Psycho

Adaptación, parece ser que muy libre, de una novela de Robert Bloch, escrita por el guionista Joseph Stefano para el productor y director Alfred Hitchcock, que consiguió con este título una de sus mejores obras y una película clave dentro del cine de terror. La historia sigue a Marion Crane (Janet Leigh), una secretaria de una inmobiliaria de Phoenix (Arizona) que huye con 40 mil dólares robados a un cliente. Durante su huida, se detiene en un viejo motel de carretera, alejado de la nueva autopista, regentado por un extraño joven (Anthony Perkins), que vive con su posesiva madre en una casa situada unos metros arriba del motel. Lo que sucede a continuación, y cómo lo filma Hitchcock, es historia del cine, además con el músico Bernard Hermann en estado de gracia. Vera Miles, John Gavin y Martin Balsam forman el reparto de secundarios de una emblemática película.

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El director de fotografía fue el estadounidense John L. Russell [ASC]. Desde “Strangers on a Train” (1951) hasta “Marnie” (1964), Hitchcock usó siempre a Robert Burks [ASC], con el que filmó obras como “To Catch a Thief” (1955), “Vertigo” (1958), “North By Northwest” (1959) o “The Birds” (1963). Sin embargo, como es un hecho conocido popularmente, “Psycho” fue un proyecto muy arriesgado por parte de Hitchcock, que la financió de su propio bolsillo asumiendo grandes riesgos, de ahí que además de renunciar al color y al lujoso formato VistaVision que empleaba en aquélla época y sustituirlos por el tradicional blanco y negro en formato estándar 35mm, también rehusó utilizar a Burks y contrató a Russell en su lugar, que era el director de fotografía habitual de “The Alfred Hitchcock Hour”, el programa de televisión del realizador. Seguramente, porque los honorarios de Russell serían inferiores a los de un ganador del Oscar como Burks, pero sobre todo, porque Russell estaba acostumbrado al mayor ritmo de rodaje de la televisión y rodar deprisa era la mayor prioridad del realizador/productor en este film.

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A pesar de ello, la imagen de “Psycho” no evidencia en absoluto la necesidad de llevar a cabo un rodaje rápido y es tan elaborada (o más aún) que la de otras películas del realizador británico. Por suerte, además, en “Psycho” no son muchos lo momentos en los que Hitchcock recurre a su técnica de rodar los primeros planos de los actores ante retroproyecciones, en lugar de en localización (salvando algunos instantes con Janet Leigh al comienzo) y, en cualquier caso, en blanco y negro, de alguna forma, éstas son siempre más llevaderas que en color. El plató principal de la película, el motel y la casa junto al mismo, se construyó en los estudios Universal en Los Angeles y en ellos llevó a cabo Hitchcock el grueso de la filmación. Hoy en día, este set es continúa siendo uno de los grandes reclamos del tour del estudio.

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“Psycho” destaca, visualmente, por muchos motivos, pero especialmente por el planteamiento voyeurístico que toma el director. Toda la película está rodada con focales medias (un 40mm o 50mm), excepto algunos planos aislados que hacen uso de una primitiva lente zoom, por lo que el espectador parece estar en el propio decorado. Hitchcock también hace uso de ángulos inusuales a lo largo de la proyección, como varios planos cenitales, así como algunos planos desde abajo para resaltar la presencia amenazadora de la casa Bates. “Psycho” es una película con cierta trampa, pero Hitchcock, incluso en escenas a priori intrascendentes como la de la conversación entre Janet Leigh y Anthony Perkins mientras ella cena, se las ingenia para introducir un elemento perturbador en la mente del espectador a través del encuadre, la composición del plano y la elección de los elementos de atrezzo (los pájaros disecados con los que Norman emplea su tiempo libre).

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Pero además, el fuerte contraste que imprime Russell a las imágenes es otro elemento básico del film. Ello es especialmente evidente, por ejemplo, en los numerosos planos de la casa Bates rodados a contraluz, en noche americana, la cual está incluso intercalada con la escena en noche cerrada en que Norman intenta introducir el cadáver en la parte de atrás del coche, o en las escenas nocturnas entre Anthony Perkins y Martin Balsam en el exterior del motel. Russell, por supuesto, emplea luces duras y dirigidas contra los actores, lo cual produce ese contraste, pero simula muy bien el efecto de las lámparas integradas en el decorado ejecutando la verdadera labor de iluminación, e incluso parece que emplea algo de luz difusa y/o rebotada sobre Janet Leigh en la escena inicial con John Gavin, o en el cierre de la famosa escena del baño.

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Por la fuerza de sus imágenes, o de la inventiva planificación de Hitchcock –elemento esencial para que el enorme giro de guión, sorprendente desde el papel, resulte también impactante en pantalla-, la fotografía de “Psycho” es extraordinaria y resulta absolutamente clave en el éxito del film, probando una vez más que el talento bien empleado -y no el dinero o un relajado calendario, de los que Hitchcock no tuvo en abundancia en esta ocasión- es la llave para el éxito. Continuada más de veinte años después con dos películas (con fotografía de Dean Cundey y Bruce Surtees) y un telefilm, todos ellos ya rodados en color, y con resultados globales y estéticos muy alejados de los de la presente película.

Título en España: Psicosis
Año de Producción: 1960
Director: Alfred Hitchcock
Director de Fotografía: John L. Russell, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía en B/N (nom)

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.