The Graduate

Gloriosa adaptación cinematográfica de la novela de Charles Webb, escrita por Calder Willingham y Buck Henry, que narra las aventuras de un joven de familia acomodada que acaba de terminar la universidad (Dustin Hoffman) y que, mientras duda qué hacer con su futuro, inicia una relación sexual con Mrs. Robinson, la esposa del socio de su padre (Anne Bancroft). La situación, ya de por sí compleja, empeora mucho más cuando la hija (Katharine Ross), estudiante de Berkeley y de su misma edad, vuelve a la ciudad y debe invitarla una noche a salir por cortesía. Uno de los títulos más importantes y exitosos de los años 60 (hecho al que también contribuyó, sin duda, la banda sonora de Simon & Garfunkel), “The Graduate” es una excelente sátira sobre la incomunicación entre las dos generaciones que aparecen en pantalla y sobre las dudas de los jóvenes de la época, gran parte de las cuales son perfectamente trasladables o cualquier otra. Hoffman alcanzó el estrellato de manera inmediata, rodeado de un soberbio casting que incluye a William Daniels, Murray Hamilton o al propio co-guionista Buck Henry en el papel del recepcionista del hotel, aunque el único Oscar del film, curiosamente, fue parar a manos de su director Mike Nichols, cuya puesta en escena y dirección de actores le muestran en estado de gracia en este film.

Nichols, en su segunda película, contó con el apoyo del veterano director de fotografía Robert Surtees [ASC]. En “Who’s Afraid of Virginia Woolf?”, por la que había sido nominado al Oscar al mejor director, dicho puesto había sido ocupado por Haskell Wexler [ASC], que sí obtuvo la preciada estatuilla por su trabajo en blanco y negro. Sí repitieron en “The Graduate”, en cambio, dos pilares fundamentales: el estupendo diseñador de producción Richard Sylbert y el gran montador Sam O’Steen, habituales por ejemplo del cine de Roman Polanski con títulos como “Rosemary’s Baby” o “Chinatown”. Surtees, ganador de tres Oscar a la mejor fotografía, el último de ellos por su trabajo en “Ben-Hur” (William Wyler, 1959) era el fotógrafo estrella de la Metro-Goldwyn-Mayer hasta que, terminado el sistema de estudios, comenzó una tardía carrera como freelance. Siguió acumulando premios y nominaciones hasta su retirada en 1978, con títulos como “The Last Picture Show” (Peter Bogdanovich, 1971), “Summer of 42” (Robert Mulligan, 1971), “The Sting” (George Roy Hill, 1973), “Hindenburg” (Robert Wise, 1975) o “The Turning Point” (Herbert Ross, 1977). Nunca volvió a trabajar con Nichols, un director que no repitió demasiado con sus directores de fotografía, aunque el realizador de origen alemán sí que reconoció que aprendió mucho de Surtees, un representante de la vieja escuela frente a la juventud de Nichols.

La película destaca por muchos motivos a nivel estético, quizá el más importante de ellos sea el uso y la forma de empleo del formato panorámico anamórfico, el cual quizá, a priori, no fuera un elemento imprescindible para el film (una película de personajes sin grandes escenarios), pero que a la postre sí es un pilar fundamental de su éxito y uno de los mejores ejemplos de su uso en una película de pequeños decorados y con mucho e importante texto en boca de sus actores. Su utilización es muy importante porque toda la película está llena de composiciones muy inusuales, pero que sin embargo emplean el ancho del formato o su peculiar profundidad de forma espléndida; ya desde la primera toma (un zoom out desde el primer plano de Dustin Hoffman para enmarcarlo en el avión) se aprecia que la composición de imagen es inusual, siguiendo muchas veces al personaje principal y dejando que el resto entren y salgan de la imagen. A veces, Surtees y Nichols componen imágenes en un extremo de fotograma y posteriormente lo rellenan, como sucede durante la escena en que Hoffman acude corriendo a por su copa ante la llegada de Mr. Robinson en mitad del primer encuentro con su esposa, en la que incluso en una larga toma, dejan encuadra al fondo la escalera por la que aparecerá la esposa.

Son abundantes también las tomas que hacen uso de reflejos o espejos: Mrs. Robinson entrando desnuda en la habitación de su hija; cuando ésta y Hoffman se ven por primera vez en la cafetería del hotel, o cuando Hoffman espera en la puerta de su casa para recoger a la hija y en su lugar aparece la madre. También hay un uso muy expresivo del zoom, para modificar el encuadre y resaltar determinados detalles o rostros, de forma similar a la que lo utilizaba Kubrick en la época. Pero sobre todo, quizá, destaca el uso de teleobjetivos, especialmente durante el tramo final, en el que se utilizan para mostrar al personaje de Hoffman con sus prisas, yendo de un lado a otro, aunque con las focales largas se produce el curioso efecto de que parece que no avanza por más que corra. Sin embargo, dentro de una puesta en escena minuciosa, en la que cada toma o cada movimiento parece obedecer exactamente a un plan preconcebido por la modélica planificación, indudablemente destaca una de las secuencias más importantes del film: aquélla en que el personaje de Katharine Ross descubre el “affaire” de Hoffman y Bancroft, en la que Nichols y Surtees llevan el enfoque hacia la madre para que la hija comprenda quién era la mujer casada con la que Hoffman había tenido una aventura… y sostienen el desenfoque sobre el rostro de Ross para comenzar a enfocarla a medida que la muchacha se da cuenta de lo que está ocurriendo. Toda una lección de planificación, montaje e interpretación en una escena irrepetible.

Surtees padre, al contrario que su hijo Bruce, que debutaría de la mano de Don Siegel con “The Beguiled” y “Dirty Harry” y se caracterizó por su estilo muy poco convencional, era un director de fotografía clásico. Aquí se muestra no solo sorprendentemente abierto al empleo de un montón de técnicas novedosas y en contra de los criterios de la vieja escuela que tan bien representaba (zooms, cámara al hombro, flares en la escena en que el padre de Hoffman le habla en la piscina, etc) sino que también, puesto que los otros films de Nichols no poseen una puesta en escena ni remotamente tan precisa, cabe plantearse si no tendría algún tipo de influencia más allá de su concreta función como director de fotografía. Su trabajo de iluminación es muy bueno, aunque por supuesto, no tan innovador como lo es con la cámara. A base de luz dura y esquemas clásicos obtiene imágenes de mucho contraste y, en bastantes ocasiones, fuertes claroscuros: mientras Hoffman recibe la charla de Mr. Robinson en casa de éste, en la habitación del hotel, cuando Hoffman y Bancroft hablan con la luz apagada, o en las escenas interiores del apartamento que Hoffman alquila en Berkeley. En todas ellas, así como en otros instantes en los que Surtees deja en penumbra al personaje principal, se aprecia que el veterano director de fotografía estaba completamente dispuesto a asumir riesgos, aunque siempre dentro de los márgenes propios que el oficio marcaba en Hollywood: diafragmas cerrados (T4.0 ó T5.6) y enormes niveles de iluminación, ya que la emulsión de la época era de apenas 50 ASA.

Por todo ello, “The Graduate”, además de poseer un guión muy ácido y un grupo de actores en estado de gracia, está fenomenalmente bien rodada y muy bien iluminada por Surtees, obteniendo un resultado óptimo de un material que, a priori, nunca habría dado tanto juego en el aspecto visual. Se quien fuere el cerebro detrás de la minuciosísima puesta en escena, lo cierto es que se trata de una película modélica en este aspecto, que junto con la excelente e inspirada dirección de actores hacen que el trabajo como director de Mike Nichols sea uno de los mejores de la historia del cine, empleando además una variadísima gama de técnicas que demuestran un talento creativo en estado de gracia. Surtees, que obtuvo una candidatura al Oscar por su trabajo, compitió además consigo mismo por su propio trabajo en “Doctor Dolittle” (Richard Fleischer, 1967), pero perdió ante el trabajo de Burnett Guffey [ASC] en “Bonnie & Clyde” de Arthur Penn.

Título en España: El Graduado
Año de Producción: 1967
Director: Mike Nichols
Director de Fotografía: Robert Surtees, ASC
Ópticas: C-Series & Angenieux 50-500mm T5.6
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.35:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)

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