RoboCop

Primer trabajo en Norteamérica del director holandés Paul Verhoeven, el cual, tomando algunos elementos del cine de justicieros que tan popular fue en los años 70 y primera mitad de los 80, así como influencias de la ciencia-ficción (notablemente, “Blade Runner” de Ridley Scott, o incluso el primer “Terminator” de James Cameron), filmó un efectivo film ambientado en la ciudad de Detroit, la cual, en el futuro, se encuentra sumida en el caos y la delincuencia. Una corporación utiliza entonces el cuerpo sin vida de un policía (Peter Weller) para crear un cyborg que patrulle las calles y se enfrente a los criminales, hasta que éste cobra conciencia de su antigua personalidad y horrible muerte y, como consecuencia, comience a provocar problemas de funcionamiento. Un argumento que en manos de casi cualquier otro director hubiera asegurado el típico film de venganza, en su versión cibernética, se torna una inspirada crítica social y un serio aviso sobre los peligros de la tecnología en manos del realizador holandés, que además tiene la valentía de proponer una serie de “spots” absolutamente delirantes a lo largo de la proyección. Nancy Allen, Ronny Cox, Felton Perry, Miguel Ferrer y Kurtwood Smith forman el reparto de secundarios de una película en la que además del director, brilla especialmente el maquillaje de Rob Bottin (“The Thing”, John Carpenter, 1982), que incluye el diseño y ejecución del robot que da título a la obra.

El director de fotografía fue el alemán Jost Vacano [ASC, BVK], una elección absolutamente lógica por parte de Paul Verhoeven, con el que ya había colaborado en su etapa holandesa con “Soldaat Van Oranje” (1977) y “Spetters” (1979). Entre tanto, Vacano había alcanzado fama internacional a raíz de sus colaboraciones con su compatriota Wolfgang Petersen, especialmente “Das Boot” (1981), una miniserie de televisión estrenada en cines en una versión cinematográfica de dos horas y media de duración, por la que fue nominado al Oscar. Después vendría la adaptación de la novela de Michael Ende “Die Unendliche Geschichte” AKA “The NeverEnding Story” (1984), un éxito que le llevó a Estados Unidos, en donde desarrolló el resto de su carrera, comenzando con “52 Pick-Up” a las órdenes de John Frankenheimer. Posteriormente, además de “Robocop”, Vacano rodó en EEUU para el mismo realizador “Total Recall” (1990), “Showgirls” (1995), “Starship Troopers” (1997) y “Hollow Man” (2000), tras cuyo rodaje se retiró del cine al cumplir los 65 años de edad.

La imagen de “Robocop” es propia del cine de ambos cineastas. Por un lado, por la renuncia al formato panorámico anamórfico, que Verhoeven solo empleó en un par de ocasiones en su carrera y siempre bajo los mandos de su otro director de fotografía predilecto, Jan De Bont. Por otro lado, porque Jost Vacano era un director de fotografía muy acostumbrado a emplear fuentes de luz integradas en sus decorados para que éstas llevasen a cabo realmente gran parte del trabajo de iluminación. Y en este caso, con su ambientación futurista en la ciudad de Detroit (aunque el rodaje tuvo lugar principalmente en Dallas, con algunas escenas rodadas al final del rodaje en Los Ángeles), Vacano tenía la excusa perfecta para ubicar múltiples, y repetimos, múltiples fuentes de luz fluorescente sobre todos y cada uno de los decorados, táctica que seguiría además en el resto de su colaboración con el realizador holandés, incluyendo su última película, que destaca también por este tipo de iluminación. La misma provoca que “Robocop” luzca, a pesar de la citada ambientación en el futuro, razonablemente realista, aunque tantos y tantos fluorescentes cenitales, de tipo casi industrial, también tienen como consecuencia que la imagen es algo plana y poco contrastada, además de notablemente granulada, fruto de emplear en gran medida la emulsión clásica del cine de los años 80, la Kodak 5294 (400T), cuya textura era mucho más prominente que la de la emulsión 5247 (125T), que en esta época prácticamente se empleaba nada más para los exteriores diurnos y situaciones con niveles de luz abundantes.

Esta estética típica por tanto del cine de la época en cierto modo ha quedado desfasada, aunque también es cierto que parte del atractivo de la propuesta reside en la misma, que conjuga muy bien con los diseños de William Sandell, con las pinturas mate del especialista Rocco Gioffre, que logra convertir Dallas en un vistoso Detroit futuro, de los efectos especiales mediante marionetas animadas a cargo de Phil Tippett o, por supuesto, los citados efectos de Rob Bottin. La puesta en escena de Paul Verhoeven es de lo más destacable de la película, pues hace un ejemplar uso del lenguaje cinematográfico, con travellings acercándose a los personajes cuando éstos se sorprenden por algo, con ligeros zooms en planos cortos acercándose a “Robocop”, para meterse en su mente cuando éste comienza a recordar su pasado, o incluso, empleando grandes angulares extremos (en torno a un 10mm) cuando los cineastas simulan el punto de vista del robot, escenas de un estilo parecido a las que ya había explotado James Cameron en “The Terminator” y que llevaría al extremo posteriormente en “Terminator 2: Judgement Day” (1991).

En las mismas, los cineastas introducen defectos de vídeo -en forma de líneas horizontales- pero probablemente estén rodadas en celuloide, en contraposición a las escenas de los noticiarios, o los anuncios publicitarios que aparecen en varias ocasiones a lo largo de la proyección, que sí están rodados en vídeo. Mención aparte merecen, además, el uso de lentes tipo “Swing and Tilt” o “Slant Focus”, que Vacano había empleado en la mencionada “52 Pick-Up” y que emplearía de nuevo con Verhoeven, al menos en “Starship Troopers”, a fin de conseguir curiosos efectos “deep focus” con el plano focal en oblicuo en múltiples momentos de la proyección, como por ejemplo durante las escenas en la sala de juntas con la presentación de ED-209, el robot “malo” de la película.

Los resultados son, por consiguiente, muy interesantes. Quizá desde el punto de vista estético el trabajo de Vacano no sea el más atractivo del mundo, incluso resulta de hecho algo plano y desaturado, pero por otro lado, conjuga tan bien con el resto de elementos de la película, que como conjunto es sin duda una exitosa labor de equipo. Puede que los efectos visuales de animación resulten demasiado obvios, como casi siempre ocurre con este tipo de técnicas, pero ello no impide que el film continúe manteniendo plenamente su vigencia, o incluso que su visión de futuro desgraciadamente esté más cerca de cumplirse que nunca, al tiempo que demuestra que para conseguir una obra de este calibre lo importante no es contar con un elevado presupuesto (según algunas fuentes la película costó 13,7 millones de dólares de 1986, lo cual es bajo para su acabado y medio, en el mejor de los casos, para una película norteamericana de la época con pretensiones de ser un “blockbuster”), sino con talento por parte de su realizador y una gran labor conjunta de todos los miembros del equipo técnico y artístico de la película.


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Título en España: Robocop
Año de Producción: 1987
Director: Paul Verhoeven
Director de Fotografía: Jost Vacano, ASC, BVK
Ópticas: Zeiss Super Speed
Emulsión: Kodak 5294 (400T)
Otros: fotografía adicional (Los Ángeles) por James Glennon, ASC (sin acreditar)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV 4K.

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