Fright Night

Clásico del cine de terror de los años 80, salpicado por un fuerte tono paródico por el guionista y director Tom Holland (“Child’s Play”), que debutaba como realizador después de haber escrito películas como “Class of 1984” (1982) o “Psycho II” (1982). “Fright Night” mezcla por lo tanto terror vampírico clásico y cine adolescente típico de los años 80, con un argumento más o menos elemental: un joven (William Ragsdale) observa que su nuevo vecino (Chris Sarandon) parece ser un vampiro relacionado con una serie de muertes que acaban de producirse en la ciudad. Aunque al principio nadie le cree, con la ayuda de su novia (Amanda Bearse), un amigo (Stephen Geoffreys) y la colaboración del presentador de un famoso programa nocturno sobre monstruos y vampiros (Roddy McDowall), tratarán de detener al vampiro. Todo ello se desarrolla de forma más o menos satírica (y tampoco demasiado afortunada) hasta la recta final, en la que la película hace gala de excelentes efectos de maquillaje y fotográficos y sí realiza el giro hacia el terror que su título anticipa.

El director de fotografía fue el canadiense Jan Kiesser [ASC], del que quizá “Fright Night” sea su título más popular, con una filmografía en la que se encuentran además trabajos para cineastas tan diferentes como Sidney J. Furie (“Purple Hearts”, 1984), Robert Altman (“Dr. T and the Women”, 2000) o varias colaboraciones con Alan Rudolph (“The Moderns”, 1988). Sin embargo, quizá sea más destacable el período de formación de Kiesser antes de llegar al puesto de primer operador, ya que fue segundo operador de Vilmos Zsigmond durante cuatro años, entre finales de los 70 y comienzos de los 80, llevando la cámara en películas como “Heaven’s Gate” (Michael Cimino, 1980) o “Blow-Out” (Brian de Palma, 1981), además de haberse formado también a las órdenes de un operador poco conocido, pero de soberbio oficio y técnica, Donald M. Morgan [ASC], cuyas dos películas más relevantes posiblemente sean “Christine” (1983) y “Starman” (1984), ambas para John Carpenter. Además, finalizó el rodaje de “Something Wicked This Way Comes” (Jack Clayton, 1983), con fotografía de Stephen H. Burum.

Con estos antecedentes, no es extraño que “Fright Night” posea una imagen que, precisamente, parece que mezcla las cualidades de directores de fotografía tan prestigiosos como Zsigmond o Burum, o incluso, la estética en anamórfico de las dos citadas películas de John Carpenter, con algunos momentos en que también hay claras referencias (en lo referente a los exteriores nocturnos) a “Halloween” (1978). Se trata además de una película muy complicada, puesto que contiene múltiples y elaboradísimos efectos de maquillaje, en la línea de “An American Werewolf in London” (1981) o “Thriller” (1983), además de efectos visuales fotográficos a cargo de Richard Edlund [ASC], el múltiple ganador del Oscar de la categoría por las tres películas de la trilogía original de “Star Wars” así como por “Raiders of the Lost Ark” (1981), que por esta época acababa de quedarse con las instalaciones y equipos de Douglas Trumbull (Entertaiment Effects Group) cuando este decidió retirarse del mundo del cine a raíz de los problemas acaecidos durante el rodaje de “Brainstorm” (1983). Ello implica que los efectos visuales, que aparecen sobre todo durante el desenlace del film, están rodados en 65mm, para posteriormente reducir todo el material al formato 35mm anamórfico en que está rodado el film. No es extraño que Kiesser haga muy buen uso del mismo teniendo en cuenta quiénes fueron sus maestros, empleándolo de forma muy clásica (lo que incluye iluminar para un diafragma de T4), con múltiples fuentes de luz y aparatos, sobreexponiendo además la emulsión de alta sensibilidad Kodak 5294 (400T) hasta los 200 ASA para conseguir el grano fino y el negativo denso, con buenos negros, que buscaban los cineastas y que necesitaba Edlund para insertar sus efectos.

Por consiguiente, se trata de una película rodada a lo que hoy en día, sin duda, nos parecería que es la vieja usanza. Puesto que los niveles de intensidad de luz debían de ser muy altos para exponer el negativo, cada luz que aparece en pantalla tiene tras de sí un aparato específico, incluso cuando se trata de fuentes integradas, que son simuladas desde luces fuera de campo pero tratando de mantener una apariencia o, cuando menos, esencia, de que lo que vemos realmente en el encuadre es lo que lo ilumina, aunque no sea así. Este estilo, el de Burum, o el de Zsigmond, produce automáticamente un estilo muy tridimensional, ya que existen de forma muy clara luces de fondo, luces principales, luz de relleno, o luces de contorno, todas ellas con esa función específica que hemos mencionado. Ocasionalmente, además, ello le sirve a Kiesser para introducir haces de luz en la casa del vampiro, o fondos azulados en las calles de estudio en que está rodado el film, dejando que donde no incide la luz, lugar que está varios “stops” por debajo del gris medio, no haya nada de luz y, por lo tanto, se obtengan negros muy densos y muy puros. La diferencia es que Kiesser era más joven que Zigmond, por ejemplo, de modo que casi siempre emplea fuentes debidamente tamizadas y suavizadas, que retienen el contraste, pero que no son tan duras que las que podemos observar en las películas de los directores de fotografía para los que trabajó Kiesser, que en cierto sentido era más moderno.

Ocasionalmente, se percibe cierto aire a película rodada por completo en estudio, lo cual es estrictamente cierto por otro lado, aunque dicho aspecto no le queda mal a la historia teniendo en cuenta su tono paródico. Por lo demás, es una película de un aspecto muy bueno, que sigue al pie de la letra el manual clásico de cómo rodar una película de terror en anamórfico, pero actualizándola al gusto de los 80, con esos colorines en las escenas de la discoteca, o esos exteriores fuertemente azulados que están presentes en tantos títulos de la época para sugerir un ambiente fantástico. Kiesser, sin embargo, demuestra que tiene todo el oficio pero luego, quizá, le falta un punto para alcanzar a sus referentes, especialmente con algunos momentos en que las luces sobre los actores no están a la altura de la forma en que ilumina, con haces de luz y humo, sus decorados. Los resultados sin embargo son muy buenos, ya que el diseño de producción (John de Cuir, Jr.), los citados efectos de maquillaje y visuales y la fotografía van absolutamente de la mano, creando un producto que, a pesar de ser de consumo rápido y no demasiado sofisticado en cuando a su sentido de humor, posee unas cualidades y un acabado visual que están muy por encima de la propia película a la que acompaña.

Título en España: Noche de Miedo
Año de Producción: 1985
Director: Tom Holland
Director de Fotografía: Jan Kiesser, ASC
Ópticas: Panavision C-Series & Super Panazoom Cooke
Emulsión: Kodak 5294 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: efectos visuales rodados en 65mm

Vista en Blu-ray

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