The Birds

Producción de Alfred Hitchcock, escrita a partir de una historia de Daphne Du Maurier (la autora de “Rebecca”), cuyo argumento es realmente simple: una mujer (Tippi Hedren, en su debut cinematográfico) acude a un pueblo situado al norte de San Francisco para ver a un hombre (Rod Taylor) que ha llamado su atención en una tienda de pájaros. Una vez allí, éstos comienzan a comportarse de forma extraña, primero con pequeños ataques y después, atemorizando a la población a gran escala. Sea un simple thriller o una metáfora sobre la sexualidad (como a menudo ha sido interpretada, por las relaciones del personaje masculino con su madre, su ex-novia y la mujer que aparece de pronto y cuya llegada coincide con los ataques de los pájaros), lo cierto es que Hitchcock se toma su tiempo en construir una historia en la que aparentemente tarda mucho en ocurrir algo, pero cuando lo hace, el impacto es tremendo. Aún así, es una película más formal que narrativa, en la que las acciones de los personajes no deben tomarse demasiado en serio, y que a pesar de su alta consideración, no es de los títulos más logrados del considerado como el maestro del suspense.

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El director de fotografía fue el norteamericano Robert Burks [ASC], el cual fue el operador predilecto de Alfred Hitchcock desde “Strangers on a Train” (1951) hasta “Marnie” (1964) –y que falleció poco después durante un incendio en su domicilio-. Especialista en el uso del color –quizá por ello, y por su voluntad de rodar deprisa con su equipo de la serie de televisión que apadrinaba, Hitchcock no le convocó para “Psycho”, pero es el operador de grandes clásicos como “To Catch a Thief” (1955), por la que obtuvo el Oscar a la mejor fotografía, “Vertigo” (1958) o “North By Northwest” (1959), todos ellos títulos que también destacan por el uso del formato VistaVision.

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“The Birds” es una película cuya estética está condicionada por dos factores: el primero de ellos, y más evidente, es que tanto Burks como seguramente Hitchcock hacen todo lo posible porque el nuevo descubrimiento de la película, Tippi Hedren, luzca en todo su esplendor. Por ello, todos sus primeros planos poseen una fuerte difusión en cámara (seguramente, filtros Mitchell) que hacen que los mismos tengan mucho menos detalle y una apariencia mucho más borrosa que el resto del metraje, incluyendo los contraplanos de los actores que interactúan con Hedren, que contaba con 33 años en su debut. Pero es que además de la difusión, la luz de Hedren es específica para ella a lo largo del film; Burks la fotografía con una luz lo más frontal posible en todo momento, para evitar que cualquier imperfección de su rostro aparezca en pantalla, de modo que sin importar cuál sea la luz o atmósfera de cada secuencia, la actriz recibe tratamiento de estrella, como Sophia Loren en títulos como “El Cid” o “The Fall of the Roman Empire”, a cargo de Robert Krasker.

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El segundo factor que condiciona el trabajo de Burks es los efectos especiales. No nos referimos exclusivamente a las famosas retroproyecciones a las que el director británico era tan aficionado (que como siempre, no están particularmente bien ejecutadas, ni a nivel técnico ni de integración, por lo que resultan muy falsas y evidentes), sino a los propios efectos necesarios para crear la ilusión de que los pájaros han tomado Bodega Bay. Parcialmente, está creado a través de las pinturas mate del célebre Albert Whitlock, pero sobre todo, a través de rodar a los pájaros ante el proceso de vapor de sodio, después de experimentos fallidos con la pantalla azul. Los resultados son mejores que los de las retroproyecciones, pero hay que tener en cuenta que la técnica más avanzada de 1963 resulta evidente hoy en día. El trabajo de Burks en sus interiores, dejando de lado las concesiones por la presencia de Hedren, es muy bueno, con fuentes de luz presentes en pantalla y luces duras y dirigidas realizando el verdadero trabajo de iluminación, pero creando mucho contraste y separación, con resultados notables. Es muy interesante también la escena final, con Rod Taylor saliendo de la casa, rodada en estudio, con una ténue luz azulada que a la vez es muy suave y sin apenas sombras.

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La puesta en escena de Hitchcock es tan buena como es habitual en él, casi siempre con focales en torno al 35 o 40mm (la película se rodó con objetivos Baltar, con diafragmas generosos que hacen que tenga buena profundidad y una nitidez más que razonable a pesar de su evidente suavidad). Claramente, el realizador se lo pasó muy bien en las escenas de los ataques, que son las que construye con más detalle y en las que se esmera –en conjunción con los efectos de Ub Iwerks- para crear el terror en el espectador. En este aspecto, lo cierto es que “The Birds” es un triunfo absoluto del cine de la época, con un buen número de secuencias de ataque que seguramente impresionaron mucho durante su estreno en cines, aunque en otros niveles, el paso del tiempo y la decisión en torno a Tippi Hedren hace que la película haya quedado algo anticuada.

Título en España: Los Pájaros
Año de Producción: 1963
Director: Alfred Hitchcock
Director de Fotografía: Robert Burks, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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