Rolling Thunder

Una de las películas predilectas de Quentin Tarantino, en la que un soldado (William Devane) regresa a su hogar en Texas después de haber sido prisionero durante varios años en la guerra de Vietnam. Tras recibir una serie de homenajes y premios, su esposa, que durante su cautiverio ha criado a su hijo, le confiesa su infidelidad y es en este momento de inadaptación cuando una banda de mexicanos irrumpe en su hogar para robarle su premio y mata a su familia y a él lo dejan lisiado, lo que no impedirá que busque venganza. Co-escrita por Paul Schrader (“Taxi Driver”) y Heywood Gould (“The Boys From Brazil”), así como co-protagonizada por un jovencísimo Tommy Lee Jones, “Rolling Thunder” es un film seco, muy duro y violento, muy bien interpretado por William Devane, estupendo en su faceta de vengador, cuya ambientación, sobriedad y sentido de la lealtad entre los dos personajes protagonistas recuerda incluso al cine de Sam Peckinpah y aunque la labor de John Flynn tras las cámaras aporte más oficio que brillantez, se trata de una notable muestra del cine de justicieros, al tiempo que anticipaba la ola de películas (“Coming Home”, “The Deer Hunter”, “First Blood”) sobra la inadaptación de los soldados que regresaban a EEUU después de haber estado en Vietnam.

El director de fotografía de la película fue Jordan Cronenweth [ASC], en su única colaboración con el director John Flynn. Cronenweth, uno de los directores de fotografía más importantes de los 70 y 80 y que nunca ha sido valorado en su justa medida, comenzó su carrera formando parte de los equipos del director de fotografía Conrad L. Hall [ASC]. Cuando el operador de cámara de éste, William A. Fraker [ASC], dio el salto a la dirección de fotografía, Cronenweth ocupó su puesto, debutando a principios de los 70 ya como primer operador, con trabajos para Robert Altman, Billy Wilder o Robert Mulligan, entre otros. Valiente como pocos, Cronenweth era capaz de ejecutar trabajos minimalistas de estilo de los de su maestro Conrad L. Hall, oscuros como los de Gordon Willis, o naturalistas como los de John Alcott, además de revelarse como un consumado maestro de la luz artificial en “Blade Runner”, uno de los hitos de la fotografía cinematográfica. Su enfermedad de Parkinson, que le llevó a retirarse del cine muy temprano y que finalmente le costaría la vida a los 61 años de edad, no le impidió tener el honor de haber sido el primer receptor del premio de la American Society of Cinematographers por su extraordinario trabajo para Francis Ford Coppola en “Peggy Sue Got Married”, un buen compendio de sus habilidades.

En el caso de “Rolling Thunder”, Cronenweth realiza un trabajo de inspiración naturalista extrema, posiblemente tomando como modelo gran parte de la labor de Hall unos pocos años antes en “Fat City”. Los exteriores de la película, que con todo son lo menos interesante de su parte visual, están rodados siempre a contraluz, evitando el sol sobre los rostros de los actores y por supuesto sin la necesidad de utilizar luz artificial sobre sus rostros. Lo mejor, por tanto, son los interiores, prácticamente todos ellos iluminados a través de una única fuente de luz lateral, siempre justificada en las ventanas o puertas de las estancias, que crea un gran contraste y fuertes transiciones luz-sombra sobre los rostros de los actores (la película también contiene un brillante interior nocturno entre el padre y el hijo, simplemente iluminado con una lámpara de mesilla, u otros a lo Gordon Willis, con luz suave cenital). Esta filosofía, muy pura en su concepto de no iluminar jamás a los actores, sino al decorado, dejando que los personajes se muevan constantemente entre luz y sombra, crea el efecto de una imagen absolutamente veraz, muy realista, sobria y de una crudeza muy acorde a los hechos de la narrativa, con algunos momentos en los que la valentía de Cronenweth, por trabajar con niveles de iluminación tan bajos, revelado forzado y grandes zonas de oscuridad, es realmente admirable. El único problema es que, debido a la escasez de luz y el revelado forzado, ni siquiera el constante empleo de ópticas fijas a grandes aperturas de diafragma puede contener los niveles de grano, ocasionalmente muy elevados.

Por lo tanto, se trata de un trabajo muy extremo, pero de una enorme clase, ya que se ajusta muy bien a la narrativa y a la solvente pero sobria puesta en escena, pero que su naturalismo sin compromiso alguno, en el que no hay lugar para embellecer a las actrices o las localizaciones, en un estilo opuesto al esteticismo preciosista de “Blade Runner”, hace que se trate de una fotografía de una textura enorme, muy valiente, arriesgada y triunfal en la opinión de quien suscribe estas líneas, aunque seguramente no sea apta para todos los paladares.

Título en España: El Expreso de Corea
Año de Producción: 1977
Director: John Flynn
Director de Fotografía: Jordan Cronenweth, ASC
Ópticas: Panavision Ultraspeed
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.