Junior Bonner

Producción de Steve McQueen, protagonizada por el mismo en el rol principal de un antiguo campeón de rodeo que vuelve a su ciudad natal para participar en un campeonato por última vez y, de paso tratar de arreglar su situación familiar con su padre (Robert Preston), demasiado aficionado a la bebida, con su hermano (Joe Don Baker), que se dedica con aparente con tanto éxito como falta de escrúpulos a los negocios inmobiliarios y su madre (Ida Lupino), que es la única que mantiene unida a la familia. En manos de Sam Peckinpah, “Junior Bonner” es una película que quizá sea demasiado anecdótica y de un perfil bajo, pero eso sí, con buenas interpretaciones. Sin embargo, aún con su tono elegíaco y crepuscular, está lejos de las grandes películas protagonizadas por el actor, alternando algunas buenas secuencias con otros (demasiados) momentos de trazo excesivamente grueso, que Peckinpah no es capaz de evitar. Ben Johnson y Bill McKinney también aparecen en papeles muy secundarios.

El director de fotografía fue un habitual del cine de Sam Peckinpah, el clásico americano Lucien Ballard [ASC], quien ya se aproximaba al final de su carrera. Ballard había colaborado con el director en títulos como “Ride The High Country” (1962), una de sus mejores obras, así como en la icónica “The Wild Bunch” (1969), además de “The Ballad of Cable Hogue” (1970). A continuación de “Junior Bonner” todavía rodarían otro de sus títulos más conocidos, “The Getaway” (1972), también protagonizada por Steve McQueen, a la postre su última colaboración con el director. Fuera de esta asociación, Ballard también fue el primer director de fotografía con el que trabajó en su carrera un joven Stanley Kubrick en “The Killing” (1956), siendo además el autor de la fotografía de películas como “The Party” (Blake Edwards, 1968), “True Grit” (Henry Hathaway, 1969) o de varios títulos del director Tom Gries, comenzando con “Will Penny” (1967), “Breakout” (1975) o “Breakheart Pass” (1976), ya al final de una larga carrera que había comenzado en los años 30.

“Junior Bonner” fue uno de los primeros films en hacer uso del nuevo juego de lentes anamórficas diseñadas por el Dr. Richard Vetter para competir con Panavision, denominado Todd-AO 35 y que se usaba sobre cámaras Arri y Mitchell. Parece ser que el juego era propiedad del propio Sam Peckinpah, que lo acabaría vendiendo y acabó en manos del equipo de rodaje de “Mad Max” (1979). Sea como fuere, gran parte de la película no está rodada con ópticas fijas, sino con lentes zoom anamorfizadas (los famosos Angenieux 25-250mm y 20-120mm) como ocurría con los propios equipos Panavision. Por lo tanto, gran parte del film posee una estética propia de este tipo de zooms, que a su rendimiento, a veces ya no demasiado bueno, se añade un grupo anamorfizador trasero que suaviza aún más la imagen. Ballard no tenía demasiados problemas con su falta de luminosidad porque era un director de fotografía de la vieja escuela y “Junior Bonner” está iluminada como tal: con luces duras y grandes aparatos dirigidos hacia los actores y el decorado, con niveles de intensidad de luz enormes, pero muy poca intención dramática o estética. En casi cualquier situación hay demasiada luz, con poco contraste, e incluso muchas veces (atención a las escenas en el hospital) se aprecian dobles y hasta triples sombras.

Este estilo tan clásico, pero pobremente ejecutado, es el que fue especialmente combatido por la nueva generación de directores de fotografía que irrumpieron en Hollywood en los 70 (los Kovacs, Alonzo, Hall, etc), ya que lo que hace Ballard es limitarse a exponer su negativo, que las imágenes “se vean” y muy poco más. Incluso en exteriores todo es dejadez y casi ningún interés visual: las luces de relleno eliminan cualquier sombra y contraste y tampoco hay el menor atisbo de creatividad en la imagen. Este estilo, por lo general de escaso interés, que también ejecutaban aún por la época directores de fotografía como Charles F. Wheeler, Fred Koenekamp, Philip Lathrop, Joseph Biroc, Harry Stradling Jr., entre otros, con menor o mayor pericia en función de la exigencia de las películas o directores para los que trabajaban, fue enterrado relativamente pronto e incluso algunos de estos operadores, que eran más jóvenes que Ballard, rápidamente tuvieron que refugiarse en la televisión, ya que su estilo quedó obsoleto para cines. Eso mismo le hubiera ocurrido a Ballard, a buen seguro, de no haberse retirado al rozar los 70 años de edad en 1977. Peckinpah hizo el resto de sus películas, por lo general, con el canadiense John Coquillon, algo más permeable al nuevo estilo cinematográfico, aunque también tuvo tiempo de rodar precisamente con operadores como Lathrop o Stradling Jr.

Los resultados de “Junior Bonner”, por lo menos en cuanto a la estética se refiere, son absolutamente pobres, porque el oficio de Ballard puede que incluso juegue en su contra, ya que elabora una fotografía tan arcaica y fuera de lugar que es dificil comprender cómo pudo seguir repitiendo con el mismo director y actor/productor en otra película a continuación. Más allá de algunos planos aislados de cámara lenta, así como una mezcla de teleobjetivos, zooms, blanco y negro y aún más cámaras lentas durante las secuencias de rodeos o peleas, no es tampoco “Junior Bonner” una de las películas más identificables de su director, lejos de su mejor hora de “The Wild Bunch” o incluso de “Straw Dogs” y, a pesar de su tono crespuscular, que sí emparenta con la citada “The Wild Bunch” o “Ride The High Country”, los resultados globales tampoco son especialmente satisfactorios más allá de momentos actorales aislados.


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Título en España: Junior Bonner, El Rey del Rodeo
Año de Producción: 1972
Director: Sam Peckinpah
Director de Fotografía: Lucien Ballard, ASC
Ópticas: Todd-AO 35
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Todd-AO 35), 2.4:1

Vista en HDTV

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