Internal Affairs

Thriller policíaco a cargo del británico Mike Figgis (“Leaving Las Vegas”), que tiene como protagonista a un agente (Andy García) de asuntos internos, el departamento especializado en controlar y vigilar el comportamiento de los miembros del cuerpo policial, que según llega a su puesto se percata de la existencia de una red de corrupción que parece que está controlada por un agente (Richard Gere) de excelente reputación. Poco a poco se irá obsesionando con el caso, a pesar de los problemas en que entra como consecuencia de ello. “Internal Affairs” es un film tan sólido como entretenido, que además cuenta con dos excelentes papeles de Richard Gere y Andy García, cuyo enfrentamiento en pantalla parece ser que además se trasladó también fuera de la misma. Algunas secuencias, por lenguaje e incorrección, quizá sería dificil que pudieran verse en un film actual dirigido a una amplia audiencia como lo era éste.

El director de fotografía fue John A. Alonzo [ASC], un hombre de una carrera muy curiosa y procedencia mexicana que sin embargo logró alcanzar el pleno éxito en el mundo del cine y convertirse en uno de los operadores más respetados de su generación. Originalmente se inició como actor, llegando a tener pequeños roles en películas como “The Magnificent Seven” (John Sturges, 1960). Posteriormente alternó trabajos como cámara de documentales y de cine, siendo notable su relación con su mentor James Wong Howe, que le puso en contacto con realizadores como John Frankenheimer o Martin Ritt. Tras trabajar en varias producciones de bajo presupuesto, llamada la atención con “Vanishing Point” (1971) y “Harold & Maude” (1971), a las que siguen “Sounder” (Martin Ritt, 1972) y especialmente “Chinatown” (Roman Polanski, 1974), por la que consigue su única nominación al Oscar. Después le seguirían títulos como “Farewell My Lovely” (Dick Richards, 1975), “Black Sunday” (John Frankenheimer, 1977), “Norma Rae” (Martin Ritt, 1979), “Blue Thunder” (John Badham, 1983), “Scarface” (Brian de Palma” o “Steel Magnolias” (Herbert Ross, 1989). Hombre de gran versatilidad y notable técnica, continuó trabajando hasta su fallecimiento en 2001 y experimentando con la HD en esta última etapa. Es además conocido por haber dado las primeras oportunidades como operador de cámara a John Toll, posteriormente doble ganador del Oscar.

Perteneciente a la misma generación de operadores como Gordon Willis, Laszlo Kovacs, Vilmos Zsigmond, Owen Roizman, Conrad Hall o William Fraker, que cambiaron la imagen del cine norteamericano a comienzos de los años 70, Alonzo ya entrados los 90 era un director de fotografía veterano y conocido, pero aquí demuestra que, como lo hicieron todos estos compañeros suyos, fue modernizándose y dos décadas después de su irrupción en cine era perfectamente capaz de seguir ofreciendo una imagen fresca y natural, pero ya sin la apariencia cruda y casi aleatoria de muchos de sus primeros títulos. Y es que estos directores de fotografía se especializaron en rodajes con bajos niveles de iluminación, negativos forzados, procesos especiales de laboratorio, etc. que eran una necesidad en los años 70, cuando los negativos eran aún solamente de 100 ASA, pero en esta época, después de haber aumentado primero hasta 250 y luego 400 ASA, se alcanzaban ya los mismos 500 que poseen en la actualidad. Además en este film Alonzo pudo contar con las lentes Primo de Panavision, que entonces apenas llevaban dos o tres años en el mercado, de modo que aunque han transcurrido cerca de tres décadas desde el rodaje de “Internal Affairs”, su imagen, su estilo y su estética se mantienen plenamente vigentes.

Alonzo lleva a cabo un planteamiento naturalista y minimalista que le sienta muy bien a la película. Todas las escenas están resueltas de manera sencilla, sin que en ningún momento sea necesario emplear grandes unidades de iluminación, o esquemas especialmente complicados. Por ello, por ejemplo, los exteriores nocturnos son llamativos, porque al contrario que en la tradición de gran parte del cine norteamericano, Alonzo renuncia a esos grandes contraluces y lo que hace es crear a base de pequeños aparatos el verdadero ambiente de la ciudad, pero sin caer en ningún momento en el realismo documental de gran parte del trabajo de sus compañeros de generación durante los años 70. Los interiores diurnos, con fluorescentes integrados en las dependencias policiales, lámparas de mesilla en las casas en los nocturnos, etc. son bastante luminosos y, en cierto modo, limpios, pero sin caer en el embellecimiento que Conrad Hall empleó un par de años antes en “Tequila Sunrise” (Robert Towne, 1988).

Los resultados son muy buenos, aportando el empaque necesario a la película, aunque sin una personalidad especial o riesgo a través de la iluminación y mucho menos, inspiración. Es decir, en este punto de su carrera, Alonzo, que además había coqueteado con la realización, realiza un trabajo experto y absolutamente profesional, pero quizá este mismo material en manos de un realizador más interesado en la parte visual de sus películas hubiera sido más vistoso o atrevido, aunque tal y como está es absolutamente apropiado para el material que ilustra y la época en que fue rodado el film. Parece ser que, tras realizar una serie de tests de la película ante audiencias reales, la conclusión del film o parte de la misma fue rodada de nuevo, lo que quizá explique el crédito de Curtis Clark [ASC] como director de fotografía adicional.

Título en España: Asuntos Sucios
Año de Producción: 1990
Director: Mike Figgis
Director de Fotografía: John A. Alonzo, ASC
Ópticas: Panavisiom Primo
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: fotografía adicional de Curtis Clark, ASC

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