Dirty Harry

Primera de las cinco películas en las que Clint Eastwood encarnó al detective de San Francisco llamado Harry Callahan, apodado “El Sucio” porque siempre ha de resolver los crímenes y asuntos que nadie quiere resolver. En esta, la mejor de todas las entregas, Eastwood se enfrenta a un asesino que se hace llaman Scorpio (Andrew Robinson), el cual amenaza con matar a una persona a diario si la ciudad de San Francisco no atiende sus requerimientos económicos, aunque para detenerle tenga que enfrentarse tanto a Scorpio como a sus superiores, jueces y políticos. Acusada tradicionalmente de ser una película de tendencias derechistas por la peculiar forma en que el personaje de Eastwood ejerce su trabajo –lo que hizo que en la segunda parte los villanos sean los propios policías-, lo cierto es que “Dirty Harry” es una obra monumental por parte de Siegel, quién la rueda con mucha precisión y sobriedad y le proporcionó a Eastwood uno de sus personajes icónicos, y que tanto y tan bien ha repetido en pantalla.

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El director de fotografía fue Bruce Surtees, el cual acababa de comenzar su carrera como tal, habiendo sido promocionado por el propio Don Siegel en “The Beguiled” (1971), tras haber rodado como operador de cámara sus dos películas anteriores, “Coogan’s Bluff” (1968) y “Two Mules for Sister Sara” (1970), a las órdenes de Bud Thackeray y Gabriel Figueroa, respectivamente. “Dirty Harry” la rodó después de haber hecho también “Play Misty for Me” (1971), el debut de Eastwood en la dirección, con el que labraría una exitosa carrera que incluye títulos como “High Plains Drifter” (1972), “The Outlaw Josey Welles” (1976), “Honkytonk Man” (1982), “Firefox” (1982) o “Pale Rider” (1985), además de continuar trabajando con Siegel o con cineastas como Bob Fosse, por cuyo trabajo en “Lenny” (1974), Surtees obtuvo una nominación al Oscar. Fotógrafo de mucha personalidad, sus imágenes rara vez pasaron inadvertidas, a pesar que tras finalizar su colaboración con Eastwood –que abrió paso a Jack N. Green, quien a su vez había operado para Surtees- únicamente rodó ya películas sin mucho interés.

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“Dirty Harry” pertenece, como “The French Connection”, “McCabe And Mrs. Miller” ó “Vanishing Point”, a ese grupo de películas rodadas en los EEUU en la que los cineastas, a comienzos de la década de los 70, decidieron desprenderse del estilo y los automatismos que regían lo que hasta entonces debía de ser la imagen del cine en color y, como se había hecho en Europa años antes, abandonaron el rodaje en estudio y lo sustituyeron por otro en localizaciones, más barato y de un aspecto más real. Surtees, joven y arriesgado, era un operador perfecto para estas nuevas formas, que requerían rodar con el menor material que fuera posible y a veces de forma muy directa, como en este caso sucede con los exteriores rodados en la ciudad de San Francisco, los cuales, con su aspecto soleado, cielos azulados y saturados y perfectamente expuestos –aunque para ello, la cara de los actores quede frecuentemente en sombra- identifican tanto este film como su estilo en muchos otros. Por el rendimiento de los objetivos, así como por la elevada profundidad de campo, todos estos exteriores de Surtees parecen rodados a T/11 ó T/16 con un simple filtro polarizador, siguiendo la regla de los T/22 a 100 ASA, por lo que el aspecto siempre es muy limpio y definido.

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Sin embargo, quizá sean sus interiores y sus escenas nocturnas los más interesantes, por ser precisamente donde se aprecia de forma evidente la ruptura con el clasicismo: en las dependencias policiales, Surtees emplea un estilo todavía algo híbrido, con algo de luz fluorescente claramente visible pero todavía, como si el cambio de estilo no estuviera del todo asumido, se aprecia que utiliza aparatos convenciones y luz de tungsteno sobre los actores como fuente de luz principal, algo que muy poco después, por ejemplo en “Conquest of the Planet of the Apes” (J. Lee Thompson, 1972) demostraría tener muy superado. Sin embargo, sus exteriores noche su ya aquí un doble salto mortal: Surtees olvida cualquier regla (contraluz, luz lateral, relleno) procedente del cine clásico en color o blanco y negro y utiliza grandes aparatos (10Kw y arcos) para proyectar leves pinceladas de luz sobre las calles de San Francisco, en las que a menudo Eastwood se mueve prácticamente en total oscuridad. Por supuesto, rodando en formato panorámico anamórfico, Surtees se ve obligado a recurrir al forzado de la emulsión y, aún así, hay escenas en las que el espectador ve lo justo y las calles jamás muestran la sobreiluminación del cine actual: donde inciden las luces puestas ahí por el director de fotografía se ve algo y donde no, la imagen es puro negro.

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Siegel es muy poco dado al artificio y sus composiciones son clásicas, a pesar de lo cual tiene tiempo para mostrar cosas tan interesantes como el plano inicial de Scorpio, con su silenciador a foco mínimo tras haber usado una lente de aproximación para acercarlo aún más a la cámara, o el plano en el que a continuación se abre el cuadro mediante el zoom y muestra la situación de la piscina con respecto al asesino, situado en la azotea del Bank of America de San Francisco. Así pues, “Dirty Harry” posee una estética muy interesante, muy moderna para la época y muy arriesgada para cualquier momento de la historia cinematográfica, que además tiene la importancia de fijar el estilo visual de toda la filmografía del propio Eastwood como director, pues incluso a día de hoy es de los pocos realizadores que no tienen miedo de mostrar niveles de oscuridad y negros tan profundos como los que aquí aparecen.

Título en España: Harry, el Sucio
Año de Producción: 1971
Director: Don Siegel
Director de Fotografía: Bruce Surtees
Ópticas: Panavision C-Series, Angenieux 50-500mm
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.