Eye of the Needle

Única adaptación cinematográfica (otras de sus obras han contado con versiones televisivas) de una novela de Ken Follett, ambientada durante la Segunda Guerra Mundial y centrada en las actividades del espía nazi Henry Faber (Donald Sutherland), el cual trata de hacer llegar al mismísimo Führer las pruebas de que la invasión norteamericana de Europa se producirá en Normandía y no en el paso de Calais. Mientras huye en barco para acudir al punto de encuentro con el submarino que ha recogerle, se topa con una fuerte tormenta que le hace naufragar en una isla cuyos únicos habitantes son un infeliz matrimonio (Kate Nelligan y Christopher Cazenove) con un niño pequeño y el encargado del faro. Parece ser que Richard Marquand recibió el encargo de George Lucas para rodar “The Return of the Jedi” tras el éxito de este film, que alcanza buenas dosis de suspense en su segunda parte de proyección, y que fue rodado con medios escasos y cumpliendo el calendario establecido. Lo mejor, de todas formas, quizá sean las interpretaciones de Nelligan y Sutherland en los dos papeles principales, que hacen que la historia y su desarrollo sean verosímiles.

El director de fotografía fue el también británico Alan Hume [BSC]. Veterano de la industria británica que comenzó como auxiliar, ayudante y posteriormente operador de cámara (para directores de fotografía como Geoffrey Unsworth, Guy Green, Otto Heller y Edward Scaife), aunque estuvo activo como primer operador desde los años 60 (con títulos como “Dr. Terror’s House of Horrors” o “Legend of Hell House” como los más destacables), el éxito profesional definitivo le llegaría en esta década de los 80, en la que se encuentran sus mejores y más conocidos trabajos: sus tres films de la serie Bond (“For Your Eyes Only”, “Octopussy” y “A View to a Kill”), la citada “The Return of the Jedi”, “Runaway Train” (Andrei Konchalovsky, 1985), “Lifeforce” (Tobe Hooper, 1985) o “A Fish Called Wanda” (Charles Chricton, 1988), antes de su retiro a finales de los años 90. Hume nunca fue un número uno a pesar de ello, pero lo cierto es que sí que fue un director de fotografía con oficio y capaz de adaptarse a historias muy variadas afrontando producciones de elevada complejidad técnica. Su antiguo operador de cámara Alec Mills [BSC] fue su sustituto en la serie Bond, comenzando con “The Living Daylights” (1987) debido a que Hume no se encontraba disponible para la misma.

La fotografía de “The Eye of the Needle” es bastante típica de Hume y de la época en que fue realizado el film: por un lado, se trata de una película con una buena reconstrucción del período histórico en el que está ambientada, pero adolece de la falta de concreción estilística que es habitual en su autor. Es decir, Hume era capaz de rodar escenas de un aspecto muy natural y moderno, pero sin embargo las alternaba con otras en las que recurría al esquema tradicional de los tres puntos de luz dura y elevados niveles de intensidad de luz. Por ello casi todo el film es un híbrido entre las convenciones del cine en color y de estudio de los años 50 y 60, con otros instantes en los que el director de fotografía abraza algo más la modernidad e ilumina los decorados desde el exterior de las ventanas, o bien deja que en las escenas nocturnas las fuentes integradas lleven en peso de la iluminación.

Por otro lado, su utilización de un fuerte filtraje (filtros Low Contrast, Fog o Double Fog) ocasional también retrotrae inmediatamente a las tendencias estilísticas de los 70, que unidas al uso casi exclusivo de lentes zoom, hacen que la paleta sea suave y la apariencia general de un contraste bajo, aunque ello no funciona mal del todo por la ambientación de época. Pero también, la época del rodaje (hacia 1980) también representa los últimos coletazos de las emulsiones de 100 ASA como única opción para los operadores (Fuji lanzó su primera emulsión de 250 ASA en 1981, seguida por Kodak un año después). Por ello también es muy típico el uso del revelado forzado en interiores noche y no digamos ya los exteriores (en los que Hume trata de rodar el máximo material posible casi al anochecer o atardecer, para intentar captar algo de detalle en el paisaje y poder complementarlo por sus arcos o HMI a contraluz), lo cual hace que el film posea una apariencia granulada y una fuerte textura fotoquímica en más de un pasaje de la proyección.

La puesta en escena de Marquand no es gran cosa (el mismo se definía como un director de actores y no de cámaras), a pesar que la presencia de Mills operando la misma hace que algún instante o toma aislada posea cierto mérito, aunque desde luego ni la forma en que está rodado el film ni su fotografía constituyen los puntos más fuertes de una película que si funciona bastante bien como conjunto es más por el conflicto que parte desde la novela de Follett y por el buen hacer del dúo protagonista.

Título en España: El Ojo de la Aguja
Año de Producción: 1981
Director: Richard Marquand
Director de Fotografía: Alan Hume, BSC
Ópticas: Cooke Varotal
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: fotografía de segunda unidad de Jack Lowin

Vista en Blu-ray

¿Te ha gustado esta reseña? ¡Siguenos en Facebook!

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2017.