The Killer

Adaptación cinematográfica de la novela gráfica de Alexis Nolent y Luc Jacamon, escrita para la pantalla por Andrew Kevin Walker, autor del guión original de “Se7en” (1995) para David Fincher, quien también es el director del presente título, en su primera colaboración en los veintiocho años transcurridos desde el icónico film protagonizado por Brad Pitt y Morgan Freeman. En esta ocasión, los cineastas siguen a un asesino (Michael Fassbender), que prepara metódicamente un asesinato por encargo que, sin embargo, sale mal. Por consiguiente, debe emprender la huida y, desgraciadamente, una venganza contra aquéllos que tomaron represalias contra él como consecuencia de su fallo. Es evidente que David Fincher, trabajando para Netflix, no estaba interesado en realizar una película de acción o ni siquiera un thriller más o menos comercial, porque “The Killer” es un film que pretende ser reflexivo, con una narrativa concisa y de escasas florituras, más allá de que el realizador de “Zodiac” y “The Social Network” siempre es uno de los directores más interesantes en lo que respecta a su trabajo de cámara. Pero sin embargo, lo que ocurre en pantalla es tan frío y tan distante que, teniendo en cuenta que se trata de una venganza por episodios, tampoco es demasiado interesante y mucho menos apasionante, por lo que al final, dejando de lado algunos detalles (el episodio del perro y la pelea), “The Killer” es un film con tanto oficio como fallido en su conjunto.

El director de fotografía es el norteamericano Erik Messerschmidt [ASC], quien precisamente venía de ganar el Oscar con el anterior título de David Fincher, “Mank”, que a su vez era su debut en el mundo del largometraje como director de fotografía. Su primer trabajo para Fincher había sido la serie “Mindhunter” (2017-2019), de la que se ocupó en gran parte después de que, por desavenencias creativas, el otro director de fotografía contratado, Christopher Probst, abandonase el rodaje. Antes de “Mindhunter”, Messerschmidt había sido el gaffer de Jeff Cronenweth en “Gone Girl” (2014), por lo que mantiene una tradición del director de ir promociando a miembros de sus equipos de cámara como directores de fotografía, algo que ya había hecho con el propio Cronenweth, con Conrad W. Hall o Claudio Miranda en su momento. Lógicamente, ese temprano premio Oscar y lo que supone ser “el director de fotografía de David Fincher” han hecho que la carrera de Erik Messerschmidt despunte rápidamente, como lo prueba el hecho de haber sido convocado ni más ni menos que por Michael Mann, famoso por sus exigencias a sus directores de fotografía, para encargase de su vuelta el cine con “Ferrari” (2023), pendiente de estreno en el momento de escribir estas líneas.

Desde hace muchos años todos los films de David Fincher se han caracterizado por su aspecto lúgubre y sombrío, al que el director ha ido incorporando una serie de marcas personales que se aplican a sus películas independientemente de quién sea el director de fotografía que se hace cargo de las mismas. Por ejemplo, incorporó los “flares anamórficos” creados en post-producción a partir de “Panic Room” (2003), o el rodaje en digital -del que por tanto fue prácticamente un pionero- a partir de “Zodiac” (2007), pasando ya a rodar exclusivamente con cámaras RED desde “The Social Network” (2010), en aquélla época (también en «The Girl With The Dragon Tattoo«) con Zeiss Master Primes y desde “Gone Girl”, con los Leica (o Leitz) Summilux-C. Todas esas constantes están en “The Killer”, a las que además se suman también los nuevos artefactos anamórficos diseñados para “Mindhunter”: fuertes distorsiones de barril, más acusadas para las focales angulares, pero presentes también en las focales medias, flares anamórficos más sofisticados e incluso ciertas aberraciones cromáticas que, como todo lo anterior, son imitadas en un proceso digital en post-producción, puesto que las ópticas escogidas por Fincher y su director de fotografía son de las más perfectas que existen y no poseen ningún tipo de defecto, o por lo menos, no tan aparentes ni por asomo. También, de “Mindhunter” se arrastran también el uso de las pantallas verdes para las secuencias de coches, que parecen rodadas de la misma manera en “The Killer” -al igual que la escena inicial del film- por lo que en cierto modo hay una clarísima continuidad visual entre la serie y esta película, lo cual es curioso teniendo en cuenta que la serie era de época (quizá por ello las distorsiones y aberraciones introducidas aquí en post no sean tan intensas como en la serie).

¿Qué es nuevo en “The Killer”? Poco realmente. Messerschmidt ejecuta una iluminación muy típica del cine de David Fincher, con el empleo de bajos niveles de intensidad de luz y muchas fuentes integradas en los decorados, que además, iluminan realmente, dejando que fuera de cuadro actúen solo unos pocos aparatos. Muchas veces esas fuentes de luz son cenitales, integradas en los techos como si de iluminación industrial se tratase, pero a veces son LED que están integrados en cocinas, lámparas de pie o de mesilla, farolas, etc. que hacen que el film posea un aspecto muy tenue y oscuro y, como todo de hecho es oscuro, poco contrastado más allá de los brillantes puntos de luz que los cineastas emplean aquí y allá y de sus mezclas de tonos verdes y diversas temperaturas de color. Lo que no se aprecia es el riesgo o la novedad de “Se7en”, ni su textura, pero tampoco siquiera la elegancia formal de “Zodiac” o el entonces nuevo uso de una cámara digital con sensor Super 35 y buena respuesta en bajas luces que vimos en “The Social Network”; el continuismo es tal que “The Killer”, aunque luce bien, es como una película que ya hemos visto. Y, de hecho, lo más novedoso para tratarse de un film de David Fincher es el uso de la difusión, quizá para sugerir el clima húmedo, en las escenas de Santo Domingo (República Dominicana), pero quizá sea una difusión muy intrusiva y agresiva, con mucho halo de poco radio sobre las altas luces, que como además no tiene continuidad en la proyección, despista más de lo que aporta.

En apariencia, el nuevo sensor de la cámara Full Frame V-Raptor de RED no difiere demasiado de los anteriores -aunque es probable que no haya sido usado íntegramente, sino hasta los 6K o 7K que sirvan para las lentes- si bien el etalonaje es frecuentemente tan agresivo que es dificil saber qué corresponde a la cámara y qué corresponde al trabajo de post-producción. Lo que sí que está claro es que hay muchos cielos sustituidos o alterados a posteriori (atención a los que cierran la proyección, que son más bien desastrosos y están plagados de artefactos) y, aunque la calidad de imagen por lo general es buena, como cabe esperar de equipos de alta gama, existe cierta compresión en las altas luces, al menos en la versión SDR del film (podría ser que estén más en rango en la versión HDR, aunque parece dudoso) y ello provoca cierta apariencia de vídeo digital a la imagen. Así pues, los resultados que ofrece “The Killer” en general son buenos, pero desgraciadamente no aportan absolutamente nada a la estética ya conocida de David Fincher, incluso a la de David Fincher junto a Eric Messerschmidt, los cuales de algún modo parece que hacen lo mismo de siempre, casi tan bien como siempre. Pero a cineastas con tanto talento y tanta trayectoria, como sin duda lo es este director, cabe exigirles más o, por lo menos, cierta evolución o novedad en un estilo que aquí sin duda está ejecutado con el piloto automático, casi como las acciones de su propio protagonista.


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Título en España: El Asesino
Año de Producción: 2023
Director: David Fincher
Director de Fotografía: Erik Messerschmidt, ASC
Ópticas: Leitz Summilux-C
Formato y Relación de Aspecto: RED V-Raptor (Redcode RAW), 2.4:1

Vista en HDTV

© Ignacio Aguilar, 2023.