Mank
Producción de Netflix, gracias a la cual David Fincher pudo recuperar un guión escrito por su padre Jack Fincher, que sigue la figura del guionista Herman Mankiewicz (Gary Oldman), hermano mayor del más conocido Joseph Mankiewicz, y cómo llevo a cabo el proceso de escritura de la obra más conocida de Orson Welles, “Citizen Kane” (1941). Se trata por consiguiente de una película de época, que trata además de hacer un retrato del Hollywood de la década de 1930 y de los poderosos personajes que la dominaban: desde Louis B. Mayer a Irving Thalberg, Joseph Von Sternberg a David O. Selznick, a incluso famosos guionistas como Ben Hecht, Charles Laderer o el polifacético John Houseman, que aparece junto a Orson Welles como uno de los hombres que participó en el desarrollo del debut cinematográfico el director. Sin embargo, a pesar del gusto por el detalle, el guión de Fincher padre es muy insulso, y la película de Fincher hijo funciona mucho mejor cuando se centra en la personalidad de su excéntrico protagonista, que cuando trata de describir el Hollywood de los años 30. Charles Dance, Arliss Howard, Lily Collins y Amanda Seyfried secundan a Gary Oldman.
El director de fotografía es el norteamericano Erik Messerschmidt [ASC], en su debut en cine, por el que además obtuvo el premio Oscar a la mejor fotografía y el premio de la Sociedad Americana de Directores de Fotografía (ASC), quizá algo exagerados pero que ponen de manifiesto su buena labor al frente de esta película, aunque como siempre, en los films de David Fincher, cabe preguntarse qué parte de responsabilidad es achacable también al director, que siempre se ha caracterizado por imprimir aspectos visuales muy personales a todas sus películas, independientemente de quién fuera el director de fotografía al frente de las mismas. Sin embargo, a pesar de ser un debutante en cine, Messerschmidt no era ningún desconocido, porque primero había sido gaffer en televisión (de la serie “Bones” por ejemplo) y posteriormente de uno de los directores de fotografía habituales de David Fincher, Jeff Cronenweth, en “Gone Girl” (2014). Seguramente ello le llevó a poder hacerse cargo de varios episodios de “Mindhunter”, la excelente serie auspiciada por Fincher y, de alguna manera, se convirtió en la elección natural para el presente film. También ha rodado ya “The Killer” (2022), la siguiente película de David Fincher, sobre un guión de Andrew Kevin Walker (“Se7en”, 1995).
“Mank”, como todas las películas de su director, posee un elevado gusto por el detalle, que en este caso se ve reflejado en la cuidada ambientación de época de la película. Por ejemplo, en cuanto al sonido, “Mank” es en esencia una película monofónica, grabada con equipos de sonido antiguos para intentar que la pista de audio posea el toque genuino de los films de la época (a pesar de estar mezclada en estéreo, pero simplemente para conseguir el eco de ver el film en una sala de cine). Sin embargo, en lo que respecta a la imagen, como viene siendo tradición en David Fincher, el director ha escogido una vez más rodar con cámaras RED, en este caso, con el modelo Helium y el sensor monocromo, a fin de capturar una imagen realmente en blanco y negro y con toda la información (8K) posible. Incluso las ópticas escogidas continúan siendo las Leica Summilux-C que Fincher ha utilizado desde “Gone Girl” en todos sus proyectos. De manera que, a pesar que para una película de estas características hubiera sido muy sencillo rodar en celuloide, incluso en una emulsión realmente en blanco y negro, Fincher y Messerschmidt han hecho justo lo contrario: rodar en digital y con la máxima resolución posible. Posteriormente, mediante técnicas de post-producción, lo que han hecho es reducir toda esa resolución, introducir grano y defectos de celuloide y, en definitiva, a pesar de la finalización en 4K y HDR, tratar de degradar lo máximo posible la calidad de imagen a fin de tratar de emular la sensación de las emulsiones en blanco y negro de los años 30 y 40.
Por ello, además de esa imagen globalmente degradada, “Mank” posee por ejemplo “quemaduras de cigarro” en lo que serían los cambios de rollo, o incluso un incremento del grano (muy notable además) en lo que, en la época, hubieran sido transiciones ópticas, debido al proceso de copiado para realizar los fundidos, o fuertes “flares”, “ghostings”, “veiling” y otro tipo de defectos ópticos que es casi seguro que están realizados en post-producción, algo que Fincher ya hizo por ejemplo en la citada serie junto a Messerschmidt a fin de obtener un aspecto, en aquél caso, “más anamórfico” con los Leica Summilux-C. Por supuesto, el efecto que se produce es muy bonito y demuestra el cariño con el que está hecha la película, aunque por otro lado, la relación de aspecto panorámica (2.20:1, como en “Mindhunter”, emulando además el cine en 70mm esférico) no coincide para nada con la de la época, anterior a la aparición del CinemaScope, y cabe plantearse por supuesto si no hubiera sido aún más bonito haber rodado en celuloide de verdad (en 35mm, o incluso en 16mm), con alguna de las películas de Kodak que se mantienen inalteradas desde hace décadas, como la Double-X 5222 (200T).
Pero no solo los medios de rodaje son contemporáneos, sino que también el estilo de fotografía de Erik Messerschmidt también lo es. Es cierto que algunos interiores, como los del personaje de Mankiewicz en el rancho californiano en el que escribió “Citizen Kane”, emplean haces de luz solar, humo y luz dura, casi todo el film está rodado con luz suave y un estilo mucho más moderno que las películas de la época, que entre la escasa sensibilidad de los negativos y las aperturas de diafragma de los objetivos, tenían que emplear niveles de luz muy altos para poder exponer correctamente cada una de sus escenas. Pero en este caso, hay mucha luz suave, luz rebotada y niveles de iluminación relativamente bajos, incluso a veces, produciendo una escasa separación entre los personajes y los fondos, que es una de las mayores críticas que se le pueden hacer al trabajo del director de fotografía. Así pues, los resultados son muy buenos, aunque no óptimos: la película luce de manera más que notable pero el estilo muy rara vez enamora y menos aún, emociona. No solo porque no consigue devolver a la vida (de hecho, ni lo busca, ni intenta, ni tiene por qué, en realidad, aunque hubiera sido interesante), al menos en cuanto a un prisma cinematográfico, la estética del cine de la época, sino porque el film es poco inspirado (a pesar de su oficio) en casi todos sus apartados. Y a pesar que casi todo el rodaje es físico en apariencia, con la excepción de los encuentros entre los personajes de Gary Oldman y Amanda Seyfried (al menos, el del exterior del castillo en San Simeón, y cuando comen en el campo, que parecen escenas resueltas en cromas y la primera, en noche americana además) y de la secuencia del accidente de coche, hay algo en la estética de “Mank” que parece demasiado forzado o impostado.
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Título en España: Mank
Año de Producción: 2020
Director: David Fincher
Director de Fotografía: Erik Messerschmidt, ASC
Ópticas: Leica Summilux-C
Formato y Relación de Aspecto: Red Helium Monochrome, 2.4:1
Otros: 4K Digital Intermediate
Premios: Oscar a la mejor fotografía, American Society of Cinematographers, BAFTA (nom), British Society of Cinematographers.
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2022.