The Swarm
Adaptación de una novela de Arthur Herzog, con la que el productor y realizador Irwin Allen trató de continuar la senda del éxito obtenido previamente con “The Poseidon Adventure” (1972) y “The Towering Inferno” (1974), las cuales le habían valido el sobrenombre del “maestro de los desastres”. El argumento gira en torno a una invasión de abejas africanas asesinas en el sur de los EEUU, con un científico (Michael Caine) y un general del ejército de norteamericano (Richard Widmark) que se disputan el mando de las operaciones mientras las abejas arrasan determinadas poblaciones sin que nadie o nada pueda detenerlas. El problema, ya que a priori el film debería de haber sido ligero y entretenido, es que Irwin Allen y su guionista Stirling Silliphant se lo toman todo tan en serio que la película pretende siempre ser demasiado solemne y profética, a pesar de su argumento de clara serie B. Ello hace que el diálogo sea frecuentemente malo y las actuaciones del reparto (que incluye a Katharine Ross, Henry Fonda, Fred McMurray, Olivia De Havilland, Ben Johnson, Bradford Dillman, Richard Chamberlain, Lee Grant y José Ferrer, entre otros) sean mediocres en el mejor de los casos, pues sorprendentemente nadie parece consciente de lo ridículo de la situación.
El director de fotografía fue Fred Koenekamp [ASC], ganador del Oscar (compartido con Joe Biroc) por su colaboración anterior con Irwin Allen en “The Towering Inferno”, en la que estuvo al mando de la primera unidad de la película, dirigida por el británico John Guillermin. Koenekamp es sobre todo conocido por su asociación con el realizador Franklin J. Schaffner, con el que rodó títulos como “Patton” (1970) (su primera nominación y segundo y último film en ser rodado en el formato Dimension 150), “Papillon” (1973), la primera adaptación de la novela de Henri Charrière, así como “Islands in the Stream” (1977), por la que obtuvo la única nominación del film. Hijo de Hans F. Koenekamp, un director de fotografía especializado en efectos visuales, Fred se inició en televisión en los años 60 y en los años 80, su última década de plena actividad, llevó a cabo el grueso de su carrera también en este medio, cuando el estilo heredado directamente de sus maestros (Robert Surtees, Milton Krasner, Joseph Ruttenberg o Frank Phillips) ya no dio más de sí en cine y él no fue capaz de evolucionar y superarlo.
La fotografía de “The Swarm”, por lo tanto, no es extraño que resulte anticuada para la época: de hecho, es totalmente plausible que la película ya luciera anticuada el mismo día de su estreno. Ello se debe, como decimos, a que Fred Koenekamp no fue un director de fotografía con un mínimo interés en evolucionar desde el estilo de tres puntos de luz dura en blanco y negro hacia cualquiera de las nuevas tendencias de los años 60, 70 y 80. De hecho, el último film que fotografió (“The Flight of the Intruder”, 1991) tiene prácticamente ese mismo aspecto y, parece ser, que ello se debe a que era exactamente lo buscado por su director John Milius, que tuvo que pelear para que Koenekamp pudiera hacerse cargo del mismo. Por ello, todas, absolutamente todas las secuencias de “The Swarm” (y que son muchas en su edición extendida en Blu-ray, ya que supera las dos horas y media de proyección y contiene cuarenta minutos de material adicional) están iluminadas como si de una película de décadas anteriores se tratase: luz dura sobre los personajes, contraluz y relleno a conveniencia, sin intentar jamás que el aspecto resulte natural y con un interés mínimo en que exista cierta justificación de fuentes lumínicas. No importa que las secuencias tengan lugar en instalaciones militares (con decorados reciclados de otras producciones de Allen), en interiores de escuelas, tiendas o de coches, el estilo siempre es el mismo con luces que siempre rellenan las sombras o luces puntuales sobre cada actor o punto del decorado.
Además, Koenekamp hacía también algo que estaba de moda en la época, consistente en iluminar siempre para un diafragma mínimo de T4.5 (aunque para ello tuviera que forzar la emulsión un diafragma hasta los 200 ASA) y rodar toda la película a través de las lentes Super Panazoom, que no son otras más que el tradicional Cooke 20-100mm T3.1 convertido al formato anamórfico con un duplicador trasero, que hace del mismo una lente 40-200mm T4.5, pero sin ningún tipo de artefacto de los que habitualmente se asocian al anamórfico (flares, fondos estirados, bokeh ovalado). Puesto que sus luces son duras y puntuales, los niveles de iluminación necesarios para lograr dicha exposición no debían de ser difíciles de conseguir, aunque sí que tiene que recurrir a lentes fijas para algunas tomas en mano o secuencias con multicámaras. El estilo luce menos que en otras películas de Koenekamp (al que en cualquier caso, se le daban mejor los exteriores) porque además el diseño de producción de Stan Jolley es muy aburrido, situándose a años luz de los inspirados diseños de William Creber para otros films de Irwin Allen, incluyendo por supuesto la citada “The Towering Inferno”, o «The Poseidon Adventure«, que lucía infinitamente más en este aparato.
A pesar que el coste parece ser que superó los 20 millones de dólares, la producción no recurrió tampoco al formato VistaVision o 65mm para rodar sus efectos visuales (lo que en aquél entonces, con el éxito de “Star Wars” y “Close Encounters” el año anterior, se había convertido ya en el estándar). Ello hace que los efectos fotográficos de L.B. Abbott [ASC] sean evidentes cuando entran en acción porque la duplicación del negativo original supone una merma en la calidad –con virajes de color y aumento del grano- y que, además, a pesar que la producción usó miles de abejas vivas de verdad, en los planos generales se recurriese a técnicas de animación que, como la propia fotografía, ya eran pobres en el momento del estreno. Por todo ello, a pesar que la complejidad técnica de algunas secuencias (incluyendo efectos de fuego a cámara lenta) está resuelta con oficio, los resultados son pobres, mediocres o anticuados en el mejor de los casos, por lo que no es extraño que Koenekamp, antes de los 60 años de edad, estuviera ya de nuevo trabajando para la misma TV de la que surgió, o que el film fuera duramente criticado por su acabado técnico en lo que respecta a los efectos, que también se sitúan lejos del nivel que el público consideraba como “mínimo aceptable” a raíz de la aparición y trabajo de empresas como Industrial Light & Magic (ILM) poco tiempo antes.
Título en España: El Enjambre
Año de Producción: 1978
Director: Irwin Allen
Director de Fotografía: Fred Koenekamp, ASC
Ópticas: Super Panazoom Cooke & C-Series
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: efectos fotográficos especiales de L.B. Abbott, ASC
Vista en Blu-ray
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