Top Gun: Maverick

Continuación directa de la película de 1986, ambientada como no podía ser de otra manera, más de treinta años después de los acontecimientos del film de Tony Scott. Maverick (Tom Cruise) continúa pilotando aviones y es enviado de nuevo a Top Gun a fin de que ayude con su experiencia a un joven pero inexperto escuadrón de pilotos que deben realizar una complicada misión en territorio enemigo. Entre ellos, se encuentra Rooster (Miles Teller), el hijo de su amigo Gus, que falleció durante el primer film. Realmente “Top Gun: Maverick” más que una secuela es un remake de la película original, pues sigue su estructura y personajes de forma más que evidente, aportando en este sentido poca o ninguna novedad. De hecho, parece un film pensado exclusivamente para satisfacer a los fans del primer film o del propio Tom Cruise, desde una apertura que recrea literalmente la del original incluyendo la música de Harold Faltermeyer, hasta la dedicatoria final a Tony Scott. Lo mejor, sin duda, dentro de una película que es entretenida pero dista un abismo de ser buen cine, son las secuencias aéreas, algunas de ellas o suficientemente bien planteadas y ejecutadas como para hacer que el espectador se agarre a la butaca. Ed Harris, Jon Hamm, el casi homenajeado Val Kilmer y Jennifer Connelly, como el interés amoroso del personaje de Cruise, completan el reparto.

El director de fotografía es el chileno Claudio Miranda [ASC], conocido sobre todo por ser el ganador del Oscar por “Life of Pi” (Ang Lee, 2012), lo cual da una idea de su especialización en proyectos que incorporan un gran número de efectos visuales digitales y técnicas de rodaje de lo más avanzadas. Comenzó su carrera en cine como gaffer, curiosamente, trabajando en diferentes proyectos a las órdenes del polaco Dariusz Wolski, en “The Crow”, “Crimson Tide” o “The Fan”, continuando al lado de Tony Scott (pero con Dan Mindel a los mandos de la fotografía) en “Enemy of the State”. Posteriormente, de la mano de Harris Savides, con el que también trabajó, participó en partes de “Se7en” y ya en “The Game” y “Fight Club”, en este caso con Jeff Cronenweth. Y se hizo cargo de tomas adicionales de “Zodiac” para David Fincher, que hizo que Miranda rodase “The Curious Case of Benjamin Button” (2008), su primera nominación al Oscar. Después, junto con el director Joseph Kosinski, trabajó en “Tron” (2010), “Oblivion” (2013) y en “Only the Brave”, de manera que esta es su cuarta colaboración. También se hizo cargo de la estupenda “Tomorrowland” (Brad Bird, 2015), películas todas ellas que como decíamos, certifican su pericia técnica.

“Top Gun: Maverick” trata de rendir tributo a la fotografía del film original, firmada por Jeffrey Kimball, uno de los máximos exponentes de la generación de directores de fotografía que hicieron que el cine norteamericano de los años 80 todavía sea conocido por sus tendencias esteticistas. Kimball, junto con Tony Scott, rodó “Top Gun” haciendo uso de múltiples filtros degradados coloreados para conseguir esos cielos de color rojizo o anaranjado, empleando además mucho humo en los interiores, haces de luz, luces filtradas por persianas venecianas y un montón más de trucos para conseguir imágenes que, desde una apariencia de empleo de la luz natural, siempre lograsen ser lo más estéticas posibles. Miranda intenta hacer lo mismo con las técnicas actuales y lo cierto es que se queda absolutamente a medio camino, sin lograr ni emular el trabajo de Kimball, ni ofreciendo una voz propia que haga que la imagen de “Top Gun: Maverick”, más allá de los vuelos, tenga un interés real. Los filtros del original aquí parecen sustituidos por un etalonaje que trata de reproducir en digital esos filtros de cámara, a fin de conseguir un tono cálido y terroso. El efecto se consigue, pero la imagen es más plana, menos rica y de menos interés que la captada en celuloide en 1986, incluso cuando el director de fotografía chileno emplea luces cálidas o de tungsteno en exteriores diurnos para crear ambientes cálidos y soleados. Todo luce correcto en este remake/secuela, pero lejos de la frescura y originalidad que ese tipo de imágenes todavía poseían en el momento del estreno del primer film.

Por supuesto, Claudio Miranda trata muy bien a Tom Cruise y a Jennifer Connelly, que lucen generalmente estupendos en pantalla. Pero casi toda la película es una sinfonía de planos cerrados o primeros planos con mucho desenfoque, de manera que es muy curioso cómo una película en la que el actor/productor aparece al principio de la proyección para presentarla, afirmando que está hecha para cines (y para que la gente vuelva al cine), está rodada con formas absolutamente anónimas y televisivas. Cierto es que Tony Scott era un firme defensor de los teleobjetivos, pero entra las composiciones del realizador británico y las de Joseph Kosinski dista un verdadero mundo sobre todo en cuanto a plasticidad e impacto. Por ello, el plato fuerte de “Maverick” son las secuencias de vuelo, que los cineastas aseguran que en un gran porcentaje están realizadas de forma física: es decir, los aviones son aviones de verdad, captados en vuelo y, por lo general, los momentos en los que los actores aparecen pilotando son los actores volando de verdad en los cazas que se supone que pilotan. Estas secuencias no es que tengan una emoción especial, ni resulten sorprendentes, pero al menos sí que suponen, en algunos de los giros, vuelos, picados, ascensiones, etc. un fuerte subidón de adrenalina ya que se evidencia (si es físico) o se recrea muy bien (si es VFX) la sensación de velocidad y cambios de dirección que constantemente generan estos aviones.

Para poder llevarlo a cabo, los cineastas hicieron uso de múltiples unidades de la cámara Sony Venice, algunas de ellas equipadas con el módulo Rialto para poder separar el sensor del cuerpo de cámara y poder ubicar varias cámaras (equipadas con lentes de fotografía Voigtlander y Zeiss Loxia) dentro de las cabinas de los aviones. El grueso del film parece rodado con zooms Fujinon y las focales teleobjetivo de los Zeiss Master Prime, que cubrirían Full Frame desde el 50mm en adelante, mientras que para los angulares (del 40mm y por debajo) Claudio Miranda ha empleado los Sigma Cine FF Primes, que lucen absolutamente en la misma línea de los Zeiss. Desgraciadamente, en opinión de quien suscribe estas líneas, además que la Sony Venice resulta algo más “vídeo HD” que la Arri Alexa, al menos tal y como está tratada aquí, se ha empleado un grano muy poco convincente para crear o recrear la sensación fotoquímica, que resulta absolutamente fallida en ese aspecto y que además genera algunos serios problemas de moiré/aliasing en la imagen. Por todo ello, “Top Gun: Maverick” es una película que ofrece interesantes y a veces excitantes secuencias de vuelo, dentro de un conjunto que es más bien un remake que una verdadera continuación, y que como tal funciona más por el carisma y esfuerzos de Tom Cruise que por lo que realmente hay de cine en el mismo.


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Título en España: Top Gun: Maverick
Año de Producción: 2022
Director: Joseph Kosinski
Director de Fotografía: Claudio Miranda, ASC
Ópticas: Zeiss Master Prime, Loxia, Voigtlander, Sigma Cine FF, Fujinon
Formato y Relación de Aspecto: Sony Venice, 2.4:1

Vista en DCP

© Ignacio Aguilar, 2022.