Punch Drunk Love
Extraño giro en la carrera del guionista y director norteamericano Paul Thomas Anderson, que en su cuarta película decidió apartarse de la gravedad de las tres anteriores (“Sydney”, “Boogie Nights” y especialmente “Magnolia”) y dio el papel protagonista del film al cómico Adam Sandler, generalmente identificado con un tipo de cine radicalmente diferente al de Anderson. Sandler interpreta a un joven empresario con un carácter pasivo-agresivo, que es dominado por sus hermanas y tiene brotes de extrema violencia en situaciones insospechadas. Además de comenzar a salir con una compañera de trabajo de una de sus hermanas (Emily Watson), Sandler tiene problemas a raíz de haber llamado a una línea erótica y haber dejado sus datos personales, lo cual da pie a una serie de giros cuando además es víctima de un intento de extorsión. Los resultados son extraños pero brillantes, pues el film raramente camina sobre un terreno firme, sorprendiendo constantemente al espectador con su energía y su poco ortodoxo desarrollo. Philip Seymour Hoffman interpreta al personaje que se haya detrás de la extorsión.
El director de fotografía fue nuevamente Robert Elswit [ASC], quien en ese punto de su carrera había rodado las tres películas anteriores de Anderson. Todavía a día de hoy sigue siendo su operador predilecto, con trabajos posteriores como “There Will Be Blood” (2007), por el que Elswit obtuvo el Oscar a la mejor fotografía, así como “Inherent Vice” (2014), aunque desde “Punch-Drunk Love” Elswit vio como se convertía en uno de los operadores más demandados de Hollywood y, por ello, no pudo rodar ni “The Master” (2012), de la que se hizo cargo Mihai Malaimare, Jr. ni “Phantom Thread” (2017), en la que Anderson decidió colaborar con sus miembros del equipo de cámara e iluminación, en lugar de contratar a un director de fotografía propiamente dicho para reemplazar a Elswit. Además de su colaboración con Anderson, Elswit es conocido por sus trabajos en “Tomorrow Never Dies” (Roger Spottiswoode, 1997), “MI:4” (Brad Bird, 2011) y “MI:5” (Christopher McQuarrie, 2015) y para los hermanos Tony y Dan Gilroy: “Michael Clayton, 2007” y “Nightcrawler” (2014).
Aunque con sus títulos posteriores variase su tendencia, en esta época Paul Thomas Anderson todavía era claramente identificado con el formato panorámico anamórfico que había empleado con mucho acierto tanto en “Boogie Nights” como en “Magnolia”, de modo que no es extraño que para “Punch-Drunk Love” el director y su director de fotografía decidieran continuar con su uso del mismo. Sin embargo, lo que sí cambiaron fueron sus emulsiones, siendo este uno de los films que comenzaron la estupenda etapa que tuvo Fuji durante unos diez años, antes que, como hiciera Agfa en los 90, se retirase del negocio, dejando sola a Kodak, ante el auge de los medios de adquisición digital. Además, en una época en que comenzaban a proliferar los etalonajes digitales, que hicieron que las emulsiones fueran diseñadas con curvas más planas, las emulsiones Fuji empleadas aquí todavía pertenecían a la generación anterior (como las Vision1) y poseían, en el buen sentido, tanto grano como contraste. En este aspecto “Punch-Drunk Love” no difiere de otros films de Anderson, puesto que busca extraer lo mejor de sus negativos con una finalización fotoquímica y sin filtros o procesos que degraden su calidad, que en exhibición en celuloide, rivalizaba con la de los mejores títulos de la época.
Estéticamente es un film también algo extraño, puesto que alterna muchos momentos en que los cineastas buscan y captan imágenes muy naturales (incluyendo una estupenda hora mágica en el inicio), con otras que pretenden ser realistas (como los interiores en la nave del personaje de Adam Sandler, en los que el exterior está quemado por pura elección de los cineastas, que bien podrían haber elevado los niveles del interior para reducir dicho efecto) y otros en los que, a través del uso del color, se producen ciertos efectos de estilización. En este aspecto, es un film que sigue la estela de “Magnolia”, ya que las localizaciones en que tiene lugar la historia son también “mundanas” y en el fondo, parecidas. Visto todo ello con perspectiva de los más de tres lustros transcurridos desde su estreno, lo cierto es que era una gozada ver películas contemporáneas con imágenes adquiridas en celuloide, ya que, de forma automática, el uso del mismo añadía cierta capa de interés a unas imágenes que, capturadas hoy en día con cualquiera de las cámaras digitales del momento, tendrían menos vida. También ayuda, por supuesto, el hecho de que el anamórfico, con su particular perspectiva, desenfoque y, cómo no, destellos o “flares” supone en sí mismo un medio de estilización de las imágenes.
Los resultados son bastante buenos, quizá no tan elaborados como los de otras películas de Anderson y/o de Robert Elswit, pero es que también hay que tener en cuenta que, después de la solemnidad de sus películas anteriores y especialmente, del dramatismo de “Magnolia”, es seguro que ambos deseaban distanciarse de alguna manera de ese tipo de material y de dicha elaboración; “Punch-Drunk Love” sigue siendo una película muy bien filmada, con abundante uso de la Steadicam y de tomas largas, pero sin llegar a los extremos y juegos visuales del film anterior. Y en cierto modo, dichas pretensiones de minorar la elaboración también afectan a la luz de Elswit, que es más sencilla y más directa, dejando que muchas veces sean el vestuario, o el color de las localizaciones (por no decir las citadas emulsiones y lentes) las que proporcionen el aspecto visual que identifica el film, sin necesidad de grandes complicaciones para obtenerlo.
Título en España: Embriagado de Amor
Año de Producción: 2002
Director: Paul Thomas Anderson
Director de Fotografía: Robert Elswit, ASC
Ópticas: Panavision Primo, E-Series, C-Series Anamorphic
Emulsión: Fuji Super F-125T 8532, Super F-250T 8552, Super F-500T 8572
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Vista en 35mm & Blu-ray
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