Beverly Hills Cop

Uno de los grandes éxitos del cine norteamericano de la década de los 80, con producción de Don Simpson y Jerry Bruckheimer, fue esta comedia policíaca en la que Eddie Murphy interpreta a Axel Foley, un policía de Detroit que viaja a Los Ángeles para investigar el asesinato de un amigo y tratar de dar caza a los culpables. La trama detectivesca, por así decirlo, es prácticamente inexistente, consistiendo el film más bien en una sucesión de escenas que sirven como excusa para que Murphy improvise todo tipo de gags, unas veces con más éxito que otras. Los resultados cinematográficos son más bien pobres, aunque hay que reconocer que la química entre los miembros del reparto es muy buena y que la película, aún con grandes limitaciones, resulta tan ligera como entretenida. Judge Reinhold, John Ashton, Lisa Eilbacher, Ronny Cox y Steven Berkoff, cómo no interpretando el papel del villano, protagonizan el film junto a Murphy. El film tuvo dos continuaciones, una de ellas por Tony Scott tres años después y la segunda, por un John Landis en horas muy bajas en 1994.

El director de fotografía fue Bruce Surtees, en uno de sus trabajos más atípicos, ya que el que fuera operador predilecto de cineastas como Clint Eastwood y Don Siegel entre 1970 y 1985 generalmente no se prodigó demasiado en un cine tan ligero y comercial, en el que además su habitual estética sombría, con predominio de la subexposición y de los bajos niveles de iluminación, parecía no encajar demasiado a priori. Nominado al Oscar en 1974 por su trabajo en “Lenny” a las órdenes de Bob Fosse, Surtees fue especialista en Westerns (“High Plains Drifter”, “Joe Kidd”, “The Outlaw Josey Wales”, “Pale Rider”) y thrillers policíacos (“Dirty Harry”, “Escape from Alcatraz”, “Sudden Impact”, “Tighrope”) de la productora Malpaso. Fuera de la misma realizó interesantes trabajos en “Conquest of the Planet of the Apes” (J. Lee Thompson, 1972), “Night Moves” (Arthur Penn, 1975), “The Big Wednesday” (John Milius, 1978) o “Psycho III” (Anthony Perkins, 1986), aunque su carrera cayó en picado hasta su jubilación a los 65 años después que su relación con Eastwood terminase en 1985 tras “Pale Rider”.

“Beverly Hills Cop” fue dirigida por Martin Brest, un director que el año anterior había sido despedido del rodaje de “WarGames”, en la que fue sustituido por John Badham. Brest realiza un correcto trabajo de puesta en escena y parece que dejó mucho margen para la improvisación a sus actores. La estética es muy típica de principios de los años 80, aunque poco habitual en Bruce Surtees, ya que el género cómico le impone un estilo mucho más luminoso del que era habitual en él, además de una imagen que, globalmente, es más amable que la que acostumbraba el que fuera maestro de Jack N. Green, su sustituto en el cine de Clint Eastwood durante otros quince años y múltiples películas. Esto se manifiesta claramente en un buen número de escenas interiores en las que Surtees se esfuerza por conseguir un aspecto que, partiendo de lo natural, tiene un contraste reducido. Es decir, ilumina bastanta a través de las ventanas o fuentes naturales de los decorados pero, a fin de suavizar el contraste, introduce bastante luz rebotada como relleno, de modo que la diferencia entre las zonas de altas luces y sombras queda bastante reducida.

Los interiores que sin duda son más interesantes de todos son los que tienen lugar en el interior de la comisaría de policía, un set construido específicamente para la película y en el que Surtees ilumina exclusivamente a través de fluorescentes cenitales instalados en paneles en el techo. Seguramente, además, empleó algo de relleno negativo en el interior, acercando telas o paneles negros lo más posible a los actores (pero fuera de cuadro) a fin de potenciar un poco el contraste de las imágenes, que de otra manera hubiera sido excesivamente plano. A pesar de la renuncia al formato panorámico anamórfico, que en aquélla época empezaba a caer en desuso como consecuencia del auge de los formatos de vídeo doméstico y las técnicas de adaptación de las películas anamórficas a las pantallas de televisión (Pan and Scan), Surtees no emplea niveles de luz excesivamente bajos, sino que emplea las lentes en un rango en el que tanto él como sus foquistas se encuentran cómodos y la calidad de imagen es buena (Entre T2.5 y T2.8 en los exteriores nocturnos). Seguramente, a tal efecto, Surtees se benefició de la aparición de las primeras emulsiones de alta sensibilidad de Kodak (5293 de 250 ASA ó 5294 de 400 ASA), que le permitían emplear diafragmas más cerrados usando los mismos niveles de iluminación que con el material 5247 (100 ASA).

De esta forma, gran parte de los exteriores nocturnos de la película están rodados haciendo uso de la luz disponible en las localizaciones, potenciándola eso sí para que el rodaje cinematográfico fuera posible, pero siempre respetando el espíritu y la luz real de las calles de Los Ángeles. En algunas circunstancias en las que seguramente esto no era posible, Surtees sí recurre a la clásica técnica de utilizar grandes unidades de HMI (o incluso aún puede que fueran arcos) a contraluz, para general una luz de fondo azulada que, si bien no es excesivamente real, su uso en cine siempre ha estado tan extendido que es una de esas técnicas que el espectador suele aceptar sin más. Los resultados globales no son especialmente llamativos, aunque es una película que está bien hecha, y quizá resultan más interesantes porque de algún modo prueban que Bruce Surtees también era capaz de realizar trabajos convencionales y no solo las imágenes tenebristas con las que dejó su sello en multitud de películas.

Título en España: Superdetective en Hollywood
Año de Producción: 1984
Director: Martin Brest
Director de Fotografía: Bruce Surtees
Ópticas: Panavision Esféricas
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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