Wolfgang Petersen, también autor de la adaptación, consiguió un gigantesco éxito que se saldó con seis nominaciones al Oscar (director, guión adaptador, fotografía, montaje, sonido, efectos de sonido) y el aplauso unánime de la crítica. Estrenada originalmente en un montaje de 145 minutos de duración, Petersen llevó a cabo un montaje del director en 1997 que amplió el film hasta los 210 minutos, que es la versión que tradicionalmente se ha visto desde entonces y a la que hace referencia esta reseña. La historia está ambientada en plena Segunda Mundial, dentro de un submarino alemán que es destinado surcar las costas de Inglaterra para intentar -junto con otros submarinos- atacar los suministros de los británicos. Pero la misión, según se desarrolla dentro del submarino, no tiene absolutamente nada ni de gloriosa ni de heroica, de modo que el film, además de narrar la claustrofobia o el aburrimiento de los marineros, cuenta más bien sus duras condiciones de vida y las dificiles condiciones de supervivencia dentro del submarino una vez comienzan los enfrentamientos bélicos. El retrato pesimista y antibélico es muy poderoso y, además, está aderezado por una notabilísima técnica, que hace que sin ningún género de dudas «Das Boot» sea el mejor film de su director, el que le valió además su pasaporte al cine norteamericano junto a «The NeverEnding Story» (1984). Jürgen Prochnow, Herbert Grönemayer y Klaus Wennemann lideran el reparto de una película en la que también destaca la banda sonora de Klaus Doldinger.

El director de fotografía fue el bávaro Jost Vacano [ASC, BVK], en el que sin duda es su trabajo más completo y en el que, como el propio Wolfgang Petersen, se disfraza de un talento indudablemente superior. Vacano es conocido sobre todo por su asociación con el cineasta holandés Paul Verhoeven, con el que inició su colaboración en 1977 con «Soldaat Van Oranje», seguida de «Spetters» (1980) y luego, ya cuando ambos trabajaban en los Estados Unidos, con «Robocop» (1987), «Total Recall» (1990), «Showgirls» (1995), «Starship Troopers» (1997) y «Hollow Man» (2000), su última película antes de retirarse a los 65 años de edad. Con Wolfgang Petersen su vínculo comenzó precisamente en «Das Boot» y se extendió a la también citada «The NeverEnding Story» (1984), pero por el motivo que fuera no llegaron a colaborar en las respectivas etapas americanas de sus filmografías. Además de los citados títulos, Jost Vacano también fue el director de fotografía de «52 Pick-Up» (John Frankenheimer, 1986).

La fotografía es sin ningún género de dudas uno de los puntos fuertes del film, hasta el punto que sería muy dificil disociar su éxito de la misma. Hay una serie de decisiones de estética y de puesta en escena, decisiones híbridas entre dirección y dirección de fotografía, que hacen que la película sea lo que es: en primer lugar, prácticamente todo el film está rodado en el interior del submarino maravillosamente bien diseñado por Rolf Zehetbauer (ganador del Oscar por «Cabaret«) y los cineastas decidieron que, a pesar de tratatarse de un set y de poder modificar a su antojo los paneles del mismo, decidieron no hacerlo nunca (o casi nunca) de manera que la cámara de Jost Vacano se encuentra siempre dentro de los confines del submarino. De esta manera, empleando focales tendentes al angular, la cámara como espectador se sitúa siempre junto con los protagonistas, acusando exactamente la misma falta de espacio que éstos, de manera que, a medida que avanza la proyección, la claustrofobia, sufrimiento, aislamiento y encierro que viven los mismos es perfectamente trasladable al espectador. Por otro lado, y esto enlaza con la segunda decisión de dirección y fotografía, el hecho de que la cámara se encuentre siempre dentro del submarino, equipada generalmente con angulares, hace que el realismo sea mayor, ya que el espectador habitualmente no se fija en esas cosas, pero sí que es evidente para cualquier subsconsciente y la crónica que propone Wolfgang Petersen es mucho más efectiva de este modo. Por supuesto, hay un gran número de tomas en las que Jost Vacano se luce con efectivos movimientos de cámara por el pasillo del submarino, con un rig específicamente creado para la ocasión, consistente en una Arri IIc con la lupa modificada para poder operar la cámara en ángulo bajo y un par de giróscopos que hacían de la misma una versión menos sofisticada -pero más pequeña, que era la clave- que la Steadicam de Garrett Brown. Y por supuesto, como si fuera fácil, la tremenda habilidad del propio Jost Vacano para correr con esa cámara, con el ayudante haciendo foco con un mando de foco remoto por cable, por el pasillo y los mamparos del submarino.

La segunda decisión es que prácticamente todo el film está iluminado con fuentes de luz presentes en pantalla, bien se trate de luces «blancas» en los techos, o la lámpara del comedor de oficiales, que no es sino una bombilla con una tulipa. Cuando las cosas se complican, entran en juego luces rojas o incluso azuladas, muy saturadas, que resultan también muy claustrofóbicas. De manera que Jost Vacano parte de esas fuentes de luz, generalmente cenitales, y deja que el resto del fotograma se vaya a la oscuridad, porque aunque emplea algo de luz fuera de cuadro, generalmente es una luz suave de baja potencia que apenas sirve para pulir un poco el aspecto de los actores o de la toma en general. Es por tanto una versión muy primitiva -y muy preferible- a la luz cenital suave con que iluminaba las escenas de las películas de Paul Verhoeven en la etapa americana de ambos, porque el contraste es muy elevado y traslada bien la sensación de crudeza de la proyección. Además de estas luces integradas, para generar atmósfera y sobre todo, describir muy bien lo cargada que se encuentra la misma en el interior del submarino, Vacano recurre al uso de humo (siempre un poco, pero muy uniforme y muy bien repartido) por todo el decorado, casi siempre complementándolo además con filtros ligeros tipo Fog o Low-Contrast, en un grado lo suficientemente bajo como para que no resulten intrusivos. La imagen que surge de todo esto no es especialmente bella, como se puede predecir, sino una que se ajusta por completo a la narración. Incluso en las dos escenas interiores que tienen lugar fuera del submarino, Vacano sigue su apuesta por la luz cenital, que es suave por estar convenientemente filtrada, mientras que las pocas escenas exteriores diurnas están fotografiadas de manera directa evitando las horas centrales del día.

El logro técnico de Jost Vacano pudo ser realidad en parte porque «Das Boot» también fue una de las primeras películas en beneficiarse del entonces nuevo negativo de alta sensibilidad creado por Fuji (8518, de 250 ASA), quien así se adelantó unos meses a la 5293 (250 ASA) de Kodak, que también duplicaba la sensibilidad del negativo de uso mayoritario en aquél momento, la 5247 de Kodak (125 ASA). Ello posibilitaba rodar con niveles de luz inferiores aunque el grano y la textura eran bastante más prominentes que con la emulsión tradicional. Vacano también hizo uso parcial de los Zeiss T1.4 High Speed, aunque la mayor parte de los interiores del submarino parecen rodados con otro tipo de lentes Zeiss de la época, que podrían ser los T2.2, antecesores de los Standard Prime T2.1 y que, en sus últimas versiones, son muy similares a estos, cuando no indistinguibles. El resultado es un film excepcional en todos los niveles, pero especialmente en lo relativo a cómo está filmado y cómo está iluminado, que es parte fundamental de la ambientación de la película (como por cierto lo es también el excepcional sonido creado para el director’s cut), lo que hace que la película cobre vida especialmente cuando la cámara comienza a recorrer (en mano) los pasillos y compuertas del submarino o cuando éste sufre daños y los marineros se afanan en repararlo y Vacano, también cámara en mano, sitúa y mueve la cámara brillantemente por el centro de la acción. Quizá algunas maquetas y algunos momentos de efectos visuales (generalmente resueltos mediante proyección frontal) no hayan soportado tan bien el paso del tiempo como sí lo hace la película en sí (a pesar que eran más que correctos para la época), pero ello no impide que el conjunto resulte glorioso y que sus resultados valgan por filmografías completas.


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Título en España: Das Boot, El Submarino
Año de Producción: 1981
Director: Wolfgang Petersen
Director de Fotografía: Jost Vacano, ASC, BVK
Ópticas: Zeiss T1.4 High Speed, Cooke Varotal
Emulsión: Fuji 8518 (250T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)

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