Vanishing Point

El escritor Guillermo Cabrera Infante realizó una de sus extrañas incursiones en el mundo del cine con el guión de este título, claramente enmarcado en la época posterior al éxito de “Easy Rider”. El argumento, por así decirlo, gira en torno a un antiguo policía y piloto de carreras (Barry Newman) que debe realizar el recorrido entre Denver y San Francisco para entregar un vehículo, pero decide hacer el viaje a toda velocidad y drogado con speed, lo cual origina una enorme persecución por varios estados. Al mismo tiempo, un locutor de radio (Cleavon Little) que escucha las frecuencias policiales, va alertando en antena al conductor de los movimientos que realizan las autoridades para detenerlo. Por supuesto, las persecuciones, que suponen una gran parte del metraje de la película y que también se muestran muy influenciadas por títulos de la época como “Bullitt” o “The French Connection” (aunque ésta es del mismo año que el presente film), son lo mejor de un film tan nihilista como desfasado, especialmente en lo que se refiere a unos flashbacks más bien torpes.

El director de fotografía fue el norteamericano de origen mexicano John A. Alonzo [ASC]. Alonzo, el cual se encontraba en el comienzo de su exitosa carrera como director de fotografía, había iniciado la misma, curiosamente, como actor. Pero fue su relación con James Wong Howe y el realizador Martin Ritt la que le hicieron decantarse por un lugar detrás de la cámara en lugar de frente a ella, iniciándose con una serie de documentales y trabajos de bajo presupuesto (entre los que se encuentran, además del presente título, “Bloody Mama” para Roger Corman o “Get to Know Your Rabbit” con Brian De Palma), para posteriormente alcanzar proyectos de mucho mayor tamaño, sobre todo a raíz de que sustituyera, con mucho éxito, a Stanley Cortez en “Chinatown” junto a Roman Polanski. Además de por sus trabajos para Martin Ritt, destacan en Alonzo títulos como “Farewell, My Lovely”, “Black Sunday”, “Tom Horn”, “Blue Thunder” o el remake de “Scarface”, a cargo del propio Brian de Palma, que le consolidaron como un operador no sólo talentoso, sino muy eficaz y dotado a nivel técnico.

“Vanishing Point”, perteneciendo a esa primera etapa post-documental de la carrera de Alonzo, no sorprende que busque en todo momento un aproximamiento directo y muy simple, en el que lógicamente la luz natural y/o disponible juega un papel fundamental. Es un film principalmente de exteriores rurales, polvorientos y desérticos, en los que Alonzo intenta mantener siempre un buen equilibrio entre la exposición de los cielos y los personajes, aunque a veces deba recurrir a luz de relleno artificial para rellenar las sombras, seguramente porque aún no estaba completamente seguro de sí mismo y, ante ello, recurriera al estilo que le habían enseñado durante su período de formación, más que por necesidad de sus escenas. Lógicamente, su gran reto en este film son las numerosas escenas que tienen lugar en el interior de los coches, que están por lo general bien resueltas –a través de la utilización de cámaras Arri por su, comparativamente, reducido tamaño- utilizando luz artificial sobre los actores que se encuentran dentro de los coches y realizando exposiciones promedio entre sus rostros y el exterior. Es decir, si por ejemplo el rostro de Barry Newman se exponía, una vez iluminado, a T/5.6 y el exterior a T/16, Alonzo exponía a T/9.5 o similar para que las caras quedasen algo oscuras en relación a un exterior más luminoso, pero todavía con mucho detalle, incluso en los cielos. Algo parecido realiza en los interiores de la emisora, aunque en este caso expone de forma más correcta el exterior e ilumina un poco más el interior, de forma que todo el film, más allá de que las dificultades técnicas o los medios disponibles lo permitieran, tiene una clara aspiración naturalista/realista.

Sin embargo, aunque el trabajo de Alonzo, aún escaso de recursos, es muy interesante, lógicamente lo más recordado de la película son las persecuciones y el trabajo de los especialistas, que en más de una ocasión es evidente que corrieron grandes riesgos. Aunque el realizador Richard C. Sarafian recurre en alguna ocasión a cámaras rápidas –rodando a un número inferior a 24 fotogramas por segundo- para lograr transmitir la sensación de velocidad, lo cierto es que gran parte de la misma y de la tensión que se genera está obtenida básicamente a través de la elección de los ángulos y de una filmación muy directa, en un trabajo muy físico y puramente artesanal que resulta bastante exitoso.

No es un gran film, o ni siquiera –por ese aspecto algo descuidado que a veces conlleva la recreación naturalista con escasez de medios- una gran fotografía, pero lo cierto es que el conjunto, con su puesta en escena y estilo de filmación, resulta interesante en nuestros días, sobre todo por representar un oficio y formas de hacer cine claramente en extinción.

Título en España: Punto Límite: Cero
Año de Producción: 1971
Director: Richard C. Sarafian
Director de Fotografía: John A. Alonzo, ASC
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esferico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.