Julia

Adaptación de un capítulo supuestamente autobiográfico de la vida de la escritora judía Lillian Hellman (Jane Fonda), quien durante el período de gobierno del régimen nazi en Alemania antes que se desatase la Segunda Guerra Mundial, habría colaborado con Julia, una amiga de la infancia (Vanessa Redgrave) para introducir dinero desde París a Berlín con el que intentar salvar la vida de cientos de judíos y presos políticos de Hitler. En manos del gran cineasta de origen austríaco Fred Zinnemann, cuando éste ya se encontraba al final de su carrera, “Julia” se convierte en una película caracterizada por la fuerte interpretación de Jane Fonda en el papel principal, así como en un excelente retrato y reconstrucción de época que, sin embargo, no termina de cuajar por completo debido a la desdibujada relación entre los dos personajes protagonistas, fundamental quizá para entender los motivos de la protagonista. Aún así, Jason Robards, en su papel de Dashiell Hammett, pareja de Hellman, así como Redgrave y el guionista Alvin Sargent, obtuvieron las tres estatuillas doradas del film concedidas en los premios Oscar de su temporada, además de otras ocho nominaciones a estos premios. Hal Holbrook, Maximiliam Schell y una jovencísima Meryl Streep, en un brevísimo papel, completan el reparto de la película.

Rodada íntegramente en Francia y Gran Bretaña, el director de fotografía fue el británico de origen francés Douglas Slocombe [BSC], una elección lógica ya que por aquél entonces se encontraba ya considerado como uno de los mejores profesionales ingleses, con una amplia carrera a sus espaldas a sus más de sesenta años de edad, siendo además un especialista en películas de época. En aquél momento únicamente había obtenido una candidatura al Oscar (por su trabajo en la película de George Cukor “Travels with my Aunt” en 1972), pero había sido reconocido en muchas más ocasiones en los BAFTA (once nominaciones a lo largo de toda su carrera y tres premios) y por sus compañeros de la British Society of Cinematographers (BSC), con un total de cinco premios. Slocombe, por supuesto, es famoso sobre todo por sus tres colaboraciones junto a Steven Spielberg, que le llegaron ya muy al final de su carrera: “Raiders of the Lost Ark” (1981), “Indiana Jones and the Temple of Doom” (1984) e “Indiana Jones and the Last Crusade” (1989). A todas ellas trasladó su estilo clásico y de la vieja escuela, motivo por el que fue un director de fotografía que siempre destacó mucho más en películas de ambientación de época.

La imagen de “Julia” es muy típica en la filmografía de Slocombe, ya que a pesar de la renuncia al formato panorámico anamórfico (no parece que Zinnemann fuera un realizador al que le gustase), continúa empleando niveles de intensidad de luz muy elevados (de al menos T/4 y puede que más, siempre a 100 ASA) y el mismo estilo e inspiración que aprendió de sus maestros en los estudios británicos durante los años 30 y 40, antes de la llegada del color a Gran Bretaña. Por lo tanto, es una imagen que se caracteriza por estar realizada bajo una concepción absolutamente clásica que, partiendo de la teoría de los tres puntos de luz dura (principal, contraluz y relleno) se va modificando escena a escena para acomodarla a las necesidades de cada una de las mismas o incluso para acoger muy levemente las tendencias del momento. Slocombe, de hecho, se apunta a la moda de la época de introducir algo de difusión en la imagen para restar nitidez e introducir halos y destellos en la imagen. Por ello, a pesar que su luz es muy contrastada y que las aperturas cerradas favorecen el rendimiento óptico y la nitidez, el aspecto global es suave, fruto de utilizar una media (seguramente detrás) en el objetivo.

Se trata, sin ningún género de dudas, de uno de los trabajos más logrados de Slocombe, que contiene un gran número de imágenes excepcionales: el plano de apertura y cierre en el lago, aquéllos que simulan estar rodados en Nueva Inglaterra, con los personajes de Robards y Fonda, bien sea de día o incluso de noche, en la hora mágica, con luces artificiales que imitan sobre los rostros de los intérpretes el efecto de la llama de una hoguera, por no hablar de los exteriores parisinos a contraluz, o de los que recorren los personajes de Fonda y Redgrave en Oxford; en todos ellos la elección de la luz natural y del momento exacto del día para hacer un uso de la misma en el momento en que tiene mayor calidad no es casual y, como consecuencia, los cineastas obtuvieron imágenes excepcionales que elevan notablemente la calidad del conjunto. Otro punto fuerte de la fotografía, que también enlaza mucho con la tradición fotográfica de la que procedía Slocombe, es sin duda la cuidadosa forma en que retrata a Fonda, generalmente con una luz frontal sobre los ojos de la actriz, elevando además el nivel de densidad de la difusión cada vez que aparece uno de sus primeros planos. Lógicamente se trata de técnicas que han caído en desuso y a día de hoy lucen anticuadas, pero de vez en cuando resulta interesante ver una película en la que están bien integradas.

La puesta en escena no escatima en mostrar los grandes recursos de la producción, con escenas (como las ambientadas en Viena, pero rodadas en París) que muestran multitud de extras, muy bonitas tomas en las estaciones de tren y de los propios trenes circulando, aunque la sección de la película que mejor le funciona a Zinnemann es aquélla en el interior del tren y en la frontera con Alemania, en la que los espacios reducidos favorecen el suspense. En cualquier caso, su trabajo, de corte clásico, está algo contaminado por la tendencia al zoom en la época, a veces empleado en sustitución o combinado con travellings, aunque por fortuna los recorridos no sean lo suficientemente grandes o forzados como para resultar molestos. Así pues, se trata de un trabajo muy bueno, en el que quizá precisamente el zoom o la excesiva difusión de los primeros planos sean lo menos interesante del planteamiento, pero que funciona muy bien en su conjunto y como película de corte clásico ya incluso en el momento de su estreno. Slocombe obtuvo su segunda candidatura al Oscar por su trabajo, que curiosamente perdió ante “Close Encounters of the Third Kind”, en la que trabajó en labores de fotografía adicional.

Título en España: Julia
Año de Producción: 1977
Director: Fred Zinnemann
Director de Fotografía: Douglas Slocombe, BSC
Ópticas: Cooke Varotal (Panavised)
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), BAFTA, British Society of Cinematographers.

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