Nuovo Cinema Paradiso

Uno de los títulos más conocidos del cine italiano de la década de los 80 fue este film, que tiene como protagonista a un niño que se enamora del cine a través de su amistad con el proyeccionista (Philippe Noiret) de la pequeña sala cinematográfica de su pequeño pueblo siciliano, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1988, “Nuovo Cinema Paradiso” está ambientada además en diversos momentos temporales (la infancia y juventud del protagonista, de un lado, así como su etapa presente, como famoso director de cine, por otro) y constituye -al menos en su versión cinematográfica de dos horas de duración- un sincero y emotivo homenaje tanto al cine como a propios cines, entendidos como locales de exhibición cinematográfica e incluso como punto de encuentro o de reunión entre personas. Quizá, eso sí, se trate de una película un tanto maniquea y de lágrima fácil, aunque como conjunto funcione muy bien y posea un final estupendo, además de una de las bandas sonoras más célebres de Ennio Morricone, en su período de esplendor de los años 80.

El director de fotografía fue el italiano Blasco Giurato, quien fue autor de la fotografía de cuatro películas del director Giuseppe Tornatore: “Il Camorrista” (1985), “Nuovo Cinema Paradiso” (1988), “Stanno Tutti Benne” (1990) y “Una Pura Formalità” (1994). A pesar de ser un director de fotografía muy veterano (nació en 1941), en el momento de escribir estas líneas Giurato se mantiene en activo, con varios proyectos pendientes de estreno. Fuera de su colaboración con Tornatore, al que pertenecen las películas mejor valoradas de Giurato, destacan sus película junto a John Frankenheimer (“Year of the Gun”, 1990), además de “Sostiene Pereira” (Roberto Faenza, 1995) o sus colaboraciones con Enzo G. Castellari (como “Fuga Dal Bronx” y “Sinbad of the Seven Seas”, estrenadas respectivamente en 1983 y 1989), aunque no es como se puede apreciar un director de fotografía de una gran filmografía ni excesivo reconocimiento.

La fotografía de “Nuovo Cinema Paradiso”, al menos en su versión internacional de dos horas de duración, es muy errática e irregular, alternando de manera constante imágenes absolutamente fallidas y pasadas de moda (pero ojo, no en el sentido de evocación nostálgica que pretende Giuseppe Tornatore), con técnicas pertenecientes a décadas pasadas y que ya prácticamente usaba en esta época, junto con otros momentos en los que, por lo que sea, la imagen funciona mucho mejor y sí que consigue esa magia necesaria para trasladar esta historia a la pantalla. De manera que toda la proyección es una constante alternancia entre subexposiciones involuntarias que provocan mucho grano en los resultados finales, con luces duras sobre los personajes o un exceso de luz en general (sobre todo sobre las paredes de los decorados o localizaciones) que hacen que los resultados globales sean muy, muy mejorables. Pero sin embargo, en determinados momentos, como durante las proyecciones en el cine, o en la sala de proyección, o incluso en las proyecciones en los exteriores (especialmente la que tiene lugar junto al mar), Giurato consigue imágenes no memorables, pero sí muy meritorias, quizá apoyado porque esos momentos de la narración son los que tienen una mayor fuerza, aunque es dificil de explicar cómo existe esa alternancia incluso a nivel técnico dentro de la misma película.

Los exteriores, como suele ser habitual, hacen que las cosas mejoren sustancialmente, jugando Giurato en este caso a su favor con las localizaciones sicilianas en las que se desarrolla la historia. No estamos hablando lógicamente de un nivel a lo Giuseppe Rotunno en “Il Gattopardo” (Luchino Visconti, 1963) o desde luego, tampoco, de la evocación de esa tierra a cargo de Gordon Willis en “The Godfather” o “The Godfather, Part II” (Francis Coppola, 1972 y 1974), pero los colores de la tierra y el mar, al menos lucen con mucha fuerza en pantalla. Estilísticamente, la puesta en escena cumple su cometido, pero no sin algunos problemas quizá derivados de ese retraso tecnológico y lo pasado de moda que está Giurato en este film: no hay grandes tomas ni grandes momentos con la cámara y sí que hay, en cambio, por ejemplo, un uso del zoom, tanto para hacer muchos zooms propiamente dichos como para emplearlo como focal variable, que enlaza también con lo peor de “Once Upon a Time in America” (Sergio Leone, 1984), en la que Tonino Delli Colli seguía empleando técnicas de los años 60 (ojo, también hay que destacar que el propio Tornatore parece que bebe muchísmo del film de Leone en su película).

Los resultados, por lo tanto, según se ha comentado, son muy, pero que muy irregulares, cumpliendo la fotografía su propósito de ilustrar las imágenes alternando momentos muy deficientes, incluyendo múltiples planos desenfocados, con otros que, por el motivo que sea (haber dispuesto de más tiempo, un mayor esfuerzo por parte de los implicados, etc) lucen notablemente mejor y más acorde a lo que se espera de una película de estas características, en la que la evocación nostálgica funciona mucho mejor por la dirección, interpretaciones y por la música de Ennio Morricone que por unas imágenes que están desfasadas y tienen notables carencias técnicas. No en vano, el momento más recordado de la película, su final, está constituido a base de imágenes de terceros y no del propio Blasco Giurato, que sorprendentemente obtuvo una nominación al premio BAFTA a la mejor fotografía por su trabajo, a buen seguro beneficiándose de la buena acogida global de la película más que de los resultados de su propia labor.

Título en España: Cinema Paradiso
Año de Producción: 1988
Director: Giuseppe Tornatore
Director de Fotografía: Blasco Giurato
Ópticas: Cooke Varotal & Zeiss Superspeed T1.3
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Premios: BAFTA a la mejor fotografía (nom)

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