Casablanca

Relato ambientado en los albores de la Segunda Guerra Mundial, basado en una obra de teatro de Murray Burnett y Joan Alison, cuyo personaje protagonista es el norteamericano Rick (Humphrey Bogart), que regenta el club de moda en la ciudad de Casablanca, bajo dominio francés en el norte de África y ocupada, como el país galo, por tropas alemanas. Justo después de conseguir dos salvoconductos para huir a América vía Lisboa, se presenta en su local -para pedirle ayuda- una pareja (Paul Henreid e Ingrid Bergman) que huye de Francia. Él es un héroe de la resistencia y ella la antigua amante de Rick, a la que no ha podido olvidar, de modo que a éste se le presenta el dilema de qué hacer con sus dos salvoconductos. “Casablanca” es una película folletinesca cuyo prestigio entre las obras más grandes del séptimo arte es absolutamente exagerado, pues aparte de la gran presencia y del gran personaje compuesto por Bogart (atención a sus frases e intercambios de diálogo) contiene poco más como para considerarla algo más que la buena película que es. Claude Rains, como el corrupto jefe de policía local y Peter Lorre, en un breve papel que es clave en el film, completan el reparto.

El director de fotografía fue Arthur Edeson [ASC], uno de los pioneros de la industria, ya que comenzó ya su carrera como director de fotografía a mediados de la década de 1910, cuando todavía faltaban aproximadamente quince años antes del establecimiento del cine sonoro. Entre sus muchas películas hasta su retiro del cine en 1949, destacan algunas de las películas más importantes de su época: “Robin Hood” (Allan Dwan, 1922), “The Thief of Bagdad” (Raoul Walsh, 1924), “All Quiet on the Western Front” (Lewis Milestone, 1930), “The Big Trail” (Raoul Walsh, 1930) filmada en 70mm, “Frankenstein” (James Whale, 1931), “Waterloo Bridge” (James Whale, 1931), “Red Dust” (Victor Fleming, 1932), “The Invisible Man” (James Whale, 1933), la primera versión de “Mutiny on the Bounty” (Frank Lloyd, 1935) o “Sergeant York” (Howard Hawks, 1941). En toda su carrera recibió un total de tres nominaciones al Oscar, aunque nunca llegó a alzarse con el premio.

La fotografía en blanco y negro de “Casablanca” destaca, como la de muchísimas otras películas de su época, por estar rodada casi íntegramente en interiores y exteriores de estudio en Los Ángeles, de modo que los cineastas tuvieron que realizar un importante esfuerzo para recrear los exteriores de la ciudad marroquí y de los interiores en los que se desarrolla la historia, a veces con decorados creados expresamente para la película y, en otras ocasiones, a través de la reutilización de sets preexistentes y que se habían empleado previamente en otras películas. Hay que tener en cuenta que, a pesar de su consideración crítica y de público, “Casablanca” fue concebida como una película más, sin que en ningún momento se pensase, ni durante su preproducción o rodaje, que se iba a convertir en el clásico en que se convirtió. Dirigida por Michael Curtiz, el film según el crítico Andrew Sarris era la excepción a la “teoría del autor”, ya que su dirección es absolutamente invisible, pero de alguna manera (quizá por Bogart, quizá por el guión, escrito sobre la marcha) la película funciona con ese “dejar hacer” que caracterizaba al director de origen húngaro.

El trabajo de Arthur Edeson es muy apropiado en todos los aspectos. De un lado, porque siguiendo los cánones del cine negro, en el que no se enmarca exactamente el film, ilumina gran parte de los decorados con mucho contraste y favoreciendo siempre juegos de luz y sombra con transiciones abruptas (atención, por ejemplo, en este sentido, a la escena en que Bogart se queda solo en su club para beber y aparece Ingrid Bergman). También, a través de la proyección de gobos con sus haces de luz a través de las ventanas, con sus características persianas venecianas, o incluso por la forma en que se consigue -junto con el departamento de arte- que el club de Rick posea una gran atmósfera y ambiente, en parte jugando con el humo o las lámparas integradas en dicho decorado, que no es que iluminen realmente las escenas, pero que sí son lo suficientemente brillantes en pantalla como para crear cierta ilusión al respecto. Mención aparte merece, por supuesto, la forma en la que Edeson ilumina a sus actores: casi siempre partiendo del esquema clásico de los tres puntos de luz, cuando la cámara se acerca a Ingrid Bergman aparece la clásica gasa para suavizar notablemente el aspecto y textura de la imagen, mientras que la luz sobre la actriz es mucho más frontal y directa hacia los ojos (como marcan los cánones del cine clásico), sin que su luz tenga mucho que ver con la de la escena que la rodea, pero siempre tratando de obtener el mejor aspecto de la intérprete, cosa que no trata de hacer con Bogart, al que retrata con luz lateral si la ocasión lo requiere.

Es curioso como a veces, en lugar de emplear la clásica luz de relleno suave, rebotada o difuminada que se pondría de moda en décadas posteriores, en este caso Edeson en bastantes ocasiones utiliza una luz dura, directa y dirigida a los actores como relleno, solo que para que ejerza como tal y no como luz principal, la subexpone al menos dos diafragmas con respecto a ésta. Por consiguiente, “Casablanca” ofrece una fotografía muy antigua, totalmente acorde a su época, pero muy bien realizada, a veces incluso complementada por algunos efectos visuales como retroproyecciones, o efectos físicos como la famosa niebla de la escena final, cuya justificación inicial (antes que la escena se convirtiera en un icono) era simplemente esconder el hecho de que los cineastas no estaban en un aeropuerto real ni disponían de aviones reales en sus fondos. Es cierto que el film está rodado con solvencia por Curtiz, con una puesta en escena funcional pero precisa, y resulta curioso que sin ofrecer grandes valores cinematográficos (como sí los posee por ejemplo “Citizen Kane” sin ir más lejos) posea el estatus que posee, pero a veces está claro que lo que prima es que determinadas historias, o personajes, lleguen al corazón del que las ve, y por lo que sea, la Marsellesa, Rick, su club, su dilema, sus frases y su final lo hacen a una amplia mayoría de críticos, cineastas y espectadores de todo el mundo.

Título en España: Casablanca
Año de Producción: 1942
Director: Michael Curtiz
Director de Fotografía: Arthur Edeson, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.37:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)

Vista en Blu-ray

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