Presumed Innocent

Producción de Sydney Pollack, con guión de Frank Pierson (“Dog Day Afternoon”) y el director Alan J. Pakula sobre la base de una novela de Scott Turow, que tiene como protagonista a un fiscal (Harrison Ford) que es acusado del asesinato de una compañera de trabajo (Greta Scacchi), con la que había mantenido una relación extramatronial a la que ella había puesto fin recientemente, al existir varios indicios bastante claros de que puede haber sido el autor de los hechos y de haber intentado obstaculizar la investigación. Los resultados no están mal, pero seguramente de un lado, podrían haber sido mejores en caso de haberse centrado realmente en la trama principal, dejando de lado una subtrama sobre la elección de fiscales que no aporta nada al relato y, de otro, también habrían sido superiores en el caso que un actor diferente de Harrison Ford (limitadísimo en su papel) hubiera encabezado el reparto del film. Eso sí, el mismo posee un interesante plantel de secundarios con Brian Dennehy, Bonnie Bedelia, Raul Julia, Paul Winfield o John Spencer, a pesar de lo cual se encuentra lejos de los grandes logros de Alan J. Pakula en los lejanos años 70.

El director de fotografía fue Gordon Willis [ASC], uno de los operadores más icónicos de la década de 1970 y parte de los 80. Alcanzó el puesto de primer operador en publicidad y comenzó a fotografiar películas como “The Landlord” (Hal Ashby, 1970), “Bad Company” (Robert Benton, 1972), “The Paper Chase” (James Bridges, 1973), “The Drowning Pool” (Stuart Rosenberg, 1975) o “Pennies From Heaven” (Herbert Ross, 1981), aunque su merecida fama le viene sobre todo, precisamente, por sus cuatro colaboraciones con el director Alan J. Pakula en esta época (“Klute” en 1971, “The Parallax View” en 1974, “All The President’s Men” en 1976) y, en menor medida “Comes a Horseman” en 1978), por el inicio de su colaboración con Woody Allen comenzando con “Annie Hall” (1977), “Interiors” (1978) y “Manhattan” (y que duraría hasta 1985 con “The Purple Rose From Cairo”), pero sobre todo, es conocido por supuesto por su labor al frente tanto de “The Godfather” (1972) como de “The Godfather, Part II” (1974), ambas para Francis Ford Coppola y situadas, por derecho propio como dos de las películas mejor fotografiadas de la historia del cine. Willis también se hizo cargo de la tercera parte, “The Godfather, Part III” (1990), el mismo año del estreno del presente título. En los 80 su llama decayó, mientras que en los 90 únicamente rodaría ya “Malice” (Harold Becker, 1993) y “The Devil’s Own” (1997), la despedida del cine de este director de fotografía y del propio Alan J. Pakula.

La fotografía de “Presumed Innocent” es a la vez típica de Gordon Willis, pero atípica en algunos otros aspectos, especialmente si se la compara con sus grandes clásicos de los años 70, tanto para el propio Alan J. Pakula como para otros directores. Es típica, en tanto que posee su clásico aspecto natural o realista, realizado con medios sencillos y de manera, incluso, relativamente simple, con muchas luces integradas, luz cenital y, generalmente, luces suaves sobre los actores. Incluso también se aprecia, aunque menos que en otros de sus trabajos, su afán por controlar las composiciones de imagen, siempre o casi siempre con focales en el entorno de los 35mm, 40mm o 50mm para que la perspectiva sea “normal” e incluso yéndose hacia atrás, cuando es necesario, para obtener planos generales sin recurrir a focales más angulares. Pero es atípica en el sentido de que por esta época, Willis ya no subexponía sus negativos para obtener los niveles de oscuridad de antaño, o incluso, de hecho, ya no rodaba imágenes tan oscuras. En su lugar, su técnica de los 70 de subexponer y forzar el revelado fue modificada por la técnica opuesta, es decir, sobreexponer el negativo y bajarlo al positivar, de manera que sus imágenes poseen una densidad mucho mayor, sin ese aspecto sucio, con negros poco densos, grano exagerado, etc. de sus mejores obras de la época.

Ello hace, por lo tanto, que el estilo de Willis en esta época resulte muchísimo más convencional que el de quince o veinte años atrás, cuando sus exposiciones se situaban al borde del abismo. Lógicamente, la clase y el oficio del director de fotografía siguen estando presentes, pero ese simple cambio en la manera de exponer supone una “normalización” que, realmente, lo cambia todo. Es cierto que seguramente la emulsión principal de “Presumed Innocent” fuera de 500 ASA (por aquélla época apareció la emulsión Kodak EXR 5296 de dicha sensibilidad), lo cual provoca que el film posea bastante grano, pero este hecho, junto seguramente con el uso de las nuevas lentes Panavision Primo, hacen que la película posea un aspecto que, como decimos, es más convencional y también, lógicamente, más contemporáneo. Se trata de un film principalmente de interiores, en el que destaca el uso simulado de luz suave entrando por las ventanas con un efecto moderno y muy conseguido, aunque muchas de estas escenas nocturnas continúan recurriendo a los clásicos “Chicken Coop” o “Coffin Light” de Willis, con una fuente cenital muy marcada y varias lámparas integradas que crean la ilusión de iluminar las escenas, cuando realmente no lo están haciendo. Pero también hay una continua luz de ojos sobre los personajes para complementar esa luz cenital, e incluso determinados momentos en los que parece que Willis ilumina con aparatos Fresnel directos hacia los actores, es decir, con luz dura aunque sea un uso esporádico de la misma.

Por lo general, las colaboraciones entre Pakula y Willis se rodaron en formato panorámico anamórfico, con la excepción de “All The President’s Men”, casi seguro que por un tema relacionado con la abundante profundidad de campo que necesitaban en la sala del Washington Post, así como la excepción, también, del presente título. Esta renuncia al formato anamórfico resulta también clave en que “Presumed Innocent” no se eleve algo más de lo que lo hace, ya que dicho formato, por sí mismo, casi siempre posee un aspecto más cinematográfico, especialmente en tan buenas manos como las de Willis. Por todo ello, resulta que la imagen de esta película es mucho menos interesante que lo que podrían indicarnos sus precedentes entre el mismo director y el mismo director de fotografía, los cuales, desgraciadamente, ya no eran los mismos que en los años transcurridos desde sus primeras y emblemáticas colaboraciones. Y si bien es cierto que es dificil mantener una línea constante y duradera con el paso del tiempo, este descenso de interés, e incluso de resultados, es tremendamente evidente en las filmografías de Alan J. Pakula y de Gordon Willis.

Título en España: Presunto Inocente
Año de Producción: 1990
Director: Alan J. Pakula
Director de Fotografía: Gordon Willis, ASC
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

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