Farewell, My Lovely

Segunda adaptación de la novela de Raymond Chandler, en la que Robert Mitchum interpreta a un irónico y decadente Philip Marlowe al que le es encargada la búsqueda de una mujer. En el transcurso de su investigación, encuentra todo tipo de engaños, falsedades y medias verdades, en la más pura tradición del cine negro americano. El realizador Dick Richards contó con una lujosa producción de Jerry Bruckheimer al servicio de la historia, así como con Charlotte Rampling, John Ireland, Sylvia Miles, Anthony Zerbe, Jack O’Halloran, Harry Dean Stanton y hasta Sylvester Stallone en una fugaz aparición forman el reparto, pero el film, muy sólido, bien escrito y muy bien interpretado por Mitchum, no alcanza cotas mayores por las propias limitaciones del realizador, con una puesta de escena y una narrativa que no son especialmente brillantes.

El director de fotografía fue el norteamericano John A. Alonzo [ASC], un operador de una carrera muy curiosa, muchas veces asociada al cine de Martin Ritt, ya que comenzó en Hollywood como actor, con papeles secundarios en cintas como “The Magnificent Seven” (John Sturges, 1960). Pero sobre todo a través del mítico James Wong Howe [ASC], comenzó a manifestar su interés por la luz y la cámara y comenzó a trabajar como miembro en sus equipos, hasta que Roger Corman le dio la oportunidad de dar el salto como primer operador en “Bloody Mama” (1970), a la que le seguirían trabajos como “Vanishing Point” (Richard C. Sarafian, 1971), “Harold And Maude” (Hal Ashby, 1972), “Sounder” (Martin Ritt, 1972) o la que está considerada como su obra maestra, “Chinatown” (Roman Polanski, 1974), trabajo por el que obtuvo su única nominacion al Oscar. Muy buen técnico, quizá centró su carrera en productos excesivamente comerciales (“Black Sunday”, “Scarface”, “Blue Thunder”, “Navy Seals”), pero casi siempre consiguió llevar su estilo personal a los mismos.

En el caso de “Farewell, My Lovely”, Alonzo acababa de rodar un film de una temática muy similar, la citada “Chinatown”, también en ambientes muy parecidos, ya que esta adaptación de Chandler, al contrario que “The Long Goodbye” (Robert Altman, 1973), se ambientó en la década de 1940. Pero es que además, se daba la circunstancia que el diseño de producción corría a cargo de Dean Tavoularis, el encargado de realizar las mismas funciones en “The Godfather”, por lo que era un evidente riesgo que ambos hombres se repitieran así mismos y que terminasen haciendo un producto híbrido entre ambos films. Sin embargo, Alonzo, consciente de ello, decidió cambiar la habitual costumbre de rodar siempre en material Kodak (en aquél entonces, la mítica 5254, de 100 ASA), sustituyéndolo por material Fuji, anticipando la competencia entre ambas marcas, a la que se sumaría Agfa posteriormente, por el control del mercado de negativo cinematográfico.

No obstante, por supuesto, el film tiene muchos elementos comunes a los mencionados, pero la principal distinción, más allá de las diferencias de textura que la emulsión Fuji produjera en las copias cinematográficas, radican en que el uso del color en “Farewell, My Lovely” es mucho más prominente y expresivo que en “Chinatown” y “The Godfather”, que eran películas muy dominadas por los tonos marrones y amarillentos de sus diseños y fotografías. En este caso, por ejemplo, es muy evidente el deseo de utilizar tonos muy saturados, como el rojo de los neones, algunos contraluces azulados y ambientes de época más recargados y teatrales, como los de los varios clubes que aparecen a lo largo de la proyección. También es notoria la renuncia al formato panorámico anamórfico, que diferenciaba del anterior trabajo de Alonzo, pero su iluminación continúa los mismos parámetros de sencillez que caracteriza su obra, con niveles de luz muy reducidos, lámparas integradas en los decorados (debidamente suplementadas con luces fuera de campo) realizando gran parte del trabajo de iluminación, exteriores rodados a contraluz, sobreexponiendo los fondos, para evitar el uso de iluminación artificial, así como interiores diurnos con la luz justificada en las ventanas y sólo el relleno mínimo necesario dentro de las estancias, para buscar siempre el aspecto más natural y realista que le fuera posible.

Los resultados estéticos son a menudo brillantes y con una solidez propia de Alonzo y Tavoularis como jefes de sus respectivos departamentos, pero lógicamente, a pesar de los esfuerzos de ambos por plantear novedades estilísticas, la sombra de sus anteriores trabajos continúa siendo alargada, especialmente cuando se tiene en cuenta que aquéllas, también globalmente, son películas superiores a la presente, lo que no impide que, analizada en exclusiva, “Farewell, My Lovely” sea un film muy estimable.

Título en España: Adiós, Muñeca
Año de Producción: 1975
Director: Dick Richards
Director de Fotografía: John A. Alonzo, ASC
Ópticas: Panavision esféricas
Emulsión: Fuji (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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