Bitter Moon

Adaptación de una novela de Pascal Bruckner, escrita para la pantalla por Roman Polanski y dos de sus colaboradores habituales, Gerard Brach y John Brownjohn, que está ambientada en un barco que recorre el mediterráneo realizando un crucero de lujo. En el mismo, se encuentran dos parejas: una de británicos (Hugh Grant y Kristin Scott-Thomas) y otra formada por un americano inválido (Peter Coyote) y su atractiva esposa francesa (Emmanuelle Seigner). Muy pronto, el marido británico se siente atraído por la esposa de americano, pero éste se percata y entabla una extraña relación de amistad con el inglés para advertirle del peligro que supone su esposa para los hombres. “Bitter Moon” es un título muy arriesgado en la filmografía del realizador franco-polaco, entre otras circunstancias, porque dirige a su esposa en un tórrido y dificil papel de mujer fatal, al tiempo que mediante una elaborada estructura de flashbacks, va desentrañando las circunstancias que hundieron el matrimonio representando en pantalla por Coyote y Seigner. Los resultados no son redondos –uno no se termina de creer nunca los personajes de Grant y Scott-Thomas-, pero el grueso de las escenas parisinas (los flashbacks de la película) se encuentran sin duda entre los grandes logros del realizador.

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El director de fotografía fue el italiano Tonino Delli Colli [AIC], que por entonces ya era un operador muy veterano, con 70 años de edad (de hecho se retiraría cinco años más tarde, con su trabajo para Robert Benigni en “La Vita É Bella”). Sobre todo, era popular por su relación con su compatriota Sergio Leone, para el que filmó “The Good, The Bad and The Ugly” (1966), “Once Upon a Time in The West” (1968) y “Once Upon a Time in America” (1984). Ya que esta última aparece en pantalla durante “Bitter Moon”, no resulta descabellado pensar que fueran sus trabajos para Leone los que llamaran la atención de Polanski, que también usó a Delli Colli en su siguiente película, el angustioso thriller “The Death And The Maiden” (1994). Delli Colli, cuya carrera se remontaba a los años 40, también es conocido por sus colaboraciones con Pier Paolo Pasolini (“Accatone”, 1961), Luis García Berlanga (“El Verdugo”, 1963), Louis Malle (“Lacombe Lucien”, 1974), Jean-Jacques Annaud (“The Name of the Rose”, 1986) o Federico Fellini (“Ginger e Fred”, 1986).

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La imagen de “Bitter Moon” posee dos capas muy bien diferenciadas. La primera de ellas son las escenas que se sitúan en el presente de la película, en la que ambos matrimonios coinciden en su crucero por el mar Mediterráneo. Estas están rodadas de forma bastante directa y natural, haciendo uso además, de lo que parece que es un verdadero barco para llevar a cabo el rodaje. Así pues, las fuentes de luz integradas realmente en el mismo son las que llevan a cabo gran parte del trabajo, en un estilo naturalista que luce más moderno que cualquiera de los trabajos de Delli Colli, el cual, obviamente, se había formado en el blanco y negro clásico y después de comenzar a trabajar en color, fue evolucionando lentamente haciendo cada vez más uso de las nuevas técnicas y filosofías más naturalistas, aunque sus trabajos en la década anterior (como los que realizó para Leone o Annaud) muestran todavía un estilo muy híbrido, mezcla de modernidad y de la formación clásica de Delli Colli. Aquí utiliza un poco de difusión en sus lentes –las entonces novedosas Primo de Panavision- pero por lo demás realiza un trabajo bastante directo, con alguna reminiscencia del de Witold Sobocinski en “Frantic” (1988).

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Sin embargo, a pesar de que estas escenas son muy correctas, donde tanto Polanski como Delli Colli emplean todas sus fuerzas es durante los flashbacks, que suponen más de la mitad de la proyección. Estas escenas son mucho más estilizadas, y muestran primero imágenes mucho más bellas y difusas, cuando Polanski narra la parte en que Peter Coyote y Emmanuel Seigner se conocen, para después continuar con un cierto aire de ensoñación al que también colabora, ahora sí, un escenario específicamente diseñado para el rodaje cinematográfico. Delli Colli sugiere en el apartamento donde habitan los protagonistas todo tipo de momentos del día –noches con fuentes integradas, amaneceres, atardeceres, medio día, etc- diferenciando muy bien el transcurso del tiempo o el momento en que se desarrolla cada escena. Y lo hace luciéndose en múltiples momentos, pero sobre todo con el especial cuidado que tiene sobre los actores, no sólo Seigner (que era esencial que luciera atractiva en su papel de femme-fatale), sino también sobre Peter Coyote; a ambos regala estupendos planos en un estilo global que no es tan exagerado como los de Vittorio Storaro, pero al que alguna vez recuerda Delli Colli cuando plantea interesantes atardeceres o mezclas de temperaturas de color.

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La puesta en escena -con el habitual operador de Polanski, Jean Harnois, al mando de la cámara- incluye la habitual sobriedad del director franco-polaco, incluyendo su conocida tendencia a la utilización de lentes angulares incluso para acercarse a los actores. En esta ocasión, aparentemente, las focales son en torno a un 27mm y un 32mm, por lo que se realza la presencia de los actores pero sin llegar a la distorsión en los primeros planos de otros títulos del realizador (como “Rosemary’s Baby”). Incluyendo algunos planos de Steadicam –operada por Nicola Pecorini-, “Bitter Moon” ofrece un conjunto muy vistoso, realizado con mucho tacto, oficio y gusto por Delli Colli, del que Polanski extrae un gran partido y una película muy notable en todos sus apartados.

Título en España: Lunas de Hiel
Año de Producción: 1992
Director: Roman Polanski
Director de Fotografía: Tonino Delli Colli, AIC
Ópticas: Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.