Superman III

Tercer film original de Superman protagonizado por Christopher Reeve, que en esta ocasión, de nuevo bajo la dirección de Richard Lester -que había completado “Superman II” después del despido de Richard Donner- adopta ya decididamente un perfil cómico con la incorporación de Richard Pryor como co-protagonista del show. Pryor interpreta a un parado que, tras estudiar un curso de informática, se revela como un genio de los ordenadores y es reclamado por su jefe Ross Webster, (Robert Vaughn), el malvado dueño de una multinacional, para manipular satélites y realizar otra serie de maldades a favor de su empresa. Pero cuando Superman se interpone en sus planes, Webster decide eliminarle creando Kryptonita en su laboratorio. Pero algo sale mal y Superman no muere, sino que se hace malvado. Los resultados son absolutamente dispares: por un lado, todo lo que rodea a Pryor no debería jamás de formar parte de un film de Superman. Lo mismo puede decirse de la comedia “slapstick” que abre la película. Incluso el retrato de los villanos es bochornoso. Pero algunas de las ideas de la película, especialmente la del “Superman malo” y el duelo en el desguace -lo mejor del film- elevan mucho el nivel de un film cuya conclusión, dentro de su contexto, también es decente, por más que el conjunto alterne segmentos de cerrar los ojos con otros que poseen interés. Annette O’Toole interpreta a Lana Lang, y supervivientes del reparto original como Jackie Cooper, Margot Kidder y Marc Maclure poseen breves escenas.

El director de fotografía volvió a ser Robert Paynter [BSC], que junto a Richard Lester, había sido el encargado de terminar “Superman II” tras la marcha de Richard Donner, aunque en su caso, sustituyendo al gran Geoffrey Unsworth, que además había fallecido en el período comprendido entre el estreno de la primera película y el momento en que se retomó el trabajo en la secuela en 1979 (el diseñador de producción original, John Barry, también falleció entre ambos rodajes, siendo sustituido por Peter Murton también en este film). Paynter fue un cámara que surgió de los documentales de la British Transport Films, como el director de fotografía habitual del cine de Lester, David Watkin. Durante los 70 trabajó en cine sobre todo para el director Michael Winner, en “The Nightcomers” (1971), “Chato’s Land” (1972), en las escenas europeas de “The Mechanic” (1972), en “Scorpio” (1973) o en “The Big Sleep” (1978), pero sobre todo se haría en nombre en los 80 gracias a estas películas de Superman y sobre todo, a su asociación con John Landis, con el que rodó consecutivamente “An American Werewolf in London” (1981), “Trading Places” (1983), “Spies Like Us” (1985) o “Into the Night” (1985), además, cómo no, del video musical “Thriller” (1983). También se hizo cargo de “Little Shop of Horrors” (Frank Oz, 1986).

En “Superman III”, tanto Richard Lester como Robert Paynter se despegaron por completo de todas las ataduras que tenían en “Superman II” con respecto al material de Richard Donner y Geoffrey Unsworth, de modo que afrontaron el film ya como uno propio, con una perspectiva de teleobjetivo como le gustaba al director y, generalmente, lo rodaron a través de lentes zoom, las que seguramente se sentían más cómodos rodando en formato anamórfico que con las lentes fijas, que precisamente, los zooms de este formato son lentes esféricas adaptadas al mismo y no poseen las distorsiones y artefactos que habitualmente se asocian al anamórfico. También, por otro lado, prescindieron ya por completo de los filtros difusores, ya que si bien el material de Robert Paynter en “Superman II” ya estaba poco filtrado, todavía había cierta necesidad de encajarlo con los filtros de niebla de Geoffrey Unsworth. Por todo ello, “Superman III” posee un lienzo mucho más convencional que sus predecesoras, además de una producción decididamente más barata que, por ejemplo, sustituyó el rodaje en Nueva York por uno en Calgary (Canadá) como Metrópolis. La mayor parte de los técnicos de efectos visuales británicos que trabajaron en las dos primeras partes hicieron lo propio en “Superman III”, pero también con un presupuesto más reducido y un mayor uso porcentual de la pantalla azul sobre la proyección frontal, lo que repercute en que muchas veces vemos el traje de Superman con un tono verdoso.

La iluminación de Robert Paynter, a pesar de tener que elevar sus niveles hasta un T4.5 de diafragma para emplear los citados zooms, pretende ser bastante realista en casi todo momento, lo cual está en la línea de los otros trabajos de este director de fotografía. Con ello se gana una cercanía y un realismo mayor que el que poseían las dos películas previas, pero también se pierde la magia de la sofisticada iluminación de Geoffrey Unsworth y, no digamos ya, de sus filtros de niebla. Escenas como aquélla en la que Richard Pryor entrega la Kryptonita a Christopher Reeve en Smallville están rodadas a contraluz, a la manera de David Watkin precisamente con Richard Lester, pero en cierto modo, dicha técnica genera una inmediatez que no favorece a la obra, que luce y parece demasiado mundana. Es cierto que el trabajo de Richard Lester siempre se había caracterizado por su espontaneidad, por el uso de dos cámaras en todo momento, o incluso de cierta improvisación, pero la misma en este film ofrece una sensación de elaboración netamente inferior a la de las dos primeras películas. No cabe olvidar, en cualquier caso, que Robert Paynter es posible que perteneciera a la misma escuela de la British Transport Films que David Watkin o Billy Williams, directores de fotografía más jóvenes y modernos que Geoffrey Unsworth, pero también, Paynter estuvo en el mejor de los casos siempre un peldaño por debajo de todos estos. De modo que “Superman III” luce correcta en todo momento, pero poco o nada más.

Por consiguiente, no es una película con aspecto visual destacable, como lo fueron sus antecesoras, especialmente el primer film, “Superman”, o la versión de “Superman II” que apareció en 2006 y en la que Richard Donner recuperó todo su metraje original, empleando el de Richard Lester y Robert Paynter únicamente como puente entre sus escenas. Incluso, como decíamos, los efectos visuales fotográficos -no los físicos para el inicio de los vuelos o los aterrizajes de Superman- se resienten por esa disminución del presupuesto, que conlleva que las pantallas azules hayan resistido el paso del tiempo mucho peor que los brillantes efectos de proyección frontal de la primera película, por ejemplo. Y por otro lado, esa puesta en escena tan vigorosa de Richard Lester en “A Hard Day’s Night” (1964) o en “Juggernaut” (1974), por citar dos ejemplos, está absolutamente desaparecida en el presente film. Aunque eso sí, posee una escena muy potente, la citada lucha de Superman contra Clark Kent en el desguace, que por algún motivo, fue tomada muy en serio por los cineastas y es un gran ejemplo de planificación y tono. Lástima que, precisamente este último sea tan irregular a lo largo de una película que posee buenas ideas, pero un exceso de humor zafio y muy poca consistencia en su planteamiento.

Título en España: Superman III
Año de Producción: 1983
Director: Richard Lester
Director de Fotografía: Robert Paynter, BSC
Ópticas: Panavision C-Series & Super Panazoom Cooke
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en HDTV

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