Dressed to Kill

Thriller escrito y dirigido por Brian de Palma, que en aquélla época se encontraba en el centro de su etapa de imitación del cine de Alfred Hitchcock, siendo en esta ocasión de forma muy evidente el turno de homenajear/referenciar/copiar “Psycho”, añadiéndole altas dosis de erotismo, alguna trampa y puede que alguna sorpresa para aquéllos que no estén familiarizados con el cine del maestro británico. Angie Dickinson interpreta a una atractiva mujer de mediana edad en busca de una aventura, mientras que Michael Caine hace lo propio como su psiquiatra. A ellos se unirá Nancy Allen, en aquél entonces esposa de De Palma, como una prostituta que es testigo de un crimen. Sin embargo, lo más interesante de la película es la puesta en escena que lleva a cabo el realizador, especialmente en la primera media hora, junto con la poderosa banda sonora de Pino Donaggio, cómo no, en la línea de Bernard Hermann.

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El director de fotografía de “Dress to Kill” fue Ralf D. Bode [ASC], en su única colaboración con Brian de Palma. El trabajo que hace Bode es parecido (y no tiene nada que envidiar, por cierto) a los habituales de Vilmos Zsigmond por aquélla época, el cual seguramente hubiera sido además la elección de De Palma si no hubiera estado ocupado rodando “Heaven’s Gate” para Michael Cimino. Bode, de origen alemán, desarrolló toda su carrera en los EEUU, con una primera e importante oportunidad de la mano de John G. Avildsen, con el que rodó parte de los exteriores de “Rocky” (1976) en la ciudad de Filadelfia. Tras este título, Bode se hizo cargo de “Saturday Night Fever” (1977), que en un principio también iba a haber dirigido Avildsen, y poco después obtuvo su única candidatura al Oscar por “Coal Miner’s Daughter” (1980), para el realizador Michael Apted, con el cual también hizo otro de sus trabajos importantes, “Gorky Park” (1983). Junto con “The Acussed” (Jonathan Kaplan, 1988) y “Don Juan de Marco” (Jeremy Leven, 1994), se trata de los trabajos más conocidos de un buen operador, que falleció de cancer de pulmón –a pesar de no haber sido nunca fumador- a los 59 años de edad en 2001.

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“Dressed to Kill” fue el segundo título de Brian de Palma rodado en formato panorámico anamórfico (el anterior había sido “Obsession”) y, estéticamente, es uno de los más característicos de su primera etapa. La película está rodada a través de una fuerte difusión en cámara (a veces, parece que con filtros Fog o Double-Fog de densidades entre #1 y #2), lo que hace que toda ella tenga un aspecto apastelado y fuertes halos en torno a las fuentes de luz y áreas sobreexpuestas de la imagen. Además, determinados segmentos oníricos, hacen un gran uso de filtros de estrella para conseguir determinados efectos y destellos. A pesar de que todo este tipo de filtraje ya supone de por sí una fuerte estilización de la imagen, el trabajo de Bode en “Dressed to Kill” parece buscar una estética lo más realista posible, de manera que muchas secuencias incluyen las fuentes de luz integradas directamente en los decorados (la habitación en la que el hijo de Angie Dickinson construye su máquina, la escena en que ésta se despierta en casa de su amante, con una lámpara de mesilla integrada, o todas las escenas en el metro de Nueva York, prácticamente rodadas con la luz disponible, como hiciera Owen Roizman en “The Taking of Pelham 1, 2, 3”), o bien luz rebotada o que simplemente incrementa/complementa los niveles de luz que se ven en pantalla para posibilitar el rodaje cinematográfico. Por supuesto, las escenas oníricas hacia el final de la proyección sí que hacen uso de luz muy azulada y muy poco natural, aunque pretenden precisamente crear este efecto.

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Bode además tuvo que trabajar bajo la siempre dificil dirección de De Palma, el cual coreografía muchas escenas de tal forma que el operador necesita utilizar un zoom (que en formato anamórfico son todavía menos luminosos) o incluso también cámaras lentas (que requieren duplicar los niveles de intensidad de luz cada vez que se duplican los fotogramas). Por ello, Bode tuvo que recurrir al revelado forzado con total seguridad, en uno o dos diafragmas, así como seguramente también al flasheado o un proceso similar (Chemtone), para conseguir una imagen de muy bajo contraste y mucha latitud de exposición que permitiera capturar detalle en la oscuridad. Bode –al contrario que Zsigmond, que únicamente las empleaba cuando tenía que ir muy abierto de diafragma- rueda casi siempre con lentes fijas y no con el zoom, lo que hace que la película tenga un aspecto muy característico de este formato. De Palma, por supuesto, hace uso de sus habituales artificios visuales (grúas, Steadicam, pantalla partida, lentes bifocales, etc.) y parece disfrutar mucho con una planificación muy elaborada que, en parte, hace que se olviden los problemas de guión que contiene esta imitación.

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Así pues, Bode demuestra aquí una vez más que es una pena que no tuviera una carrera más extensa en cine, o por lo menos en títulos de una mayor importancia, puesto que “Dressed to Kill” tiene un aspecto muy logrado en todos sus aspectos y además. resulta muy característica como proyecto de finales de los años 70, comienzos de los 80. Y todo ello además dando servicio a un realizador tan exigente como Brian de Palma, cuya planificación es aquí tan extraordinariamente compleja como en muchos de sus otros films, pero con una mejor integración en la historia, lo cual a la postre la hace más disfrutable.

Título en España: Vestida para Matar
Año de Producción: 1980
Director: Brian de Palma
Director de Fotografía: Ralf D. Bode, ASC
Ópticas: C-Series y Super PanaZoom Cooke
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.