The Changeling

Emblemática película de terror protagonizada por George C. Scott, en la que el actor interpreta a un músico que, después del fallecimiento de su esposa y de su hija en un accidente, se muda a una mansión situada en las afueras de Seattle para encauzar su vida y poder componer con tranquilidad. Sin embargo, una vez allí, comienza a percibir primero y presenciar después diversos fenómenos paranormales que parecen indicar que el caserón mantiene oculto un triste secreto. Se trata sin lugar a dudas de la mejor película de su director, Peter Medak, que gracias a un sólido guión (parece ser que inspirado en hechos reales) y a una agobiante y acertada puesta en escena consigue una de las películas que, de forma mayoritaria, está considerada como más terroríficas de la historia del cine, aunque también es justo decir que su primera mitad es más inquietante y está más conseguida que la segunda, en la que con las cartas sobre la mesa, la película se empeña en explicar todo su significado de forma explícita. Trish Van Devere, esposa de Scott en la vida real, Melvyn Douglas, Jean Marsh y Jon Colicos forman el reparto de secundarios del film.

El director de fotografía fue John Coquillon [BSC]. Algunas fuentes indican que fue holandés de nacimiento y otras que era canadiense, país en el que desarrolló gran parte de su carrera y que seguramente fuera decisivo para obtener trabajo en esta producción, principalmente rodada en el área de Vancouver, con algunas localizaciones en Seattle y Nueva York. Sea como fuere, Coquillon, quien al parecer se suicidó en 1987, inició su carrera rodando documentales en Gran Bretaña y posteriormente su carrera se fundamente principalmente en cinco películas: además de la presente, que muestra muy bien sus virtudes y defectos como operador, las otras cuatro son las películas que rodó a las órdenes de Sam Peckinpah: comenzando por “Straw Dogs” (1971), siguiendo con “Pat Garrett & Billy The Kid” (1973), continuando con “The Cross of Iron” (1977) y finalizando con el último film del realizador, “The Ostermand Weekend” (1983). En su carrera, además de películas y documentales, también trabajó mucho en televisión, medio que siempre alternó con sus trabajos para la gran pantalla.

“The Changeling” posee una fotografía muy interesante que, sin embargo, no posee un elevado nivel técnico. A pesar de ello, funciona muy bien, por una serie y mezcla de extraños factores. Lo cierto es que un primer hecho destacable es la puesta en escena de Peter Medak, quien desde el comienzo de la narración muestra una fuerte predilección por la utilización de grandes angulares extremos, empleando seguramente el mítico Kinoptik-Tegea 9.8mm que hizo famoso Stanley Kubrick sobre todo en “A Clockwork Orange” (1971). Pero no es el único gran angular que emplea Medak, que se mueve muchas veces en focales entre el 14mm y el 18mm, por lo que el decorado (y no localización real) de la casa en la que se ambienta la historia muchas veces alcanza en pantalla dimensiones muy grandes y un elevado nivel de distorsión que colabora mucho con la atmósfera de la película. Además, muchas veces Medak emplea el 9.8mm para captar ángulos elevados de la acción, que sugieren en parte ese punto de vista “espectral” que observa al personaje de Scott a lo largo de la narración. También, aunque es un film rodado por lo general con lentes zoom y con algunas grúas o dollies, a veces Medak emplea estos angulares con cámara en mano con una gran efectividad, sugiriendo siempre a través de los mismos la presencia del espectro que hace la vida imposible al personaje de Scott.

El trabajo de Coquillon dista mucho de poseer la clase o la elegancia formal del de John Alcott en “The Shining”, por citar un ejemplo de otra película de la época que trata un tema parecido. Pero sin embargo, hay cierta aleatoriedad en su fotografía que hace que sea muy interesante, quizá por estar menos controlada y medida que la de la película de Kubrick. Parte de una base natural, e incluso posee múltiples interiores en los que bien las ventanas o las lámparas integradas en el decorado hacen las veces de fuente de iluminación real (lo cual, rodando con lentes zoom, conllevaba obligatoriamente el uso del revelado forzado para conseguir reducir los niveles de intensidad de luz para exponer el negativo). Pero más allá de esto, lo que hace interesante el trabajo de Coquillon es que, para las escenas más macabras, emplea pequeñas pinceladas de luz en los pasillos, escaleras o estancias, a veces filtradas con gelatinas azuladas o a veces sin ellas, de modo que perfila muy bien los ambientes al tiempo que se mantiene en unos niveles de luz muy reducidos, con fuertes subexposiciones. Nada luce especialmente estilizado y, técnicamente, como indicábamos, ni el empleo de las lentes ni las exposiciones del negativo o a veces, incluso, la continuidad de la luz están demasiado logradas, pero lo cierto es que el efecto es muy bueno y, de alguna forma, el film sí transmite con sus imágenes esa atmósfera que es esencial en todo film de terror que se precie (aunque la música también sea muy efectiva, al igual que la banda de sonidos originales).

Por ello, nos encontramos ante una película que funciona muy bien a nivel de estilo, a pesar que muchas de sus escenas de diálogo están rodadas de forma más o menos convencional y no tengan demasiado nivel estético (aunque algunas combinaciones de zoom y dolly sean muy efectivas). Pero cuando Medak y Coquillon pretenden inquietar, lo consiguen aunque sea a base de emplear medios minimalistas, con pequeños aparatos de luz dibujando formas y perfiles o esa cámara en mano con objetivos angulares que sugiere siempre mucho más que muestra. Lo cierto es que se trata de una película muy influyente (como por ejemplo en “The Others”, de Alejandro Amenábar) y en la que todos los elementos funcionan de forma muy efectiva, con un director y un director de fotografía que unidos por única vez, dieron sin duda lo mejor de sí mismos en este trabajo.

Título en España: Al Final de la Escalera
Año de Producción: 1980
Director: Peter Medak
Director de Fotografía: John Coquillon, BSC
Ópticas: Cooke Varotal, Panavision esféricas.
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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