Ryan’s Daughter

Superproducción de la Metro-Goldwyn-Mayer dirigida por David Lean, en base a un guión de Robert Bolt inspirado en “Madame Bovary” de Flaubert, en que el realizador de “Brief Encounter” narra una historia ambientada en la costa irlandesa en 1916, momento de especial tensión entre los independentistas irlandeses y las tropas británicas allí desplegadas. La protagonista es la joven Rose (Sarah Miles), hija del tabernero del pueblo (Leo McKern), que se casa con un maduro profesor viudo (Robert Mitchum), con el que la vida rápidamente se le hace aburrida. Las envidias del resto de habitantes del pueblo hacia Rose y su estrecha relación con un mayor del ejército británico (Christopher Jones, lo peor del film) desencadenarán una oleada de intensos acontecimientos. Con un reparto completado por nombres como Barry Foster, John Mills (Oscar al mejor actor secundario por su papel de Michael, el tonto del pueblo) y especialmente por un grandioso Trevor Howard como el párroco local, Lean solo repitió a medias el éxito de taquilla de sus tres anteriores films (“The Bridge On The River Kwai”, “Lawrence of Arabia” y “Doctor Zhivago”). La idea de situar un relato íntimo en un nuevo escenario épico no gustó nada a la crítica del momento, la cual no le perdonó su derroche de medios de producción, la larguísima duración -superior a las tres horas- y el corte clásico de su relato, casi anticuado, por lo que a pesar de que se trata de una estupenda película, tras su estreno el gran realizador británico se mantuvo apartado del medio hasta que en 1984 estrenó “Passage to India”, que sería su último film.

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El director de fotografía fue, una vez más, Freddie Young [BSC]. A sus 68 años de edad, tras una vida dedicada por completo al cine, Young recibió su tercer premio Oscar consecutivo a las órdenes de David Lean, sumándose a los conseguidos anteriormente por “Lawrence of Arabia” (1962) y “Doctor Zhivago” (1965). Inicialmente, la relación entre ambos hombres había sido dificil y distante, comenzando por un altercado durante la filmación de “Major Barbara” (1940), película firmada por Gabriel Pascal en la que Lean, por primera vez en su vida, se hizo cargo de las riendas de la dirección, aunque fuera de manera no acreditada. Por ello, el director solo volvió a utilizar a Young en “Lawrence of Arabia” después de que sus cuatro o cinco primeras opciones tuvieran que ser descartadas por problemas de agenda. Incluso para “Doctor Zhivago”, Lean contrató inicialmente a Nicolas Roeg, uno de los directores de fotografía de segunda unidad de “Lawrence”, y recurrió únicamente a Young cuando también tuvo problemas con éste. Sin embargo, Young –justamente considerado ya el fotógrafo más prominente de Gran Bretaña en su época- fue siempre la primera y única opción para “Ryan’s Daughter”.

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Con este film, Lean tuvo prácticamente carta blanca –sus éxitos anteriores, que incluían dos Oscar al mejor director, eran suficientes credenciales- y por ello se le concedió su deseo de volver a rodar en formato 5-perf 65mm (Super Panavision 70), quizá el mejor formato de la historia del cine, del cual ya había hecho uso en “Lawrence of Arabia” (“Doctor Zhivago” fue rodada en 35mm anamórfico e hinchada a 70mm para su exhibición en salas comerciales). Desde los inicios, con una secuencia de créditos que incluye una brillante fotografía “time-lapse”, Lean y Young hacen un espectacular uso de la geografía irlandesa, con sus vaporosas nubes, playas de arena blanca y fina y acantilados con un fuerte oleaje. La leyenda cuenta que el rodaje en exteriores fue una verdadera tortura debido a la inestabilidad del clima irlandés, absolutamente cambiante en cuestión de minutos, de modo que la producción tuvo que finalizar el rodaje de algunos de estos exteriores en Sudáfrica, donde había playas similares y condiciones atmosféricas más estables.

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Lean tuvo que cambiar a su diseñador de producción habitual, John Box, por Stephen Grimes, un habitual del cine de Sydney Pollack bajo cuyo mando se construyó en Irlanda el ficticio pueblo y la escuela en los que transcurren gran parte de la acción. Young, un operador de costumbres clásicas, se mantuvo fiel a las mismas y en casi toda situación echó mano de las potentes herramientas de la producción para iluminar todos sus exteriores, con el claro objeto de mejorar el aspecto de sus escenas, de sus actores y de la continuidad, aún con la pretensión naturalista de no ser intrusivo con las luces artificiales. Los resultados en este aspecto son algo inconsistentes; el cambiante clima fuerza que muchas escenas estén rodadas en diferentes tipos de luz, o el calendario de rodaje, a mezclar material de la misma secuencia rodado durante la misma jornada de exteriores. Young, con su oficio y los grandes medios a su disposición, obtiene una coherencia que a menudo es admirable, aunque si se analiza con detenimiento, el ojo entrenado es capaz de percibir muchos saltos de raccord, o algunos defectos técnicos como la sombra de alguna cámara sobre los actores, o alguno de éstos entrando claramente en la luz de relleno, cuyo corte nítido es visible en una escena en la playa con Sarah Miles.

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Young era veterano y era un clásico, y de este modo por ejemplo están ejecutadas las noches americanas de la película, medio utilizado en cada escena exterior nocturna. A diferencia de lo que dice el “manual” al respecto (emplear filtros neutros y diafragmas abiertos para reducir al mínimo la profundidad de campo), Young emplea diafragmas cerrados para no perder jamás la nitidez del entorno, obteniendo así, por ejemplo, muy bellos fondos del mar en noche americana. Ni siquiera evita los cielos, otra de las claves en este tipo de escenas, ni subexpone en demasía; le sirve simplemente la ambientación y que el espectador, acostumbrado a este tipo de escenas, las interprete automáticamente como nocturnas. Quizá el mayor esfuerzo en cuanto a falseos sea el de cuatriplicar la intensidad de luz de las casas en este tipo de escenas, para que al realizar el efecto de la noche americana en exteriores, estas luces queden expuestas correctamente en el negativo, tal y como si se hubieran rodado realmente por la noche.

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Los interiores, como por ejemplo el de la taberna, a menudo hacen uso de haces de luz (arcos o 10KW) entrando por las ventanas y algo de humo para reducir el contraste, aunque no con las pretensiones esteticistas que se impondrían a finales de esta década y principios de la siguiente, sino que se trata de un humo justificado en la chimenea que calienta el lugar. Aunque estos planos con haces de luz resultan muy modernos, en cuanto aparece Sarah Miles en pantalla, Young emplea luces directas y dirigidas contra la actriz, lo cual sucede también en las escenas entre ella, Robert Mitchum y Trevor Howard en su casa o en la escuela, poniendo de manifiesto sus cualidades clásicas y ejecutando su estilo con mucha clase, a diferencia de muchos otros operadores que inundaban los sets de luz simplemente para exponer sus negativos.

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En este sentido, como en “Doctor Zhivago” o en “Lawrence of Arabia”, Lean y Young se valen de la luz para presentar al espectador momentos en que las imágenes llevan el peso de la narrativa, aunque sus efectos sean claramente teatrales: sirva de ejemplo el primer beso entre Rose y el Mayor Doryan en la taberna, con los fondos en negro y luz únicamente sobre ellos dos (la luz del fondo vuelve paulatinamente tras el beso), o los múltiples primeros planos en los que Young corta la luz para que ésta incida exclusivamente sobre los ojos de los personajes, o para resaltar algún motivo de sus rostros, de la misma manera que había empleado estas técnicas en el pasado con Peter O’Toole o con Julie Christie. El brillante operador Ernest Day continuó al mando de la cabeza de manivelas y el film mantiene el acabado técnico superlativo de sus predecesoras, e incluso rivaliza con ellas durante la secuencia de la tormenta, también rodada en noche americana con el apoyo de segundas unidades y en la que los actores y técnicos, con Leo McKern y Trevor Howard en cabeza, pusieron su integridad física en serio peligro para filmar imágenes imborrables, sin la ayuda de efectos físicos, ópticos o por supuesto, digitales.

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Los resultados, a pesar de que en ciertos momentos sean excesivamente clásicos, son superlativos y suponen un extraordinario cierre a la colaboración entre Young y Lean, con tres películas que ofrecen algunas de las imágenes más bellas, elaboradas y épicas de la historia del cine. Además, durante muchos años, “Ryan’s Daughter” fue junto a “Airport” el último film en ser íntegramente rodado en 65mm, antes que los estudios, por razones –sobre todo- de índole presupuestaria, descartaran el formato y lo sustituyeran por otros de menor coste económico. Si la edad (más de 80 años) se lo hubiera permitido, Young seguramente se hubiera hecho cargo de “Passage to India”, pero no pudo hacerlo y en su lugar fue su segundo operador Ernie Day el que firmó el trabajo.

Título en España: La Hija de Ryan
Año de Producción: 1970
Director: David Lean
Director de Fotografía: Freddie Young, BSC
Ópticas: Panavision 65mm
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: Super Panavision 70, 2.2:1
Otros: fotografía de segunda unidad de Bob Huke y Denys Coop
Premios: Oscar a la mejor fotografía, BAFTA (nom), British Society of Cinematographers

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.